Estamos en unos tiempos muy críticos, donde las nuevas generaciones están transformando los paradigmas con los que crecieron, y que en su momento fueron perjudiciales para ellos. Y aunque muchos son conceptos recuperados del pasado, como el body positivity, la manera de expresarlo está profundamente arraigada a estos tiempos, con todo lo bueno y todo lo malo.
Así es como movimientos que nacieron como una exigencia para que las instituciones médicas trataran de forma digna a las personas con sobrepeso, la exposición mediática y el bombardeo, han transformado el body positivity en una nueva exigencia casi imposible de llevar a cabo como las anteriores: amar tu cuerpo todo el tiempo.
Aunque la idea de amar tu cuerpo sin importar nada suena muy bien, a la larga estar rodeado de estándares de amor propio que muchas veces son inalcanzables, hacen que los usuarios de estas corrientes, se sientan mal consigo mismos.
Ya que nadie nos enseñó que amar todo el tiempo es una tarea tan titánica, como puede ser castigar a tu cuerpo para obtener una figura perfecta. Incluso, algunas personas han comunicado tener episodios de ansiedad, estrés e incluso depresión.
Los estándares no están en tener un cuerpo perfecto, pero hace de nuestro cuerpo y la forma en la que nos sentimos con él, literalmente todo lo que somos. Y eso es igualmente peligroso.
En este sentido, y como una respuesta a este bombardeo de “amor”, han llegado propuestas que desean que miremos a nuestro cuerpo sin ningún juicio de valor. En 2017, Anne Poirier habló por primera vez del body neutrality, reivindicando el hecho de que nunca estaremos 100% satisfechos con nuestra apariencia, y está bien.
El body neutrality busca dar visibilidad a los cuerpos reales sin necesidad de alabar el cuerpo o estigmatizarlo, simplemente tratándolo como algo neutro. Es decir, el body neutrality quiere que aceptes tu cuerpo tal y como es, sin obligarte a amarlo completamente a todas horas ni a castigarlo por no cumplir las expectativas ajenas o propias.
Pretendiendo que trates a tu cuerpo como algo neutro, sin alabarlo ni castigarlo, ya que habrá días en que te aceptarás más o menos, días en los que verás más tus complejos que otros y no pasa nada.
Al final, el amor no es amar sin medidas cada detalle de alguien, y mucho menos amar sus errores, sino entender que lo que haya del otro lado no necesariamente nos gustará todo el tiempo, pero hay la suficiente armonía como para encontrar comunión. Y esto debemos de llevarlo también a nuestra manera de percibirnos.
Así pues, el body neutrality se podría resumir en estos mantras:
- Soy más que mi apariencia.
- Mi apariencia es solo una de las muchas facetas de lo que hacen que yo sea yo.
- Mis valores no dependen de mi apariencia. Soy digno de mí por muchas otras razones.
- Mi apariencia cambiará a lo largo de mi vida.
- A veces me encuentro más atractivo y otras menos. No pasa nada, está bien.
- No necesito sentirme atractivo siempre para ser feliz o tener una mejor vida. Puedo ser feliz de muchas otras maneras.
Al final, los extremos son contraproducentes para nosotros mismos, en palabras de Octavio Paz, “La mucha luz es como la mucha sombra: no deja ver”.
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FOTO: Lucrezia Carnelos en Unsplash