Apenas hace unos días, se detectó una señal de radio en la Tierra proveniente de una galaxia a 500 millones de años luz de nuestro hogar, por allá en el magno espacio sideral, y todos nos preguntamos, ¿será verdad que no estamos solos? ¿Estamos hablando de un contacto alienígena?
Cuando Carl Sagan hablaba de las increíbles maravillas que habitaban el universo y todo lo que aún se esconde ante nuestros ojos y nuestro entendimiento, inspiró a más de una generación a abrir las puertas de la imaginación y dejar entrar toda una lluvia de ideas, en las que se colaron un sinfín de historias de ciencia ficción.
En los rincones de la literatura, el cine, y en el arte en general, se dispersan miles de semillas, para crecer en grandes cultivos de historias ficticias en el campo de los sueños más intrínsecos de la humanidad. Desde las dudas primitivas sobre nuestra existencia y la relación de nuestra conciencia con el mundo y lo que hay más allá del cielo, hasta las nuevas interrogantes sobre el funcionamiento de las grandes fuerzas en el plano conocido; es inevitable que el ser humano se siga cuestionando sobre su soledad en este vasto universo, ¿será que existe más vida como la conocemos por allá buscándonos?
Duda preliminar en la reciente película de James Gray, Ad Astra, en la que la trama subraya dichos planteamientos existencialistas, para adentrarnos en una historia apegada a la inquietud sobre la posibilidad de vida en otros planetas. Si arrastramos la pregunta a la cotidianidad de nuestras vidas, quizá suene demasiado absurda.
Te puede interesar - Apuntes existencialistas sobre “Ad Astra: Hacia las estrellas”
Piénsalo, todos los días atravesamos mares de gente, vemos noticias de gente, gente aquí, gente allá. Una seria crisis de sobrepoblación, sin duda, y todo lo que esto conlleva, pero lo cierto es que de alguna, u otra forma, siempre terminamos en el inmenso agujero del cliché del sentirnos solos entre la multitud. Por eso miramos las estrellas, anhelamos encontrar un significado filosófico, espiritual o científico para darle sentido a la inmensa palabra “vida”.
Desde historias épicas en las que los viajes intergalácticos y la comunicación entre distintas civilizaciones de otras galaxias son una realidad –pensando en Star Wars o Star Trek– hasta ficciones más poéticas que aterrizan en el pensamiento ontológico, como es el caso The Arrival y Annihilation, el tema de la vida en otros planetas siempre nos dará diversas áreas para explorar.
No por nada, cuando leemos o escuchamos que se ha recibido una señal de radio proveniente de otra galaxia, a 500 años luz de la nuestra, el corazón nos rebota de una inquietante emoción al pensar en la posibilidad de vida alienígena. ¡No estamos solos! Pensamos, y la incertidumbre y el miedo juegan un papel protagónico en nuestra mente, para poner a tambalear todas las ideas y conocimientos que hasta ahora tenemos.
Sin embargo, sin afán de querer ser aguafiestas y querer arrojar todas esas teorías y mundos que habitan en la ciencia ficción, lo cierto es que la noticia reciente es cierta. Y por muy alucinante e increíble que esto pueda parecer, lo cierto es que se trató de un evento astronómico completamente normal: una ráfaga rápida de radio.
En los últimos años, se han detectado más de cien. La primera fue detectada en 2007; según Alex Riveiro, divulgador científico, se trata de una de los enigmas más modernos que existen en la astronomía. En el caso de esta ráfaga recientemente detectada, lo curioso es que se repite en la misma frecuencia cada 16 días. Esto da la oportunidad de que el fenómeno sea estudiado con mayor detenimiento, pues sigue sin definirse cuál es el origen o causa de estas señales.
Si bien, la idea de que pueda tratarse de un mensaje extraterrestre no se ha descartado completamente, lo cierto es que los científicos han estudiado estas ráfagas para tratar de entender de dónde vienen, sin mencionar aún la posibilidad de vida alienígena. Hasta ahora, lo que sabemos de estas ráfagas es que son un fenómeno astrofísico de gran energía de origen desconocido que se manifiesta como un pulso de radio fugaz que dura en promedio unos pocos milisegundos.
Es decir, aún no tenemos idea de qué se trata, al menos no en su totalidad, pero esto no quiere decir que signifique precisamente de alguna civilización alienígenas. Incluso, se ha descubierto, por mencionar las miles de posibilidades antes de otra civilización inteligente, que ondas pasadas de radio provenientes de la misma Tierra regresan a oírse por su rebote y viaje intergaláctico que suponen.
Por muy loco, increíble y hasta esperanzador que esta noticia podría sonar, la verdad es que ninguna teoría se puede desechar aún y la pregunta quizá se resuelva un día, ¿estamos solos en el universo? Quizá en unos años, siglos o más, alguien nos encuentre o encontremos a alguien por allá, en algún planeta rodeado de la inmensidad.