Todo momento es irrepetible, pero pocos golpes culturales como los que Street Fighter y, sobre todo, Street Fighter II lograron. Estas maquinitas dejaron atrás la era de clásicos como Kung-Fu Master y redefinieron lo que significaba competir frente a una pantalla. Ahí conocimos los ataques especiales en un juego que evocaba a Bruce Lee, a Mike Tyson, a Hulk Hogan, a mangas como JoJo’s Bizarre Adventure o a la película The Street Fighter (Dir. Shigehiro Ozawa, 1974) con Sonny Chiba.
Las maquinitas no ofrecían atajos y el combate era uno contra uno. La victoria o la derrota dependían por completo de la destreza, la lectura del rival y hasta de la memoria muscular. Era una guerra psicológica simple pero dura que a veces (ups) salía del arcade, sostenida por reflejos, timing y orgullo.
Cada personaje funcionaba como una extensión del jugador. Ryu y Ken, Dhalsim o Sagat, Chun-Li, Honda o Zangief no eran solo esterotipos exóticos. Tenían ritmos, límites y posibilidades claras. Y cuidado con M. Bison, esa parodia de tirano en un mundo ya de por sí caricaturizado, que borra las fronteras entre realidad y ficción. Algo similar ocurría con personajes supuestamente serios, como un mayor de la Fuerza Aérea ascendido a coronel… pero con un copetote plástico: Guile.

El juego proponía un choque de héroes y antihéroes que remitía tanto al cine de artes marciales como a los personajes feos y malos de los westerns de Sergio Leone (aunque no solo: aquí también había “buenos” y tampoco se trataba de juegos vástagos más extremos, como Killer Instinct). Todo ocurría en calles de distintas nacionalidades, donde el grito de “¡Hadouken!” se volvió universal. La música, los efectos de sonido y la precisión eran claves en esta experiencia virtual de barrio.
Ahora, Street Fighter intenta traducir esa lógica del 1v1 al cine. El primer adelanto, presentado durante The Game Awards, mostró un vistazo a los 17 personajes icónicos que formarán parte de esta nueva adaptación. La apuesta es trasladar el color, el humor y la exageración del juego a una época marcada por generadores de imágenes de IA, aunque aquí se trata de CGI y corrección digital; es decir, no se suaviza la brutalidad de los combates, sino que se presenta como una versión de carne y hueso de esos sueños que quedan después de horas peleando en 2D.
La película está dirigida por Kitao Sakurai, con guion de Dalan Musson, y funciona como un reboot dentro de las adaptaciones live action de la saga de Capcom. El elenco es amplio: Andrew Koji interpreta a Ryu, Noah Centineo a Ken Masters y Callina Liang a Chun-Li, acompañados por Joe “Roman Reigns” Anoa’i, Cody Rhodes, Andrew Schulz, Eric André, Vidyut Jammwal, Curtis “50 Cent” Jackson, además de la presencia especial de David Dastmalchian como M. Bison y Jason Momoa como el mutante Blanka, en un avance energético, ligeramente artificial y deliberadamente camp, situado en escenarios tan fantásticos como reconocibles dentro de una realidad llevada al límite en la actualidad.

Sinopsis
Ambientada en 1993, los distanciados luchadores callejeros Ryu y Ken Masters se ven obligados a volver al combate cuando la misteriosa Chun-Li los recluta para el próximo Torneo Mundial de Luchadores: un brutal enfrentamiento de puños, destino y furia. Pero detrás de esta batalla real se esconde una conspiración mortal que los obliga a enfrentarse entre sí y a los demonios de su pasado. Y si no lo hacen, ¡GAME OVER!
Street Fighter se estrena en cines en 2026, distribuida por Paramount Pictures. El tráiler ya está aquí. Push Start.
Imágenes: Braulio Contreras / INK PR
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