Los tropicales acordes del reggae se han instalado en la escena de la música desde la década de los 70, y aunque nunca se trató de un género precisamente comercial, exponentes como Bob Marley, Peter Tosh y Bunny Wailer lo popularizaron alrededor del mundo. Igualmente, el género encontró lealtad en el público latinoamericano, y más allá de crear una audiencia sólida, el reggae también dio su florecimiento con diferentes bandas en nuestro continente.
Al pensar en los exponentes del género en español podemos traer a nuestra cabeza a Fidel Nadal. Desde Buenos Aires, Argentina, Nadal ha dado la vuelta a la canica azul del planeta con su material discográfico, pero sobre todo logró colarse en la conversación y en las estaciones de radio de diferentes partes del mundo con “International Love” (2008).
Desde su comienzo, el reggae salía del radar comercial, por el simple hecho de tener un ritmo extremadamente calmado y sereno, pero más allá de ser un género que busca descansar contigo desde cualquier hamaca, cama y demás, el reggae cimenta su fuerza en su discurso y origen.
Aunque no pareciera, este cajón de la música conserva un origen tajante y frío. Sin embargo, claramente, el tiempo le ha dado el calor que siempre ha pregonado en cada uno de sus ritmos, colores y letras que recita. Por lo general, esta clase de música se enfoca en cosas que trascienden el mundo material, sobresaliendo la espiritualidad y la lucha de los derechos de las personas negras, pero también se vale hablar de las relaciones interpersonales desde la voz política de una revolución, o los ecos de una.
Fidel Nadal, con sus rastas, su barba y su liviana actitud en cada escenario que pisa, llegará a los oídos mexicanos con su espectáculo Soundsystem Style el próximo 17 de octubre en La Glotonoería en el estado de Querétaro, igualmente, estará en la playa caribeña de Cancún el 26 de octubre. Mientras que el 19 de octubre estará compartiendo escenario en el festival Tecate Coordenada en Guadalajara, Jalisco.
Con casi cuarenta años de carrera musical, Nadal ha construido un legado para el género del reggae. Desde que en 1980 el compositor se integró a la famosa agrupación argentina de Todos tus muertos, y diez años después (1990) formó el grupo de Lumumba (con el que actualmente sigue produciendo), junto con su hermano Amilcar Nadal y su amigo Pablo Molina, demostrando ser un prolífico músico que ha sabido colocarse en los reflectores del género para continuar los pasos de este sonido en América Latina.
A través de letras que divulgan protestas de paz y amor, el reggae es un género de raíz política que propone un cambio desde el pacifismo. No hace falta suponerlo, cuando el máximo exponente del género encarnó esta línea discursiva. Se trata de Bob Marley, que en 1976, en medio de la creciente violencia ocasionada por la enemistad de los líderes del Partido Nacional del Pueblo y el Partido Laboralista de Jamaica, fuera atacado dos días antes de su concierto a punta de disparos contra el lugar donde residía junto con su esposa. Sin embargo, esto no fue impedimento para que el evento continuara, siendo que el compositor jamaiquino cantó aún con más fuerza su sencillo "War".
Dos años después (1978), cuando la violencia continuaba, logró que ambos líderes jamaiquinos se dieran la mano en el escenario, mientras cantaba “Jammin”, por lo que incluso Marley recibió la medalla de la Paz de la ONU.
En tiempos en los que la violencia es un escenario que va multiplicándose en lugar de restarse, los discursos que pretenden abolir el odio y la indiferencia resisten, cada uno desde su trinchera. La música, desde siempre, ha sido un medio masificador para conmover y promover la empatía, y el reggae, sin duda, es uno de los géneros que más ha fortalecido explícitamente esta intención.