Como si fuera una cinta coming-of-age estadounidense, Apple inició en un garaje familiar de Steve Jobs junto a Steve Wozniak en Los Altos, California. En este lugar pasaron horas y horas construyendo las computadoras que saldrían al mercado para que hoy en día, la marca sea epítome de un estilo de vida más que de tecnología.
En 1975, crearon los primeros sistemas informáticos de Apple I y Jobs llegó a un acuerdo de venta con una pequeña tienda de informática llamada Byte Shop en las cercanías de Mountain View, California, que comenzó a vender el Apple I en julio de 1976 por 666,66 dólares.
Un número críptico, que según sus creadores, sólo lo eligieron porque les gustaba repetir dígitos.
Apple estuvo al borde de la quiebra en la década de 1990, pero una serie de adelantos tecnológicos hicieron que se volviera la empresa más valiosa de 2010. Gracias a la creatividad de Jobs, es imposible no destacar los tres productos más icónicos de la empresa, que de hecho, transformó la forma en la que vivimos actualmente: la Macintosh en 1984, el iPod en 2001 y el iPhone en 2007.
Tal vez si no hubiera sido Steve Jobs, alguien más habría inventado los smartphones, pero sin duda, desde 2007 podemos decir que nuestra forma de comunicarnos e incluso de pensar y accionar, se revolucionó al tener todo desde la palma de nuestra mano.
Claro que ahora, Apple no es la única empresa que vende estos productos tan necesarios para el día a día, sino que cada día se satura más el mercado. ¿Cómo es que Apple ha continuado como epítome tecnológico, a pesar de los altos precios y algunos fallos tan dramáticos como la batería?
Tan simple y tan complicado: Apple es un estilo de vida.
Después del fallecimiento de Steve Jobs en 2011, Tim Cook se puso detrás de la empresa, siempre criticado por no tener la creatividad de Jobs, pero sí una visión mucho más estratégica que su carismático predecesor.
En este sentido, y desde hace unos años, Cook ha apostado a “que tener un iPhone, un iPad o un Mac no sea una decisión de compra más, sino que signifique un estilo de vida, una puerta de entrada física a un mundo intangible: el del consumo de música, televisión, juegos, prensa, etc.”
Por ello, es que los últimos años hemos visto a la empresa de Cupertino crear nuevos servicios, o no tan nuevos, pero apostar por crear un ecosistema de servicios y tecnología para los consumidores fieles. Desde Apple TV+, Apple Card, News+, Apple Arcade y, no olvidemos la joya de la corona, App Store.
Gracias a la popularidad de los smartphones cerca de mil millones de personas en el mundo tienen un iPhone, por lo que no sorprende que ya no les interese dejar marca tecnológica, sino brindar muchos servicios, y el siguiente paso es crear una aportación al mundo de la salud.
Por ello, no sorprende que haya tanto peso a su Apple Watch, cada vez creando tecnologías que nos permitan un control real de nuestro bienestar, al grado de que desarrollan una manera de diagnosticar la covid-19 con solo llevar el wearable. Unido a esto, encontramos a Fitness+, y otros tantos movimientos arriesgados.
¿Será que el futuro de un estilo de vida como Apple se encuentre en el bienestar? Es posible, viene de la mano, pero la salud y el bienestar no siempre vienen de la mano del lujo y la aspiración que implica tener algún aparato tecnológico de Apple.
Sólo en el futuro sabremos si la estrategia de Cook funciona, o sólo queda en el tintero, mientras que los nuevos iPhones continúan vendiéndose como pan caliente.
Para no olvidar los datos curiosos, al inicio eran tres, Steve Jobs, Steve Wozniak y Ronald Wayne el 1 de abril de 1976, pero Wayne vendió su participación del 10% a Jobs a tan solo 12 días de haber iniciado, para evitar riesgos financieros. En retrospectiva, ese 10% hoy por hoy vale más de 200 mil millones de dólares.
Si en algún momento te sientes mal, piensa que al menos no eres Ronald Wayne.
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