Si una banda de postpunk responde a los calificativos de maldita, tenebrosa, pesimista… ésa es Joy Division, la banda de culto por excelencia.
No fueron muchos años, pero sí contundentes. Así fue la historia de Joy Division, un grupo que le entregó al mundo una nueva forma de hacer post punk y que quebrantó los supuestos de un género para darle vida a una nueva generación de músicos inspirados en la oscuridad de Ian Curtis (1956-1980), líder de esta agrupación. En 1979 lanzaron su primer disco Unknown Pleasures y aunque un año antes ya habían lanzado un EP (An Ideal for Living), fue este álbum el que marcó el hito de la banda y el que antecedió a la muerte de Curtis en 1980.
La figura de Curtis está envuelta en un gran misticismo. Es recordado como el genio musical de Manchester, el poeta maldito que le dio vida a Joy Division y que con solo dos discos (Unknown Pleasures, el póstumo Closer) cambió el rumbo de la música para siempre. Hoy, 18 de mayo se cumplen 40 años de su fallecimiento.
Apenas tenía 23 años de edad y escarmentó el peso de la depresión. Además sufría de epilepsia, vivía una crisis matrimonial, la responsabilidad de su temprana paternidad, el sentimiento de culpa por su "aventura” con la periodista belga, Annik Honoré y la abrumadora perspectiva de una gira por Estados Unidos. Se le hizo insoportable y lamentablemente se quitó la vida a nada de iniciar su gira de conciertos en vivo y el estrellato. Resulta llamativo que, en los 40 años transcurridos desde entonces, el recuerdo de Ian Curtis no se haya diluido: sigue muy presente.
El tono de la voz de Curtis era distinto a los gritos adolescentes de la era, e influiado por Jim Morrison y David Bowie (a pesar de que supuestamente lo odiaba), encajando a la perfección con las guitarras de Bernard Sumner y el singular bajo de Peter Hook, quien también evolucionó su instrumento en un género en el que pasaba desapercibido o solo se encargaba de seguir a la batería dentro de la base rítmica.
Hook decidió hacer algo especial no solo para recordarlo, sino para ofrecer algo a los fans de Joy Division en este aislamiento. Se trata de la transmisión (solo por 24 horas) de un show realizado por sí mismo con su banda acompañante, The Light, en 2015 donde interpretó todas y cada una de las canciones que compuso junto al grupo original: Ian Curtis, Bernard Sumner y Stephen Morris.
Hook organizó dicho concierto para salvar la iglesia de Cristo de Macclesfield, en Manchester. Ian Curtis iba de niño a esa iglesia con frecuencia, donde tuvo su primer acercamiento con la música, pues durante su niñez formó parte del coro. Los fondos que se reúnan irán específicamente a la fundación Epilepsy Society, la más grande organización benéfica médica en el campo de la epilepsia en el Reino Unido.
Como mencionamos Curtis sufría de epilepsia, condición que le provocaba fuertes ataques y que eventualmente ayudó a que si salud mental empeorara. Con el paso del tiempo sus ataques de epilepsia ocurrían incluso sobre el escenario, por lo cual reflexionó si renunciar a la banda. Así cuando se planeaban las fechas de Estados Unidos, los encargados de iluminación buscaban encontrar formas de que las luces no afectaran a Ian, creando incluso sets oscuros que determinaron aún más la imagen de la banda, o el misticismo alrededor de ella.
Cintas como 24 Hour Party People y Control narran la vida de Curtis desde distintas perspectivas, pero sólo la primera muestra un lado de Curtis del cual casi no se habla. Aunque se crea que era una persona oscura y triste, en realidad era bastante amable y se veía de esa forma la mayor parte del tiempo. Era algo serio, pero también sencillo.
Foto: https://upload.wikimedia.org/.