El GP de Bélgica, es una de las pruebas más especiales del calendario, además de marcar la primera carrera después de las vacaciones de verano, misma que las escuderías aprovecharon para realizar movimientos en el mercado de pilotos. Red Bull envió a Pierre Gasly de vuelta al filial Toro Rosso, consecuencia de una primera mitad de calendario demasiado discreta por parte del francés. En su lugar promocionó al debutante Alexander Albon, que tan sólo contaba con doce carreras de experiencia. También trascendieron las renovaciones de Valtteri Bottas y Sergio Pérez con Mercedes y Racing Point respectivamente, y el fichaje de Esteban Ocon por Renault de cara a 2020, donde sustituirá a un Nico Hülkenberg obligado a buscar un volante en otra parte.
Esta decimotercera carrera fue la vencida para Charles Leclerc. Muchos recordarán que el pasado GP de Bahréin le negó la primera victoria al piloto monegasco debido que su monoplaza perdió potencia a muy poco de finalizar la carrera y un rebase de último minuto de Max Verstappen en Austria le impidió conseguirla. Este fin de semana en Spa-Francorchamps, Bélgica, logró su primera victoria en Fórmula 1, pero pareciera que el destino sigue comportándose de forma caprichosa y cruel con el joven piloto monegasco, pues el obtener tu primer triunfo en F1 se debe convertir en un día lleno de alegría, un momento de júbilo y si, Leclerc consiguió su primera victoria en la Categoría Reina, pero en el peor escenario posible.
Se trataba de un fin de semana gris, envuelto en la tristeza que produce el fallecimiento de su amigo, el piloto francés, Anthoine Hubert de tan sólo 22 años durante la jornada del sábado durante la carrera larga de Fórmula 2 y la hospitalización del estadounidense Juan Manuel Correa, con fracturas en ambas piernas y una lesión leve en la columna vertebral. Noticia que cayó como balde de agua fría en especial para la familia del joven piloto, así como para la comunidad del deporte motor. Leclerc conocía de un modo muy cercano a Anthoine Hubert, se trataba de un amigo que había emulado sus pasos desde sus comienzos en karting, que tal y como indica Pierre Gasly (Toro Rosso), no solo habían compartido carreras, sino también escuela, casa o, en definitiva, vivencias. El joven piloto le ha dedicado la victoria en su amigo tristemente fallecido en la jornada de ayer. No obstante, también tenía en la mente a su íntimo amigo Jules Bianchi (1989-2015) que perdió la vida hace varios años.
No hubo la celebración que se merecía, no se descorchó el champagne, solo silencio, respeto y homenaje al malogrado piloto. Una jornada especial para Leclerc, que desde que subió al monoplaza de Ferrari arañó en varias ocasiones el triunfo. Es la primera victoria de Ferrari en 2019.
La carrera de Leclerc no fue fácil como podría parecer de inicio. El vencedor de la prueba en Spa-Francorchamps arrancó metiendo margen sobre sus perseguidores, Sebastian Vettel y Valtteri Bottas. Tras las paradas en boxes, Leclerc salió por detrás de su compañero y tuvo que adelantarlo en pista para recuperar el liderato. Desde ahí mantuvo la cabeza fría hasta el final, pese a que Hamilton recortaba tiempo con el paso de las últimas vueltas.
Por otra parte, Mercedes se vio superada en todo momento por Ferrari. Las flechas plateadas han sido inferiores a los de Maranello en términos de velocidad punta y por ello no han sido capaces de ganar la carrera. No obstante, han podido finalizar en el podio con los dos coches y minimizar daños. Lewis Hamilton ha sido segundo y Valtteri Bottas tercero.
El triunfo de Ferrari ha llegado, una semana antes del Gran Premio de Italia, lo que le dará confianza a la Scuderia en su carrera de casa.
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