Edificios, casas en colinas alejadas del resto, vecindades apretadas con historias sin intimidad, frustraciones, indiferencia y soledad. Una ciudad dibujada desde los cuartos con cocinas de salas y cobijas de cortinas para cinco personas, construcciones de mansiones para un alma. Precariedad y abismos de mármol. Así dibuja Mano de Obra, su primer largometraje, el director mexicano David Zonana, una historia que tiene mucho que retratar. 

Arriba y abajo, luz y oscuridad, buenos y malos. Dividimos, cortamos y segregamos conceptos para entender lo que hay en medio, o por lo menos intentarlo. ¿Quién es mejor, quien queda impune ante su crimen y se redime, o quien busca la revancha a costa de la justicia? 

“Francisco y un grupo de albañiles están construyendo una lujosa casa en la Ciudad de México. Tras la muerte de su hermano durante la obra, Francisco se entera que su cuñada –quien está embarazada– ahora viuda, no recibirá compensación alguna de parte del dueño de la casa. El grupo de albañiles buscará justicia no solamente por la nula compensación y apoyo recibido por parte del dueño de la casa, sino también por una vida llena de carencias, contrastes y opresión”. 

La apuesta de Zonana por contratar a un grupo de albañiles junto con sus familiares y conocidos reales, sin ninguna experiencia actoral, incluyendo solamente a Luis Alberti como único actor profesional, le da la naturalidad y fluidez que demanda el guion de Mano de Obra.  Un trabajo sencillo en su realización, y complejo en su estructura narrativa y discursiva. Una película que asoma la denuncia de un mundo en el que el desequilibrio social arrastra a los menos afortunados a un sitio oscuro y lleno de precariedad. 

Son distintas las lecturas que se le pueden hacer a Mano Obra. Desde lo obvio que se dibuja en la desigualdad social, hasta la amplificación de este microuniverso ficcional en el que vemos el paralelismo de cómo el poder puede corromper a cualquier persona, incluso cuando la búsqueda inicial era un ideal que se ve corrupto al momento de estar al mando. En palabras de Zonana, esta ficción podría ejemplificar lo que distintos líderes latinoamericanos han vivido, cuando al inicio persiguen una equidad para el pueblo, y terminan corrompidos por el escalón que trazan al estar al frente.

Con ayuda de los encuadres, cameos y el manejo de iluminación, Zonana se apoya para retratar las entradas de luz y lo que una simple lluvia puede significar para quienes viven en el privilegio y para quienes apenas sobreviven, entre las goteras y las inundaciones de su espacio. En una suerte de espejismo con la reciente galardona del Óscar, Parasite, Mano de Obra expone los matices morales que habitan en la naturaleza humana sin importar la clase social a la que pertenezca. 

Una cinta entretenida, que revela la crudeza de una realidad que late todo el tiempo en las venas de cualquier ciudad, pero sobre todo en el contexto latinoamericano por el que aboga este largometraje. 

Puedes ser testigo de esta realidad en la pantalla grande dentro de la programación del FICUNAM a partir del 5 de marzo. 

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