La rutina y la vida en la ciudad limita un poco la probabilidad de experimentar emociones fuertes. Normalmente nuestro cerebro busca vías de escape para alcanzar una sensación de bienestar y relajación general, pero muchas veces, por las circunstancias que sean, no llegamos a la conclusión de que practicar deporte sea lo que necesita nuestro cuerpo, y mucho menos nos detenemos a pensar en practicar un deporte extremo.
Atrás quedó lo de desafiar nuestros límites deportivos sin salir de la zona de confort. Nadie está diciendo que tener la meta del maratón de Nueva York en Central Park, donde se suele preparar la carrera, sea fácil. Somos conscientes de ello. Sin embargo, los deportes extremos y la aventura tienen algo que cautiva a quienes los experimentan. A veces una sola vez para practicarlo, basta para enganchar a cualquiera y despierta una pasión inexplicable por volverlos a practicar.
Frecuentemente asociados con la locura, el riesgo, la aventura y el peligro, han sido definidos durante años como deportes exclusivos de los adictos a la adrenalina; incluso se los ha catalogado como deportes aptos sólo para “locos” que no temen morir o para irresponsables que no pueden vivir sin la adrenalina. Sin embargo, un estudio publicado en la edición de Psychology of Consciousness: Theory, Reaserch and Practice ha demostrado que esto es totalmente incorrecto. Quienes practican deportes extremos son personas responsables que están conscientes de su entorno, de sí mismos y del deporte que practican.
Este estudio fue realizado por Eric Brymer, profesor adjunto de la Queensland University of Technology (QUT). En palabras de Brymer, “los deportes extremos se han convertido en un fenómeno mundial y somos testigos de un interés sin precedentes”. Agregó que mientras muchos participantes de deportes individuales o en equipo tradicionales como golf y basquetbol han disminuido en la última década, los participantes de deportes extremos han aumentado.
¿Conoces algunos de estos deportes extremos?
Salto Base: Catalogado como una alternativa del paracaidismo, en el salto base el competidor debe saltar de un elemento fijo equipado con un solo paracaídas y un traje especialmente diseñado para planear en picada.
En esta disciplina se prescinde del paracaídas de emergencia ya que no hay tiempo suficiente para su despliegue debido a la escasa distancia a tierra.
Slackline en Altura: también como "cinta tensa", es un deporte de equilibrio en el que se usa una cinta que se engancha entre dos puntos de anclaje, generalmente árboles, y se tensa.
A diferencia del funambulismo, en el que se camina sobre un cable metálico totalmente tenso o de la cinta floja en el que se usa una cuerda, en el slackline se camina sobre una cinta plana de nylon o poliéster. En la slackline no se usa ninguna herramienta para ayudar a mantener el equilibrio, tal como varas u otros medios.
Kiting: También conocido como kitesurf y kiteboarding. Todo lo que necesitas es viento, una tabla y un gran cometa para aprovechar. En el agua, en la arena o en la nieve… es increíble. Solo espero que una ráfaga de viento gigante no te lleve lejos.
Parkour: También conocido como freerunning, parkour es el arte de pasar los obstáculos lo más rápido y eficientemente posible. No se necesita equipo; el parkour se puede practicar casi en cualquier lugar. Cuanto más grande es el obstáculo, mayor es el riesgo.
Ice Cross Downhill: Una combinación de patinaje de velocidad y hockey, donde los participantes se lanzan a más de 50 km/h en un peligroso y veloz descenso por una pista helada y acotada a ambos lados por una pared. Las reglas son muy sencillas y se concentran en: el primero que llegue a la meta gana.
El recorrido está plagado de curvas cerradas, caídas verticales, saltos y otras dificultades que hacen de este deporte extremo una competición espectacular. En ocasiones se compite sobre pistas naturales, como las de esquí en las montañas, y en otras, en pistas artificiales en centros urbanos.
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