Las redes sociales juegan un papel importantísimo en la vida del ciudadano promedio. De hecho, Facebook desde 2017 ha sido el tercer sitio web más visto en el mundo, después de Google y YouTube. Con tantos usuarios en estas plataformas, existe la necesidad de crear orden, y un algoritmo hace exactamente eso.
Así pues, ¿qué es un algoritmo?
Un algoritmo es un conjunto matemático de reglas que especifica cómo se comporta un grupo de datos. En las redes sociales, los algoritmos ayudan a mantener el orden y ayudan a clasificar los resultados de búsqueda y los anuncios.
Y así crear un feed de noticias a partir de algoritmos basados en los intereses e interacciones de los usuarios. Pero como cada red social es distinta, y en consecuencia tiene objetivos distintos, los algoritmos de cada una de las redes son diferentes y, claramente, están en constante desarrollo.
Por lo que en realidad es muy complicado saber cuál es el algoritmo vigente, información que es más que importante para las empresas que disponen anuncios, y así optimizar las estrategias para acercarse a su público meta.
Así pues, como cada red social funciona y desea cosas distintas para sus usuarios, cada una tiene algoritmos distintos, por lo sólo hablaremos de las tres más importantes, Facebook, Instagram y Twitter.
En 2014, Mark Zuckerberg dijo que el principal foco de la red es convertirse en un “periódico personalizado para cada persona”.
Por lo que Facebook prioriza el aprendizaje sobre el comportamiento de sus usuarios, buscando empoderarlos para llegar a la definición de qué acciones definen sí un contenido es o no interesante. El objetivo es mantener a los visitantes por más tiempo en la red social, interactuando con el mayor número de publicaciones posible.
Una de las primera formas de lograr que los mismos usuarios fueran los que decidieran qué les parecía relevante y qué no, se implementó en 2007 con el “me gusta”, el cual iba dirigido a mapear el nivel de relevancia de un contenido para los usuarios.
Pero sin duda se quedaba corto y no daba pie al mayor algoritmo de Facebook, el engagement (el compromiso). En 2016 se lanzaron las reacciones, con los que se busca medir el compromiso que una publicación genera, recibiendo feedbacks positivos y negativos.
Aunque parezca muy simple, en realidad el algoritmo de Facebook contiene más de 100 mil variables que, si se combinan, cruzan el comportamiento de los usuarios y la interacción con el contenido disponible en la red social.
Todos estos algoritmos están principalmente dirigidos a priorizar a las publicaciones de usuarios y así combatir el spam, algo que afecta directamente a los anunciantes, quienes ahora se manejan dentro del esquema “pay to play”, es decir, pagar porque la red social muestre su anuncio a potenciales compradores.
A partir de que los usuarios de Twitter comenzaron a reflejar su interés en no perder las actualizaciones de sus contactos cercanos, fue que la red social cambió de posicionamiento y comenzó a dar la opción al usuario para decidir si quiere ver las informaciones en orden cronológico o por relevancia con el nuevo algoritmo.
Esto se hizo con el desarrollo de dos alternativas para la definición de los tweets que se muestran en el timeline: “mientras estuvo ausente” y “mejores tweets primero”.
La primera opción, fue optimizada en 2015 y funciona con los usuarios que acceden a la red social pocas veces al día, logrando que no pierda las actualizaciones importantes en las cuentas con las que más interactúan.
Por parte de “mejores tweets primero”, se basa en calcular la relevancia del contenido para los usuarios. En este caso, el orden cronológico de las publicaciones se deja de lado, y el contenido se muestra de acuerdo con la probabilidad de generar compromiso.
Hasta 2014, Instagram no poseía ningún algoritmo que monitoreara individualmente las actividades de los usuarios para sugerir fotos en su pestaña “explorar”. Ahí se mostraban las publicaciones más populares entre todos los usuarios, sin ninguna dirección específica. De igual forma, el timeline mostraba las publicaciones en orden cronológico, sin importar la relevancia.
Sin embargo, al ser adquirido por Facebook, Instagram pasó a enfocarse en mejorar la experiencia de sus usuarios, ya que no veían el 70% de las fotos de sus feeds. Por lo que decidieron crear un nuevo algoritmo, el cual funciona bajo los siguientes variables:
El número de “me gusta” y comentarios, para así medir el compromiso; el nivel de interacción con el usuario del origen del post; el horario de la publicación, para que la red social no pierda la característica cronológica de la visualización; y para quien el usuario envía mensajes directos y el tipo de contenido compartido con estas personas.
Por lo que a pesar de que los algoritmos están cambiando cada poco tiempo, lo que sí podemos asegurar es que gracias a ellos es que las redes sociales parece que nos conocen mejor de lo que muchos de nuestros amigos.
Lo cual puede asustarnos o no, pero será interesante cómo esto va a evolucionar cuando las inteligencias artificiales superen a los algoritmos y ahora sean ellas las que aprendan sobre nuestros hábitos en internet.