Por mucho tiempo, el reggaetón y los géneros similares han sido catalogados a un solo estilo, tanto visual como modístico. Un estilo en el que siempre estaba vinculada una fiesta, mujeres semidesnudas y mucho alcohol; en términos de ropa, se contaba una historia similar.
Aunque muchos de estos tópicos no se han abolido completamente, existen varios intentos que han tratado de cambiar esta idea.
Como ocurrió en el hip-hop con exponentes como Kendrick Lamar, Travis Scott y Childish Gambino, por mencionar algunos, han demostrado que visualmente pueden ser más arriesgados y por tanto, cambiar los paradigmas del género, poco a poco, está ocurriendo en el reggaetón.
Es cierto que el reggaetón aún sigue siendo un género de disfrute, no ha transitado por las letras introspectivas o de denuncia social, como ya ocurrió con el hip-hop y el rap, por tanto, para muchos aún parece un género desdeñable, del cual no podemos esperar gran cosa, más que un ritmo pegajoso.
Por estas cuestiones, es que los reggaetoneros y traperos J Balvin y Bad Bunny han logrado distinguirse de entre la cada vez más grande propuesta del urban en la música. Tanto por los ritmos eclécticos que pueden manejar (en una opinión personal, mejor llevado a cabo por Balvin que por Bad Bunny), como por sus estilos visuales, tanto de estilo personal como lo que pueden ofrecer en un video musical o una presentación en vivo.
Lo que en estos tiempos es más importante que en otros, ya no sólo es la música, sino lo que proyectan visualmente. Un ejemplo perfecto de esto, es Billie Eilish quien logró posicionarse tan rápido en la mira de todos gracias a su mente visual tan enigmática para el mundo pop que estamos acostumbrados.
Así pues, el EP Oasis que fue lanzado este junio, contiene la primera colaboración de largo aliento de Bad Bunny y J Balvin, algo que llevábamos tiempo esperando. Este EP, además de tener muchos ritmos dentro de las ocho canciones que lo conforman, es visualmente extraño para un álbum de urban, todo ocurre en una isla ficticia que bien podría parecer un viaje de emojis con la influencia de algún opiáceo.
Lo cual llevaron a la “realidad” en su más reciente presentación en vivo en los VMAs 2019.
Lo cierto, es que estos dos artistas tienen ideas muy distintas de lo que significa ser un exponente de urban latino, siempre intentan ir en busca de eso que los distinga. Aunque a veces no les sale de la mejor forma (sí, hablo de Bad Bunny con un ojo notablemente falso pegado a la frente), esa búsqueda continua ha hecho que lleguen a puntos polémicos, pero más que interesantes ya que rompen paradigmas.
El video “Cuidao por ahí” fue lanzado hace una semana, dirigido por Colin Tilley. Más allá de toda la polémica que nació alrededor de la propuesta visual, ¿quién podría pensar que un trap podría parecer una invasión zombi? Simplemente si miramos el video, y le quitamos la música y ponemos un heavy metal, sin problema tendría sentido. E incluso tenemos un cameo del conejo de Donnie Darko (2001).
Así pues, a pesar de que no tiene la mejor producción del mundo, es una demostración fehaciente de que el reggaetón está cambiando y pisando terrenos inexplorados, lo que siempre decanta en un cambio.