Si el fin del mundo todavía no ha llegado, pero se siente como si estuviéramos formados en la fila que nos llevará a presenciarlo en primera fila, quizá la vida es en sí un simulacro. Es decir, actualmente atravesamos una de las mayores crisis humanitarias y sanitarias en el mundo, y nuestras vidas no se terminan. Nada está en línea recta y para demostrarlo basta con mirar desde marzo de 2020 a la fecha, tras una pandemia y su nivel de mortalidad, los segundos siguen contando y ninguna muchedumbre zombi nos resguarda afuera de nuestras casas.
Nuestras vidas continúan y aunque han existido importantes cambios significativos y de alto impacto para algunos, como la muerte de algún cercano, la pérdida de un trabajo, el recorte salarial o más ejemplos dolorosos, el espacio para el humor y sus contradicciones nunca se ha perdido, o no del todo.
Todos, o casi todos, crecimos con películas en las que los escenarios distópicos intervenidos por alguna pandemia se veían urgentes a encontrar la vacuna para la erradicación del mal que atormenta el mundo. Nadie se esperaba un escenario en el que una vez teniendo la vacuna parte de la población se daría la vuelta en un gesto de desconfianza y se negara a vacunarse.
Más allá de las narrativas mediocres que lo menos interesante de Hollywood y semejantes nos hayan ofrecido, es verdad que este plot twist nadie lo vio venir. ¿Qué está pasando? Claramente hablamos de un porcentaje, no de toda la población en sí. Sin embargo, es curioso preguntarse por qué ante un problema de magnitud mundial, se desconfíe de una de las principales alternativas de erradicación a este.
Tan solo en Estados Unidos la primera campaña de vacunación inició en diciembre de 2020, por lo que en primavera ya se habían inyectado más de 3 millones de dosis diarias. Pero hoy que existe más disponibilidad, hay gente que no se está vacunando, ¿por qué?
No hay una respuesta que abarque o generalice todos los casos de este suceso. Sin embargo, existen unas aproximaciones que nos ayudan a darle tierra a estas circunstancias. Casi todo tiene que ver con las teorías conspirativas, o mejor dicho, las fake news. Por ejemplo, en las redes sociales se viralizó un tuit de la enfermera de Luisana, Olivia Guidry, quien aseguraba que las vacunas usaban una tecnología de “ADN recombinante”. Igualmente, aseguraba que las vacunas modificaban el ADN a niveles moleculares, por lo que sugería a sus seguidores a no vacunarse.
Por otra parte, se popularizó un mensaje, igualmente a través de Twitter, en donde el político demócrata, Jon Cooper, aseguró que Guidry murió por complicaciones de la misma enfermedad que tiene al mundo de cabeza. Además, no sólo lo comentó, si no lo hizo retuiteando el tuit en el que ella desconfiaba de esta alternativa médica y científicamente comprobada en laboratorios especializados.
Olivia died Saturday from complications from Covid-19.#GetVaccinated pic.twitter.com/Yais980nGn
— Jon Cooper ?? (@joncoopertweets) July 12, 2021
Hablamos de un ejemplo entre tantos, y es que a pesar de que las razones puedan sonar absurdas para muchos, también tiene sentido la desconfianza que muchos le tienen a las autoridades tanto gubernamentales como instituciones científicas que, al fin de cuentas, se movilizan a través de intereses económicos y políticos.
Más allá de cuál sea nuestra postura y señalarla sobre los edificios de superioridad moral en los que a veces nos asomamos, ¿cuáles han sido las estrategias para convencer o invitar a la gente a vacunarse? En un sentido en como dirían los memes, “imagínate vivir en Suecia y perderte de esto… (imagen descriptiva de algo que solo pasarían en México o Latinoamérica, o cualquier región de escasos recursos)”; hablemos sobre las campañas de vacunación que figuras públicas y demás instituciones están emprendiendo con la intención de invitar a quienes todavía no están seguros de vacunarse.
El bronco y su meme
A través de un meme el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, lanzó un mensaje en tono regañón para los jóvenes que no quieren vacunarse. Al respecto, comunicó lo siguiente a través de sus redes sociales:
“Me he enterado que hay muchos jóvenes que no acudieron a vacunarse porque en su municipio no estaban aplicando dosis de la marca que ellos querían; y que ahora, por su desidia, se quedaron sin vacunarse, y tendrán que ir como rezagados en las próximas fechas de vacunación”.
Buen día. Ayer la Secretaría de Salud reportó 42 lamentables fallecimientos por COVID-19, de los cuales 23 corresponden a los grupos más jóvenes, entre ellos un menor de 17 años sin padecimientos previos. Además de reportar mil 388 nuevos contagios.
— JAIME RDZ EL BRONCO (@JaimeRdzNL) August 17, 2021
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De Dolly Parton al Dalai Lama
Jamás hubiéramos pensado que figuras como Dolly Parton y el mismísimo Dalai Lama tuvieran un poco de humor en común.
Después de que la cantante de 75 años, Dolly Parton, fuera vacunada en Tennessee, lanzó el siguiente mensaje para invitar a la gente a vacunarse sin temor: “Sólo quiero decirles a todos los cobardes del público: no sean tan gallinas. Salgan y pónganse la inyección”.
Igualmente, la imagen del Dalai Lama recibiendo la vacuna se viralizó para mostrar la confianza en la ciencia y la vacunación.
Al final la decisión está en uno mismo, no hay una correcta o incorrecta, quizá el único espacio en el que la ética tome juego en este escenario es en una cuestión de cuidarnos. Es decir, está bien si no te vacunas, está bien si lo haces, simplemente no bajes la guardia y recuerda que, por muy cliché promocional y político que pueda sonar, el siguiente slogan tiene una carga metafísica, filosófica y hasta científica, meramente real: si te cuidas tú, cuidas a los demás.