El ciclo de la vida es sencillo, nacemos, crecemos y morimos. Sin embargo, se vuelve complejo cuando hay que existir entre el segundo y el último. Mientras la vida nos sostiene en el sistema que hemos creado, son muchas las cosas que suceden. Cuando somos niños todos es realmente sencillo, nuestros padres están ahí para nosotros, tenemos una casa, comida, ropa y nuestros problemas son resueltos con facilidad.
El asunto es que nuestras problemáticas se van complejizando conforme vamos creciendo. Hasta que, de repente, un día sin darnos cuenta pasamos de llorar por un balón perdido a llorar porque se nos terminó el gas a la mitad de nuestra ducha. Entonces “la vida adulta” nos voltea la cara de un golpe y la solución no está en ir a llorar al regazo de nuestros padres para que nos ayuden, es momento de resolver nuestra vida nosotros mismos.
¡Alto! Demos dos pasos atrás, o bueno, quizá unos cuantos más. ¿En qué momento llega la vida adulta? Muchos piensan que llega con nuestro primer trabajo estable o con nuestro primer ingreso económico. Otros sugieren que cuando ese ingreso nos da para contribuir en los gastos de la casa. Sin embargo, y a pesar de que ya ayudemos económica y activamente en casa, quizá esa famosa “vida adulta” llega cuando decidimos independizarnos.
Salir de casa de nuestros padres es salir al mundo en muchos sentidos, la vida adulta no sólo se trata de pagar cuentas, o bueno sí, pero es mucho más complejo que eso. Es decir, pagar el gas, la luz, el internet y demás servicios es sólo el inicio de una enorme lista de cuentas a pagar en lo que nos queda de vida. Y esto se potencializa cuando decidimos emanciparnos y salir de casa de nuestros padres.
Ya sea con roomies o sin roomies, pensar en alquilar un piso completo o una habitación, siempre va a implicar una gran responsabilidad. Nada que nadie nos haya advertido, pero sin duda algo que de una u otra forma nos pesa demasiado al momento de iniciar. Las mudanzas son tan románticas y poéticas, como también fastidiosas y completamente odiadas. Si estás buscando independizarte, considera que no sólo se trata de trasladar tus cosas de un lugar a otro y tener unas cuentas que pagar. Es importante tener muy en cuenta los pasos que hay de por medio, pues contemplarlos marcará la diferencia.
Ahora te damos unos consejos a considerar, para que el próximo paso que des en tu vida no sea falso.
Independizarse es complicado, pero es una de las decisiones más importantes y necesarias que debemos acatar en nuestras vidas. Imaginemos como una planta, cuando vivimos en casa de nuestros padres nos dan tierra, maceta, fertilizantes, sol, agua y demás para que crezcamos. Asimismo, pensemos en esa maceta como nuestra habitación, como cualquier planta, una vez que nuestras raíces están creciendo lo suficiente y nuestras hojas también, necesitamos cambiar de maceta para seguir vivos y no marchitarnos.
Algo así pasa con nosotros y nuestra personalidad, al salir de casa de nuestros padres, salimos de nuestra habitación en donde encontramos gran parte de nuestra personalidad, pero no hemos terminado todavía. Durante esos años desarrollamos gran parte de nuestra visión del mundo en las cuatro paredes de nuestra habitación, cuando decidimos salir, decidimos ampliar nuestra personalidad y dejar la maceta para sembrarnos en un jardín.
Incluso cuando no pensamos quedarnos en un mismo departamento, casa o país, inmediatamente; salir de casa de nuestros padres nos permite conocernos realmente a nosotros mismos. Esa pequeña planta que sembraron nuestros padres, busca convertirse en un árbol ambulante en el mundo para después encontrar el sitio en donde crear raíces. Mientras tanto, el viaje se vuelve interesante.
Sin embargo, nada es sencillo y la vida siempre busca cómo problematizar. ¿Estás pensando en dar ese paso pronto? Ahora te damos consejos vitales para que no falles en el intento y tengas todo preparado.
Reflexiona lo que buscas y si es viable
Para dar ese paso es necesario saber qué buscas. Salir de casa de tus padres es lo primero, pero a dónde vas. ¿Quieres rentar un departamento solo? ¿Buscas una habitación dentro de un depa con roomies? ¿Quieres alquilar un departamento junto con un amigo?
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Una vez que tengas resuelta esta duda, es momento de reflexionar sobre si tienes o no los medios para hacerlo. Revisa tu situación económica, ¿tienes un trabajo estable? ¿Tienes dinero suficiente ahorrado? Es decir, recuerda que para rentar casi siempre hay que dar un depósito, pagar una mudanza y comprar muebles o electrodomésticos indispensables para vivir.
Habla con tu familia
Independizarse es una decisión increíble, habrás escuchado que muchos mejoran su relación con sus padres una vez que se han salido, y es que en definitiva es verdad. Más allá de eso, es importante tomar esta decisión por uno mismo y no como una ruta de escape. Asimismo, es indispensable salir en buenos términos con nuestros padres. Para esto, procura ser directo pero con tacto, los padres van a padecer el síndrome del nido vacío, por lo que hay que tenerles paciencia y explicarles que las razones se encaminan en la búsqueda de nosotros mismos y nuestra propia vida, y no por un hartazgo o algo similar.
Una vez fuera, planifica tus rutinas
Es momento de dar un reset a nuestras agendas y empezar con nuevas rutinas que nos permitan hacer nuestras actividades, mientras también logramos comer sanamente, limpiar y tener una vida digna, sin morir en el intento. Se trata de uno de los puntos más difíciles de asumir, pero una vez que lo logramos ya estamos del otro lado.
Al principio nos sentiremos en extremo agotados y cada vez entenderemos más a nuestros padres, pero con el tiempo nos iremos conociendo a nosotros mismos y nuestro espacio lo reflejará.
Sin duda, salir de casa de nuestros padres no sólo es un gran paso, sino uno necesario para seguir en el camino y descubrirnos en la vida. Se trata de una de las mejores y más pesadas aventuras de la vida, así que anímate, toma todo en cuenta, y sí, habrá días que extrañarás la comodidad, pero recuerda que salir de tu zona de confort es vivir.
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