La ropa no sólo cubre nuestro cuerpo de la intemperie, también es el cómo nos mira el resto del mundo. Se convierte en nuestro disfraz a los ojos de los otros, Virginia Woolf decía que su ropa le interesaba profundamente, pero que no era amor, y ahí estaba el problema.
Sino un estado mental paradójico y desconcertante que incluye el placer y el horror duales de ser visto desde el exterior, los cálculos mentales que hacen sobre uno mismo cuando es percibido y evaluado externamente, lo público versus lo privado, todo aquello revelado en una mirada.
Se han dedicado muchos estudios a la relación de Woolf con la ropa, incluido el trabajo de los autores RS Koppen, Lisa Cohen, Jane Garrity y Claire Nicholson. Entre sus escritos y los de ella, este interés no es difícil de analizar: la ficción de Woolf se ocupaba de las cuestiones modernistas del tiempo, la conciencia y la autorrepresentación, especialmente la relación entre el exterior y el interior.
Las tensiones entre lo que se crea en nosotros y lo que es natural, si siempre se puede hacer una distinción, y ella vio la ropa como una metáfora adecuada y un reflejo genuino. En Orlando, Virginia Woolf reflexiona sobre acerca de esta metáfora:
“Por vana que parezca, la ropa tiene, dicen, oficios más importantes que simplemente mantenernos calientes. Cambian nuestra visión del mundo y la visión que el mundo tiene de nosotros”.
Este libro ha sido particularmente un fetiche para el mundo de la moda, un libro que trasciende el género y el tiempo. Gracias a esta novela, Woolf es un referente atemporal para hablar sobre las dificultades y las incomodidades de la ropa, así como sobre su potencial transformador.
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Gracias a estas exploraciones modernistas, Woolf ha sido un referente constante en los últimos años en la moda. Tal vez uno de los más representativos es el debut como director creativo de Kim Jones en Fendi.
El diseñador, que también es director artístico de Dior Men, tomó a Woolf como tema principal de su debut. Recurrió a Bloomsbury Group, el círculo rico y bohemio del que formaba parte la escritora.
Jones ha dicho que se inspiró en las energías artísticas e intelectuales del grupo desde una edad temprana, ya que vivió en la casa donde Woolf tenía “su cuarto propio”. Sin embargo, aunque este grupo ofreció el telón de fondo, fue Orlando quien ocupó un lugar central en el desfile: sus temas resonaron en las formas y siluetas híbridas de la colección; líneas de texto del libro grabadas en garras de nácar; pasajes de las cartas de amor entre Woolf y Vita Sackville-West, en quien se basó el personaje principal Orlando, leídos por el elenco de supermodelos y miembros de la familia Fendi reunidos.
Un año más tarde, Kim Jones ha traducido su fascinación y encandilamiento por el trabajo de estos intelectuales en las páginas de The Fendi Set: From Bloomsbury to Borghese, un libro que vincula la historia de la casa de moda con este grupo de intelectuales de Bloomsbury.
En sus páginas recoge con una belleza majestuosa, el trabajo documental y retratos victorianos de lugares y personalidades realizados por el fotógrafo Nikolai von Bismarck.
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Pero Kim Jones no ha sido el único fanático de Woolf, sino que el mismo Museo Metropolitano de Arte la tomó como inspiración, a pesar de que nunca se llevó a cabo la exposición, About Time: Fashion and Duration, por la pandemia.
En 2020 la exposición exploraría cómo la ropa genera asociaciones temporales que fusionan el pasado, el presente y el futuro, con Woolf actuando como el "narrador fantasma" de la exhibición. La curaduría de la exposición se basó en parte en la adaptación cinematográfica de 1992 de Sally Potter, Orlando, protagonizada por Tilda Swinton.
Pero el inicio podríamos encontrarlo en la colección de 2016 de Christopher Bailey en Burberry inspirada en Orlando. Quien, apoyándose en una visión lúgubre de la fantasía histórica compuesta por camisas con volantes, pantalones de pijama de seda y colores enjoyados, los diseños de Bailey alentaron una nueva variedad de Woolf-manía y señalaron un movimiento creciente hacia el espectro del género.
Después llegaron Alexa Chung, Hades Wool, Preen, Givenchy e, incluso, Rei Kawakubo, diseñadora de Comme des Garçons, quien diseñó el vestuario para la producción de Orlando de la Ópera Estatal de Viena.
Pero la pregunta es qué explora Woolf y su Orlando que los encontramos desde 2016 en cada esquina. Algunos diseñadores hablan de admirar a Woolf por la profundidad y previsión de sus ideas; otros elogian a su cohorte más amplia por su polinización cruzada creativa.
Pero el interés en Orlando es más específico. La novela es un punto de referencia adecuado para un mundo de la moda cada vez más interesado en la ropa sin género , incluso si los resultados todavía parecen insuficientes. Este renacimiento más reciente también parece estar relacionado con un énfasis renovado en la propia identidad y relaciones queer de Woolf.
La tendencia sin género e inclusiva continúa en cada temporada, y Woolf es un punto de partida interesante y fresco para desencadenar diálogo sobre el género, la sexualidad y la identidad vestida. El lugar idóneo para intelectualizar aquello que llevamos siglos explorando en carne propia, somos diferentes según nos vestimos.
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FOTO: Unknown authorUnknown author, Public domain, via Wikimedia Commons