Apenas el año pasado el Museo del Prado celebraba sus dos siglos de existencia. En este tiempo han sucedido hojas y hojas de Historia, desde que se decidió que fuera un museo gracias a que Napoleón así lo estipuló, pasando por la huida de las obras más importantes con destino a Ginebra para que quedaran a salvo de la guerra civil, hasta el tiempo presente, donde se han cerrado sus puertas indefinidamente.
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Gracias a lugares como la pinacoteca ubicada en Madrid, España, es que podemos echar un vistazo a nuestra historia como humanidad representada por las grandes miradas y pinceles que han pisado nuestro planeta.
El arte siempre ha sido un punto de encuentro entre tiempos, espacios y personas que han tenido la oportunidad de mirarlo, y aunque no precisamente hayan tenido un disfrute estético, o les haya cambiado la vida, siempre son ventanas a realidades que en momentos como estos, bien podrían ser portales para presenciar la mirada de nuestro pasado.
Cuando hablamos de arte, los puristas y amantes de las experiencias en carne propia, no piensan los recorridos virtuales como formas útiles para apreciar el arte. Tal vez una experiencia completa, en cuerpo y mente, a un espacio es básicamente irreplicable por los olores y sensaciones, pero en momentos como estos, no debemos de ver estos portales como simples representaciones, sino como posibilidades.
Tal vez no se compare al estar en un vuelo por casi un día, bajar tus maletas, conocer el barrio donde estarás quedándote, desplazarte hasta el Museo del Prado y pasar horas y horas viviendo en carne propia obras que gracias a su maestría o significado se han recubierto del aura de la que hablaba Walter Benjamin.
Pero sin duda, entrar a la página web del Museo del Prado y adentrarte en alguno de los recorridos preestablecidos, o crear el tuyo con la duración y las obras que siempre has querido ver de cerca, es una posibilidad.
En los siglos pasados, cuando sólo las explicaciones y pinturas podían dar fe de la existencia de cosas o situaciones, la literatura, por ejemplo, daba largas y largas descripciones sobre cosas que ahora podemos tener con unos cuantos clics. La imaginación era lo imperante en los tiempos en los que no podías conocer los elefantes en África, o las frutas en el Nuevo Mundo, sólo así podías tener una noción de todo aquello que no podías experimentar.
Vivimos en tiempos extraños donde decenas de miles creen que la tierra es plana porque no han presenciado con sus propios ojosque no lo es, y tal vez sentarte frente a algún dispositivo por dos o tres horas, leyendo sobre una pintura y dándole zoom como a cualquier fotografía, no es lo que podríamos catalogar como una excursión al Museo del Prado. Y ciertamente no, pero por el momento, tal vez esta sea una forma de despejarnos y llevar nuestra mente lejos de donde estamos.
Tal vez visitar el Museo del Prado desde nuestra tableta, sea el incentivo que necesitábamos para ahorrar lo necesario y en un tiempo viajar a Madrid para conocer en persona aquellos cuadros que nos ayudaron a despejarnos del momento presente.
Existen miles de posibilidades, pero parece el momento idóneo para darnos una vuelta virtual por todo aquello que no hemos conocido, para preparar en un futuro la experiencia corporal que deseamos en este momento.
No por nada este tipo de recorridos han existido en el Museo del Prado desde hace bastante, pero recibían a escasas 20 mil personas, las que rápidamente en esta época de han convertido en dos millones.
Definitivamente lo que necesitamos es una pizca de exterior, conocimiento y oportunidad de mirar (casi) cara a cara a nuestro pasado, y cómo es que nuestra especie ha logrado superar situaciones aún más caóticas.
Siempre es un buen tiempo para usar la imaginación como vehículo. Y qué mejor, ahora no sólo tenemos palabras, sino imágenes.
Los recorridos virtuales por el Museo del Prado los encuentras en su página oficial: https://www.museodelprado.es/.
Después de entrar, da clic en el apartado “Mi Prado”, donde te dirán los pasos que necesitas seguir para crear tu propio recorrido, o bien, adentrarte a los recorridos preestablecidos.