A 65 años de Laika y su viaje sin retorno, el primer ser vivo que salió del planeta

Vida y estilo Calendario 24 nov 2022 Paulina Martínez

 

Entre más pasa el tiempo, la idea de que los animales no son seres sintientes está más alejada. Casi se esperaría que el tenue brillo que pueda emitir esa declaración se extinguiera de nuestros discursos actuales. Sin embargo, sigue permeando en nuestra narrativa y el panorama de nuestros días aún sigue contándose paralelamente con el de la lucha en favor de los derechos de los animales. 

Pero cuando miramos al pasado, la situación es distinta. El pasado 3 de noviembre se cumplieron 65 años del lanzamiento del primer ser vivo al espacio y esta fue la entrañable perrita Laika, quien en 1957 salió del planeta en un viaje sin retorno bajo el programa soviético espacial en la nave Sputnik 2. 

Claramente en 1957 no existían aún muchas organizaciones por los derechos de los animales, y mucho menos en la Rusia soviética. No obstante, hoy recordamos a la perrita cosmonauta que pasó a la historia de nuestra humanidad.

Con el motivo de la celebración del 40° aniversario de la Revolución Bolchevique, el 3 de noviembre del 57, debía enviarse al primer ser vivo a la órbita terrestre y esta fue Laika, quien también fue su primer mártir. 

Hablamos de una historia que tuvo prisa en suceder, pues se planeó apresuradamente el Sputnik 2 después de que Nikita Khrushchev solicitara un vuelo que coincidiera con el 7 de noviembre. En este sentido, los ingenieros y demás profesionales científicos utilizaron lo aprendido con la Sputnik 1, el cual se lanzó sin tripulación y sin control, para construir una nave con un compartimiento presurizado. 

¿De dónde salió Laika?

Laika fue una de las tantas perras callejeras de Moscú que los reclutadores soviéticos rescataron para tener sujetos de prueba y mandar al mejor candidato al espacio. Primeramente, eligieron a perras hembras por tratarse de animales más pequeños y dóciles. Inicialmente determinaron obediencia y pasividad de las perritas a prueba. 

Después de unas cuantas pruebas, las finalistas vivieron en pequeñas cápsulas presurizadas días y semanas seguidas, en espacios cada vez más y más pequeños. Igualmente, fueron sometidas a la centrífuga para adaptarlas a cambios en la gravedad. También probaron con alimentos como gelatina y aquellos que pudieran servirse en un entorno ingrávido. 

Después de varias pruebas, varias difíciles y hoy cuestionables en un sentido ético, el equipo decidió que la perrita más dócil y con mejores capacidades para hacerlo sería Kudryavka (Ricitos) como la perra cosmonauta del Sputnik 2 y a Albina como respaldo. Presentada al público a través de la radio, Kudryavka ladró y luego se hizo conocida como Laika, "ladradora" en ruso.

Después de este emblemático ladrido, Laika se convirtió en toda  una celebridad a nivel internacional. 

Tres días antes de que la misión despegara, Laika ingresó a su espacio de viaje que permitía sólo pocos cm de movimiento y vestía un traje con restricciones metálicas. El 3 de noviembre a las 5:30 am, la nave despegó alcanzando 5 veces los niveles de gravedad normales.

Se trató de un momento histórico, por lo que durante y después del vuelo, la Unión Soviética sostuvo la ficción de que la perrita Laika había sobrevivido varios días orbitando el espacio. Incluso medios importantes, como el New York Times comunicaron que podría salvarse y regresar a casa. Sin embargo, después de nueve días se comunicó que Laika había muerto. 

Hasta ese momento, la narrativa había sido que Laika había vivido de 6 a 7 días y después se le practicó eutanasia con comida envenenda. Después, el satélite se destruyó al volver a la Tierra el 14 de abril de 1958. 

Sin embargo, fue en 2002 que el científico ruso Dimitri Malashenkov reveló que los relatos sobre su muerte eran falsos. Laika en realidad había sobrevivido sólo entre cinco y siete horas después del despegue antes de morir de sobrecalentamiento y pánico. Es decir, Laika alcanzó la órbita con vida, dando la vuelta  a la Tierra en unos 103 minutos, pero la pérdida del escudo térmico provocó que la temperatura en la cápsula aumentara a más de 90°C, haciendo imposible que haya sobrevivido. Mientras que el Sputnik 2 continuó en órbita durante cinco meses. 

En realidad, y como mencionamos anteriormente, esta misión se llevó a cabo de manera apresurada. Los científicos no tuvieron tiempo suficiente para perfeccionar los sistemas de soporte vital, pues la presión política para lanzar el Sputnik 2 a tiempo para que coincidiera con la celebración del 40° aniversario de la Revolución Bolchevique, hicieron posible que todo pudiera resultar de mejor manera. 

En 2015 fue inaugurada una estatua conmemorativa para la primera perrita que alcanzó a salir del planeta, y la colocaron encima de un cohete fuera de un centro de investigación militar de Moscú. Después de todos estos años, Laika se ha convertido en todo un símbolo importante en la cultura pop y en el imaginario colectivo. 

Desde grupos de rock, poemas, cuentos infantiles, películas y hasta ONGs en defensa de los derechos de los animales, han honrado su nombre. 

A propósito de su conmemoración, y para recordar a Laika, mencionamos algunos documentales que hablan sobre la protección y derechos de los animales. 

Tyke Elephant Outlaw, de Susan Lambert y Stefan Moore (2015)

Se trata de un documental que narra la historia para comprender la alienación salvaje de los elefantes en los circos. 

“La vida de Tyke, un elefante de circo que hizo un alboroto en 1994 en Honolulu y murió en una lluvia de disparos. Sus antiguos entrenadores, testigos de su alboroto y activistas por los derechos de los animales hablan sobre el uso de animales en la industria del entretenimiento”. 

Leviathan, de Lucien Castaing-Taylor y Verena Paravel (2012)

Oscuro, sin diálogos, con un diseño de sonido hiperrealista, una aproximación original y rompedora para acercarnos a la pesca industrial, y de paso hundirnos en la demonización transformadora de las personas que trabajan despiezando peces para ser congelados y llevados a los mercados de medio mundo.

Proyecto Nim, de James Marsh (2011)

 Las implicaciones éticas, la inmersión en el mundo de los laboratorios y experimentos con animales, y la arrebatadora existencia de Nim, un chimpancé que fue apartado de su madre al nacer y fue criado por una humana, te deja reflexionando sobre los derechos animales. 

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