Unido al desarrollo de la ciencia ficción en general, el afrofuturismo literario se desarrolló de manera más amplia después de la Segunda Guerra Mundial y especialmente en los sesenta y setenta, con autores como Jewelle Gomez, Octavia Butler y Samuel Delany.
Usando elementos de ciencia ficción, cosmologías no occidentales y tecnología, este género se basa en el pasado para criticar el presente e imaginar futuros alternativos, todo ello desde una perspectiva cultural afrocéntrica.
La popularidad del género se incrementó, sin embargo, cuando encontró espacio en otra expresión cultural de masas: la música popular estadounidense.
Janelle Monáe es la reina indiscutible del afrofuturismo musical actual y fundadora de Wondaland, sello discográfico con un mensaje inequívocamente celebrante y defensor del futuro y la identidad negra.
Los discos conceptuales de Monáe, The ArchAndroid (2010) y The Electric Lady (2012), sintetizan una miríada de inspiraciones musicales y narran, a modo de épica futurista, la historia de su alter ego Cindi Mayweather, una androide que toma conciencia de la marginación que sufre su comunidad y decide viajar al pasado para luchar por su liberación.
La metáfora de Cindi Mayweather resuena con la inmediatez de su mensaje en la actualidad, un mensaje de resistencia que Monáe siempre ha transmitido abiertamente en sus comunicados, en su estética personal y en su trayectoria profesional y artística.
Pero la cúspide del afrofuturismo para Monáe es Dirty Computer, un concepto que vino en un sueño: una noche, una mujer se sienta sola en un cine lleno de gente, ella está reclinada en su asiento, tranquilamente absorta en la historia que se muestra.
Hasta que todo estalla, de repente, un grupo de seres misteriosos emerge de las sombras, agarra a la mujer y la arrastra de su asiento. ¿Quiénes son, qué quieren? Nada menos que borrar los recuerdos de la mujer de quién es y de dónde viene: sus amores, sus deseos.
Tienen éxito: nunca más se la ve ni se sabe de ella.
La pesadilla de Monáe la perturbó. Se levantó de la cama y buscó su grabadora para relatar el recuerdo de su sueño. Si se permitía olvidar esto, pensó, podría olvidarlo todo, tal vez incluso su nombre.
Así nace la historia de Jane 57821, una mujer que es detenida por un misterioso régimen autoritario. La mujer ha sido marcada y categorizada como una "computadora sucia", un término para los ciudadanos negros, homosexuales o fuera de la norma.
El objetivo del gobierno es borrar la memoria de todas las computadoras sucias, incapacitándolas físicamente y obligándolas a ingerir un veneno gaseoso que elimine todo rastro de autonomía, resistencia y deseo en el sujeto, llevando así a la sociedad a “un Nuevo Amanecer”, donde todos obedecen irreflexivamente al poder gobernante.
Dentro de este universo es que The Memory Librarian: and Other Stories of Dirty Computer se lleva a cabo, una serie de relatos cortos coescrito con cinco mujeres y autores no binarios, Yohanca Delgado, Eve L. Ewing, Alaya Dawn Johnson, Danny Lore y Sheree Renée Thomas.
Tal como la historia que denomina el libro, donde conocemos a Seshet, una bibliotecaria nombrada bajo el gobierno de New Dawn, lucha por reconciliar las responsabilidades de su puesto con su deseo por Alethia, una mujer transgénero con políticas antisistema.
Hay un desequilibrio de poder en su relación: a Seshet, como oficial, se le ha permitido recuperar sus recuerdos de una vida anterior al Amanecer, mientras que Alethia, marcada como una computadora sucia, vive sin una historia propia. Más preocupante, Seshet puede intervenir directamente en los recuerdos de Alethia; cuando su historia de amor se vuelve demasiado peligrosa, ella simplemente borra el recuerdo de Alethia de que alguna vez se conocieron.
No es difícil ver las conexiones entre el universo distópico de The Memory Librarian y el Estados Unidos contemporáneo, con los recientes esfuerzos conservadores para prohibir los libros infantiles que contengan personajes LGBTQ o referencias a la esclavitud en las bibliotecas escolares.
Este libro se une al afrofuturismo, un espacio donde los autores negros exploran a través de la ciencia ficción los males del mundo, porque la negritud y la tecnología históricamente han estado en tensión. Incluso, encontrando una analogía entre las abducciones alienígenas con la diaspora negra en los tiempos de la esclavitud.
En estos mundos el pasado y el futuro conviven de manera flexible, en lugar de ofrecer la esperanza de un mañana mejor, crea una identidad sin tiempo ni espacios definidos, dándole protagonismo a los que no lo tuvieron.
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