El año pasado conocí a una española, a la cual le pareció casi una grosería que nos juntáramos para ver los Premios Oscar pero no los Premios Ariel. Un cuestionamiento muy válido si lo piensas detenidamente, ¿por qué vemos los premios cinematográficos de otros países si aquí tenemos unos propios?

Posiblemente por la concepción que tenemos del cine mexicano, tal vez porque no tiene mucha difusión y sólo se transmite en un canal abierto, el no tan visto canal 22. Tal vez es que no hay cortes comerciales, y por tanto, no es tan rentable. Un sinfín de posibilidades, lo que es cierto es que pocos nos reunimos para ver los Premios Ariel.

Y es una realidad, aunque sabía qué eran los premios, nunca los había visto. Hasta que fui parte de la comitiva de prensa.

Al ser mis primeros Premios Ariel, no tuve la suerte de vivirlo en Bellas Artes, a pesar de eso, la Cineteca terminó por ser una gran recinto, un poco más informal. Las alfombras rojas siempre terminan siendo caóticas si no estás en un lugar estratégico. Sobre todo al momento de llegar el equipo de Roma.

Muchas personas que habían conseguido cortesías fueron dirigidas por la alfombra roja, lo que decantó en que muchos asistentes se lanzaran encima de Yalitza Aparicio para tomarse fotos con ella. O acariciar al Borras, el perrito de la película.

Una realidad es que sin Roma, tal vez el cine mexicano no se miraría de la misma forma, al menos en este año.

De las grandes sorpresas de la noche fue el pronunciamiento de todas las mujeres que trabajan en la industria del cine mexicano, encabezadas por Alejandra Márquez Abella, directora de Las niñas bien, quien comenzó con el pronunciamiento. 

Los puños en alto con pañuelos rojos amarrados a las muñecas, proclamando el movimiento #YaEsHora, todas unidas por tres puntos iniciales: “Tolerancia cero a la violencia de género, paridad laboral e historias con perspectiva de género”.

A los pocos minutos los Premios Ariel dieron comienzo. Por cuestiones de espacio tanto las cortesías como prensa e invitados estaban repartidos en toda la Cineteca Nacional. Lo cual hizo que se perdiera un poco la sensación de estar en una premiación. 

Algo que escuché repetidas veces en el coctel, incluso varias personas encargadas de la ceremonia se cuestionaban si se había perdido el aura de premiación.

La premiación estuvo llena de pronunciamientos políticos, desde el #YaEsHora; pasando por discursos en mixteco, uno pronunciado por la ganadora a Mejor cortometraje de ficción, Ángeles Cruz, ella misma lo tradujo al español, en cambio, Gabriela de la Garza presentó la categoría Mejor guion original en este mismo idioma, pero ella no lo tradujo. 

Hasta el más constante, críticas sobre los recortes desmedidos a la cultura, en los que hubo frases como “los creadores no somos el enemigo” pronunciado por Ernesto Contreras, presidente de la Academia, y la sentencia de Arturo Ripstein, reconocido director, “el arte útil es propaganda”.

Los Premios Ariel fueron el canal por el que se visibilizaron diversas luchas actuales, lo que hizo que el gremio del cine nacional demostrara su postura frente a estos temas actuales, dejando en claro que no quitarán el dedo del renglón.

Como era de esperarse, la mayor ganadora de la noche fue la cinta de Alfonso Cuarón, Roma, con 10 estatuillas plateadas de las 15 nominaciones, entre ellas Mejor película, Mejor guion original y Mejor director.

El premio a Mejor actriz, para sorpresa de muchos, fue otorgado a Ilse Salas y no a Yalitza Aparicio como todos apostaban. A pesar de esto, fue un premio más que merecido, ya que su actuación en Las niñas bien fue excelente.

De entre las cinco cintas nominadas a Mejor película, dos fueron las grandes olvidadas de la noche La camarista de Lila Avilés y Museo de Alonso Ruizpalacios. Las cuales sólo se llevaron una estatuilla cada una, la primera por Mejor ópera prima para la directora y el segundo a Mejor coactuación masculina, otorgada a Leonardo Ortizgris.

Si pensamos que el nombre de los Premios Ariel proviene de la corriente ideológica “arielismo”, la cual es muy clara en su postura:

"Se caracterizaba por oponer al utilitarismo anglosajón los valores de la cultura greco-latina. Expresaba una visión idealista de la cultura latinoamericana como modelo de nobleza y elevación espiritual en contraposición a la cultura de los Estados Unidos como ejemplo de sensualismo y grosería materialista."

Lo cual curiosamente apoya desde el mismo nombre a mirarnos como mexicanos, antes de ver a los vecinos estadounidenses. Aun así es más común ver los Premios Oscar que los Premios Ariel, a pesar de que relativamente nos separan pocos años de la concepción de esta ideología. Incluso menos de la arraigada idea del “sueño americano”, la cual ha persistido más que nunca en estas épocas.

Como casi cualquier expresión social, es complicado encasillar la razón en una sola posibilidad, lo que es cierto es que los Premios Ariel son un eslabón cultural mexicano que debemos disfrutar, es nuestro.

Aquí la lista completa de ganadores:

Mejor coactuación masculina. Leonardo Ortizgris, por Museo.

Mejor coactuación femenina. Marina de Tavira, por Roma.

Mejor cortometraje documental. Sinfonía de un día triste de Carlos Morales.

Mejor cortometraje de animación. Viva el rey, de Luis Téllez.

Mejor cortometraje de ficción. Arcángel, de Ángeles Cruz.

Mejores efectos especiales. Alejandro Vázquez, por Roma.

Mejores efectos visuales. Sheldon Stopsack y David Griffiths, por Roma.

Mejor maquillaje. Pedro Guijarro Hidalgo, por Las niñas bien.

Mejor vestuario. María Annai Ramos Maza, por Las niñas bien.

Mejor diseño de arte. Eugenio Caballero, Bárbara Enríquez, Óscar Tello y Gabriel Cortés, por Roma.

Mejor música original. Tomás Barreiro, por Las niñas bien.

Mejor sonido. José Antonio García, Sergio Díaz, Skip Lievsay, Craig Henigham, por Roma.

Ariel de Oro. Nerio Barberis, editor de sonido.

Mejor edición. Alfonso Cuarón y Adam Gough, por Roma.

Mejor fotografía. Alfonso Cuarón, por Roma.

Mejor guion original. Alfonso Cuarón, por Roma.

Mejor guion adaptado. Silvia Pasternac, Carlos Carrera y Fernando Javier León Rodríguez, por De la infancia.

Mejor película iberoamericana. Pájaros de verano (Colombia), de Cristina Gallego y Ciro Guerra.

Mejor Ópera Prima. La camarista, de Lila Avilés.

Mejor largometraje de animación. Ana y Bruno, de Carlos Carrera.

Mejor largometraje documental. Hasta los dientes, de Alberto Arnaut.

Mejor actor. Noé Hernández, por Ocho de cada diez.

Mejor actriz. Ilse Salas, por Las niñas bien.

Ariel de Oro para el actor Héctor Bonilla.

Mejor dirección. Alfonso Cuarón, por Roma.

Mejor película. Roma.