Apuntes existencialistas sobre “Ad Astra: Hacia las estrellas”

Entretenimiento Calendario 18 sep 2019 Paulina Martínez

 

¿Estamos solos en el universo? Esta pregunta nos ha perseguido desde que la conciencia invadió nuestros cerebros al evolucionar. Una vez conscientes y capaces de entender el mundo que nos rodea, quisimos ir más allá de las estrellas. Pero, ¿quiénes somos sin la mirada del otro? La perla azul de nuestro planeta Tierra no es más que un punto perdido en el vasto espacio que nos alberga, pero si ninguna otra vida inteligente lo encuentra, ¿quiénes somos en realidad?

Ad Astra, dirigida por James Gray (Z: la ciudad perdida) y protagonizada por Brad Pitt, se propone un drama existencialista en un viaje en gravedad cero, hacia los recónditos anillos de Urano. Se trata de una misión secreta en la que más allá de salvar al mundo, Roy (Brad Pitt) buscará a su padre en el hiperespacio, a quien él da por muerto. 

Con una actuación impecable, Brad Pitt interpreta a Roy Mcbride, un astronauta absorto e introspectivo que escuchamos durante toda la cinta. A modo de voz en off, Roy va registrando sus pruebas psicológicas en su bitácora espacial, y nos permite entender a profundidad al personaje. 

Bajo la tesis existencialista de Sartre, en la que el ser humano “es lo que él mismo se ha hecho; en él la existencia precede a la esencia”, la cinta cinematográfica desarrolla una trama en la que la búsqueda de sentido se sostiene en la mirada testigo del otro. En este caso, el otro es la posibilidad de vida inteligente en otros planetas. 

La ciencia ficción es uno de los géneros más versátiles en la historia de la literatura y el cine, las posibilidades se expanden. La nitidez y resolución de los problemas narrativos se vierten en diferentes tintes. Para Ad Astral el tintero fue la penca filosófica del ser y el existencialismo de Sartre. Sin aventarnos al mar existencialista de esta teoría, para Sartre la búsqueda de sentido de una vida humana es una pérdida de tiempo. Según el filósofo francés, “sólo se puede hablar del sentido que cada uno le da, de los valores que cada uno inventa”. 

La psicología del personaje va revelándose tan lenta y sutilmente que te permite apreciar a profundidad los miedos e inquietudes de Roy, desde una perspectiva íntima en la que el espectador puede acercarse tanto que se ve inmerso en él. Roy se enfrenta a la soledad de cualquier viajero espacial, pero sobre todo se enfrente a la soledad que trae consigo mismo. 

No es la primera vez que vemos un drama de introspección y autodescubrimiento en el espacio, es más, me atrevería a cuestionar, ¿para qué sirve imaginar los viajes intergalácticos, sino para escapar de uno mismo y de los demás? Sin ser tan tajantes, el arte siempre se ha servido de esta insaciable sed por descubrir y redescubrir, una y otra vez, al ser, nuestro origen, qué hay más allá de lo que la supertecnología astronómica nos ha permitido llegar. 

En épocas panfletarias, en las que pareciera que artistas, activistas y pensadores pregonan que han descubierto la verdad, no sabemos muy bien cuál, pero aseguran que así es, resulta gratificante ver en la pantalla grande una historia natural y real en la que podemos regresar a las preguntas primitivas, esas que nunca cesarán. 

Además, en un “futuro cercano”, como dicta la línea temporal de la película, la tecnología y los recursos científicos a los que acude esta cinta se ven realistas. Estamos acostumbrados a ver películas de viajeros en el espacio con naves en las que han logrado derribar la gravedad, en Ad Astra seguimos viajando en gravedad cero, pero ahora llegamos más lejos de lo que nunca creímos en tan sólo unos años. 

Una película con una excelente dirección y grandes actuaciones, banda sonora envolvente, justo lo que se exige en una película espacial. Al igual que, efectos especiales y de cámara bien logrados. Nada parece irreal, esta historia va más allá de la ciencia ficción, esta historia se esmera en responder inquietudes que han acosado a la humanidad desde los albores de la vida como la conocemos. 

Ad Astra te hace pensar en la experiencia viajera de una vida encarnada en un cuerpo humano, en sus relaciones interpersonales, sus decisiones, sus miedos, y en una especie de suerte narrativa, dejas de ver a este personaje (Roy) en tercera persona y terminas preguntándote sobre la relación que llevas contigo mismo, así, en primera persona. ¿Quiénes somos sin la mirada del otro? O mejor dicho, ¿quienes somos ante nuestros ojos? 

Ad Astra estará disponible en más de mil pantallas a partir del próximo 20 de septiembre. 

En circuloplussanborns.com/, utilizamos cookies para proporcionar y mejorar nuestros servicios.

Esto nos ayuda a ofrecerte la mejor experiencia posible. Al utilizar nuestro sitio, usted acepta usarlos. Aprenda más

Círculo Plus Sanborns