Al ser humano que levantó la cabeza por primera vez ante el cielo nocturno, le aterrizaron un montón de dudas, temores e ideas en su mente para después imprimirse para siempre, por los siglos de los siglos, en nuestra especie. Desde entonces, aquellas dudas primitivas y ancestrales nos persiguen como síntomas de la curiosidad humana por saber quiénes somos, a dónde vamos, y de dónde venimos.
Tanto en el mundo ontológico, espiritual, filosófico, como en las artes y sus manifestaciones, la ciencia ha consolidado un pensamiento racional en donde esta búsqueda se materializa de manera literal, asomando los ojos hacia el universo y sus misterios, a través de telescopios que comenzaron siendo pequeños artefactos rudimentarios de uso casero, para convertirse en enormes telescopios orbitando nuestro planeta.
Asimismo, nuestros ojos han logrado un alcance a más de cientos de millones y billones de años luz en la historia de nuestro cosmos. Porque recordando los términos básicos de la fotografía, todo lo que se imprime en esas imágenes es luz, luz viajera a miles de millones años luz de nuestro planeta. Es decir, todo aquello que hasta ahora ha llegado a nuestro alcance y conocimiento es el pasado ancestral de nuestro universo. Sin embargo, nos ha servido como punto de estudio esencial en el campo de la ciencia astrofísica, astrónoma y todas las demás ramas científicas en conjunto.
Al reflexionar en ello el nombre del aclamado y entrañable Telescopio Hubble viene a nosotros, y es que se ha ganado tanto reconocimiento en nuestra historia como humanidad, pues es el que nos ha llevado a lugares inhóspitos y antes inimaginables. Desde el 24 de abril de 1990, el Hubble nos ha brindado un centenar de imágenes del cosmos que nos han ayudado a entender mejor nuestro origen en el universo.
Si entre tanto estudio filosófico como científico algo hemos descubierto, es que el tiempo no perdona, y el Telescopio Hubble ya se encuentra en su rendición de cuentas en cuanto a su vida útil, para saber si seguirá siendo nuestros ojos cósmicos. Las fallas de este telescopio no son una novedad, pues no siempre ha funcionado perfectamente, pero sí se ha podido solucionar cualquier fallo desde nuestro planeta.
Sin embargo, parece que las fallas que ahora está presentando son cada vez más complejas y difíciles de atender desde casa. Lo más reciente que se conoce al respecto es que ha presentado un desperfecto en su computadora, por lo que se detuvieron todas las observaciones astronómicas.
Nuestro observatorio orbital se encuentra apagado, pues al contar con una computadora de la década de los 80, misma que es encargada de controlar el instrumental científico, ya comenzó a mostrar desperfectos en una placa de memoria.
Todo indica que nuestro querido telescopio ha llegado al final de su misión. Sin embargo, y como era de esperarse, la NASA ya cuenta con un plan B a punto de despegar a nuestra órbita para convertirse en el sucesor del Telescopio Hubble.
Se trata del Telescopio Espacial James Webb, que además de contar ya con un montón de misiones interesantes que nos ayudarán a esclarecer todas estas dudas primitivas, también tendrá el honor de ser el sucesor del Hubble.
Hablemos del Telescopio James Webb
Nuestro nuevo amigo tendrá cuatro objetivos esenciales en su próximo viaje orbital. Primeramente, tendrá como tarea estudiar la primera luz del universo, la formación de las galaxias en los inicios del cosmos, el nacimiento de estrellas y sistemas protoplanetarios y también los planetas en general.
Ya con grandes pretensiones, el James Webb se prepara para ser nuestros ojos hacia la profundidad del universo y los misterios que residen en nuestras preguntas primitivas como especie.
Sin ser suficiente, también el Telescopio James Webb prestará especial atención hacia los orígenes de la vida como la conocemos, y el lanzamiento será a bordo de un cohete llamado Ariane 5, desde la Guyana Francesa. Su destino está a 1,5 millones de kilómetros de nuestro planeta.
Por muy lejano que esto suene, en realidad se trata de una cercanía considerable para las distancias espaciales, además se trata de una ubicación bastante popular. De hecho, ahí mismo se han ubicado otros instrumentos de medición/observación, como el Telescopio Espacial Herschel o el Observatorio Espacial Planck.
Al igual que el Hubble, que está en la órbita baja de nuestro planeta, el James Webb estudiará algunos exoplanetas descubiertos por el telescopio Kepler.
Se trata de cuatro campos distintos los que estudiará el telescopio James Webb, cuatro campos muy diversos entre sí, pero que comparten una misma esencia por descubrir más allá de nosotros y nuestro propio origen. Se trata de una prueba fehaciente de cómo nuestro conocimiento no deja de avanzar día con día, y cómo nuestra propia realidad sigue expandiéndose a millones de años luz por encontrar la respuesta de nuestro propio reflejo e identidad como especie ante este magno cosmos en el que habitamos.
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