Abel Tesfaye ha brillado en la industria musical gracias a su alter ego The Weeknd, el cínico hedonista, eternamente deprimido que se odia demasiado como para echar a perder lo que ama, pero no lo suficiente como para cambiar.
Claro que después de su trilogía debut de EPs en la que se definió como ese hombre oscuro que no daba entrevistas, y sus fotografías eran difíciles de encontrar, su alianza duradera con el superproductor y compositor Max Martin lo llevó al mainstream y ha hecho que no pueda pasar desapercibido aunque queramos.
Existe un antes y un después más que marcado en la carrera de The Weeknd cuando en 2015 Max Martin produjo con el canadiense “I Can’t Feel My Face” (perteneciente a Beauty Behind The Madness), una apología nada sutil a la cocaína, pero con un sonido amigable para el Top 40, que lo hizo saltar al mainstream con un pop sofisticado.
El cual sólo terminó por denotar con “Starboy”, canción que le da nombre a su segundo LP, y que cimentó la imagen que tenemos de The Weeknd, el personaje que le encanta explotar a Tesfaye.
A pesar de que su EP My Dear Melancholy se acerca más al sonido crudo y potencialmente triste de sus inicios, pasó desapercibido, porque no tenía esa efervescencia pop tan bien cuidada de sus éxitos.
Pero en After Hours, su más reciente álbum de estudio, logró fusionar las dos facetas del personaje The Weeknd, el hedonista deprimido con letras potentes y ritmos que crean la sensación de soledad, y el maestro del hook pegajoso, amigable con las listas de popularidad y con su característico falsete.
Para The Weeknd la cohesión en sus álbumes es fundamental, una característica que no olvida en este nuevo LP, y posiblemente es el álbum donde se combinan mejor las canciones y los ritmos que lo conforman.
After Hours también funge como una narración que tiene inicio, clímax y desenlace, el cual no termina nada bien. Dividido en dos, en la primera parte podemos vislumbrar un poco el arrepentimiento de este cínico crónico, con un R&B triste y solitario, coronado por “Hardest To Love”.
En cambio la segunda parte, nos presenta una explosión de energía ochentera, que comienza con la conciencia de que no quiere cambiar, determinado con “Heartless” el primer single del álbum. Un clímax que sin duda llega a su cenit con el éxito, “Blinding Lights”.
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Sin duda, es un álbum que logra entremezclar a The Weeknd, casi, sin fallar en el intento lo que decanta en uno de los mejores LPs de su carrera. Sobre todo si lo completamos con los videos musicales que cuentan una mórbida historia del personaje de saco rojo, quien en sus momentos más brillantes, parece una imitación en ácido del Joker de Todd Phillips y Joaquin Phoenix.
Tal vez la primera parte de After Hours, The Weeknd se asemeja al discurso que Joaquin Phoenix pronunció en los Premios Oscar.
Lo cierto es que el propio músico canadiense ha admitido la fuerte inspiración del Joker, una exploración sobre la locura visible en el álbum, tal vez precisamente en la contradicción en saber el problema, y simplemente no querer hacer nada al respecto.
Aunque este aspecto es mucho más tangible en los videos musicales que han acompañado los singles, los cuales cuentan una historia mórbida sobre drogas, descenso a la locura y una explícita representación de “pierdo la cabeza por ti”.
La historia del personaje de saco rojo se ha terminado de contar, con una vibra ochentera que no podemos obviar y sin duda disfrutamos. Todo comienza con “Heartless”.
Para continuar con “Blinding Lights”.
Y luego con un cortometraje que muestra cómo hay algo mucho más grande que lo jala hacia la locura en “After Hours”.
Para luego terminar con un slasher ochentero, con la sátira y el baile que se necesita, con “In Your Eyes”. Sin duda, el saxofón de esta canción te sumerge en esa época sin remedio.
Por lo tanto, After Hours es un álbum audiovisual, tal vez más metaficcional de lo que podríamos esperar de un álbum pop. Aun así, es más que interesante ver proyectos así llevados a cabo.
Cabe recalcar que sin previo aviso, The Weeknd subió a todas las plataformas una inesperada versión deluxe de After Hours con colaboraciones y remixes de las canciones del álbum, lo cual ofrece más material para consumir estos días. Aunque ciertamente su melancolía y constante referencia a la soledad no siempre pintan como la mejor forma de sobrellevar los tiempos que nos acontecen.
Aun así, es un álbum muy bueno que vale la pena escuchar, sobre todo, a deshoras, como fue planteado por el cantante canadiense.