La humanidad todo el tiempo vive en paradojas y contradicciones, nada nuevo bajo el sol. Pero sin duda, es curioso cómo tener tanta información permite que haya tanta desinformación. Es posible que estemos frente a una sociedad que busca la inmediatez, que esté acostumbrada a informarse en Facebook porque es más rápido que tener un medio de confianza al cual acudir.
Tal vez el problema radique desde el punto en el que nos sentimos informados con un titular, tres tweets y una cadena en WhatsApp. Lo cierto es que esta no es una revista especializada en sociología, y no podemos responder la interrogante de por qué nuestras sociedades pueden preferir información rápida y amarillismo.
Pero según Facebook, esta tendencia entre sus usuarios ha permitido que “traficantes de información errónea” tengan incentivos económicos:
“Muchas noticias falsas tienen motivaciones económicas. Estos spammers ganan dinero haciéndose pasar por editores de noticias legítimos y publicando engaños que hacen que las personas visiten sus sitios, que a menudo son en su mayoría anuncios.”
Tal vez sean anuncios, tal vez sean gobiernos desinformando sobre elecciones o el cambio climático. Lo que es cierto, es que buscan dinero, nuevamente, nada nuevo bajo el sol, desde siempre han existido las revistas y periódicos que apuestan por el sensacionalismo.
Aquí lo interesante es que Facebook ha decidido poner cartas sobre el asunto cuando unas elecciones muy importantes fueron influenciadas por fake news, cuando parte importante de la población no quiere vacunarse, y después de que hubo noticias que aseguraban que la lejía curaba la covid-19.
Como se le diría coloquialmente, tapan el pozo cuando el niño ya se ahogó.
Según Chloe Colliver, jefa de la unidad de investigación digital del Instituto para el Diálogo Estratégico, un grupo de expertos contra el extremismo, clasificó así los intentos de Facebook sobre la desinformación:
"Hemos visto a Facebook intentar dar pasos reactivos y, a menudo, bastante pequeños para detener la marea de desinformación en la plataforma. Pero no han podido producir políticas de manera proactiva que ayuden a evitar que los usuarios vean desinformación, identidades falsas, cuentas falsas y popularidad falsa en sus plataformas".
Recordemos que Facebook también es propietario de Instagram y WhatsApp, lo que triplica el trabajo que han tenido que aplicar las organizaciones de fact-checking que trabajan para Facebook.
Así pues, después de las presiones sobre la inacción de Facebook contra las fake news, e incluso de ser llamada “el epicentro de la crisis de desinformación”, la empresa de Zuckerberg decidió implementar algunas medidas contra las fake news.
De ahora y en adelante, los usuarios que den click a informaciones falsas juzgadas como "peligrosas", las comenten o compartan recibirán un mensaje en su hilo de actualidad, invitándoles a consultar fuentes seguras como el sitio de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En marzo, Facebook suprimió centenares de miles de contenidos sobre la covid-19 que "podían representar un peligro inminente para la salud", como por ejemplo publicaciones que afirmaban que la lejía permite curarse del virus. Así pues, si una información resulta ser falsa o imprecisa, pero no representa un "peligro inminente", la red social le coloca una "etiqueta de advertencia".
La red social aseguró haber redirigido "cerca de 2.000 millones de usuarios", es decir, la casi totalidad de los usuarios, hacia informaciones procedentes de las autoridades de salud pública, mediante su "Centro de información covid-19", disponible en cada hilo de actualidad.
Según Zuckerberg, "más de 350 millones de usuarios cliquearon en los mensajes pedagógicos" en Facebook e Instagram.
Todo gracias a las contribuciones de las 60 organizaciones de fact-checking que trabajan con Facebook en el mundo, también serán destacadas en el "Centro de información".
De igual manera, en WhatsApp puso en marcha a principios de abril nuevas medidas contra la desinformación. Sus usuarios solo pueden transferir mensajes virales a un único contacto a la vez, para limitar la propagación de "fake news".
¿Estas son medidas lentas y pequeñas contra la ola de desinformación? ¿Pero, en realidad, qué tanta responsabilidad tiene Facebook de que las personas decidan creer en las fake news?
Tal vez su responsabilidad acaba en evitar que este tipo de usuarios y medios ganan dinero por medio de clicks en sus redes sociales, ¿pero realmente tiene el deber de educar a mayores de edad sobre qué es información verificada?
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