Alan Moore es uno de los genios que aún se encuentran entre nosotros, y aunque para muchos no necesita presentación, es indudable recordar sus obras más emblemáticas y la que lo han posicionado como el creador de cómics vivo más importante, V de Vendetta, Watchmen, La Liga de los Hombre Extraordinarios o From Hell.
Después de crear toda su vida historias retorcidas, gracias a su visión particular de la vida, a sus 72 años decidió alejarse del mundo de los cómics, de la mano que le daba al mundo “la Biblia de Alan Moore”: Jerusalén.
En 2016 fue lanzada esta novela, la segunda en la carrera de Moore, la cual es el trabajo de una vida ya que tardó en realizarla diez años.
Una novela de cerca de 1,300 páginas que claramente tardó en ser traducida a nuestro idioma por la titánica tarea que representaba, pero que ahora podemos disfrutar desde la comodidad de nuestro hogar.
¿De qué trata Jerusalén?
La historia se desarrolla a lo largo de siglos, ambientada en Boroughs, el barrio más antiguo de Northampton. La contraportada afirma que el libro está basado en una historia real; se trata de una gran colección de personajes: algunos míticos, algunos ficticios y otros históricos. Junto con las tradiciones orales de su familia, la experiencia de vida y las ideas (como el eternismo) que había explorado en otros escritos.
Este libro que vio la luz en 2016, forma parte del legado que dejó James Joyce con Ulises, al menos fue pensado así, por lo que esta titánica novela se une a libros como Ada o el ardor, El arco iris de la gravedad, El tambor de hojalata, Cien años de soledad, La broma infinita, 2666 y Solenoide.
Novelas que toman un pedazo del universo que todos habitamos, y a partir de él crean un universo propio que funciona dentro de sí mismo. Relatos que hablan de todo, y por ello son tan insondables dentro de sí mismos.
Tal vez lo más extraño es pensar hasta donde llega la alargada sombra de Joyce en la literatura de Reino Unido.
¿Por qué deberías leerla?
Si conoces el trabajo de Moore, sabes qué tipo de perspectiva tiene de la vida, la cual no sólo se queda en sus escritos y personajes sino que es una forma de vida, y tal vez por eso se siente orgánico. Ahora, estos precedentes sin duda nos dejan con una promesa de lo que podríamos encontrar en una novela que busca respirar por sí misma.
Un mundo en el que el tiempo no existe y las historias no solo encuentran cabida en un realismo dickensiano, sino que se transportan al infierno, al cielo y a un catálogo variopinto de personajes que nacen de los lugares más extraños de la cabeza de Moore.
No es un libro para todos, pero para un lector que le gustan los retos y adentrarse a libros redondos (claramente con ciertos altibajos perdonables), esta es la novela que debe leer en estos tiempos.
Sin duda un mundo habitable, lejos del nuestro.
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