Los clásicos universales son aquellos que después de décadas o siglos, los lectores siguen acudiendo a ellos, como cuando fueron publicados o incluso más allá. Son como los hombros de los gigantes en los que decenas de generaciones literarias se han parado, y aunque muchos distan de ser actuales, tienen algo que permite que los siglos pasen y algún lector reviva a sus personajes.
Dentro de esta pequeña lista, en comparación a los millones de libros escritos, nos encontramos con clásicos que aunque han sido denostados a lo largo de los siglos, ya sea por su influencia en la cultura pop o por sus temáticas, continúan teniendo millones de lectores al año. Precisamente esta es la suerte de Jane Austen y sus seis novelas.
Jane Austen nació en Steventon, Inglaterra, el 16 de diciembre de 1775 y murió, con 41 años, en Winchester, el 17 de julio de 1817. Sus padres George Austen y Cassandra tuvieron 8 hijos: seis hombres y dos mujeres: Cassandra, la mayor y Jane, la penúltima. Era de una familia burguesa y nunca se casó.
A pesar de no tener ningún tipo de estudio, claramente por la época que le tocó vivir, Austen tenía una inteligencia nata para desmenuzar la naturaleza humana, llevando a sus libros un análisis y descripción viva de su tiempo.
Cada escena, diálogo y personaje parece cincelado, por lo que al abrir cualquier novela de Austen nos sumergimos en personajes y realidades que respiran por sí mismas. Esta característica ha hecho que decenas de sus fanáticos quieran saber más de su vida, en la que sólo tenemos un retrato y unas cuantas cartas. ¿Cómo fue que pudo escribir tantas historias de amor si ella misma no lo experimentó (a simple vista)?
De igual forma, algo que sigue encantando son sus personajes femeninos, aunque formen parte de un tiempo en el que los lugares cerrados sean el único lugar para ellas, son fuertes, decididas y aunque muchas de ellas terminan enamoradas, lo hacen del hombre que ellas deciden. Un cambio que en esa época era más que transgresor.
Tal vez por esta misma concepción del mundo, Jane Austen jamás se casó, a pesar de que este fuera el único destino de una mujer. Y no sólo eso, fue escritora de tiempo completo, una hazaña que pocas mujeres habían logrado, aunque nunca pudo tener un cuarto propio, encontró mundos donde pudo habitar según sus reglas.
Su narrativa la definió muy bien el escritor William Somerset Maugham:
Trata, como dijo Walter Scott, de cosas corrientes, de ‘los enredos, sentimientos y personajes de la vida corriente’; en sus libros no suceden demasiadas cosas, y, sin embargo, cuando se llega al final de una página, se pasa con avidez para saber qué sucede a continuación. Tampoco ocurre gran cosa, pero se vuelve a pasar la página con avidez. El novelista capaz de conseguir eso tiene el don más preciado que un novelista puede poseer.
Sin duda, una de las escritoras que más hondo han marcado su paso por la historia de las letras, creando decenas de miles de referencias en la cultura pop y la cultura más especializada. Por lo que su obra es un escalón necesario en la trayectoria de cualquier lector, y si aún no te sumerges a la elegante prosa de Jane Austen, sin duda, este es el momento para hacerlo.
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