Una vida a través de la mirada del mejor amigo de un hombre 

Entretenimiento Calendario 22 ago 2019 Iván González

Los caninos han sido una parte importante del cine desde sus comienzos y, eventualmente, aun en algún momento de la historia Rin Tin Tin fue una de las estrellas con más taquilla en el mundo. Así es, un pastor alemán que los años 20 salvó a Warner Bros. de la bancarrota y llegó a ser el “actor mejor pagado” por mucho. 

Aun así, las películas de perros se han convertido en algo nada despreciable. ¿Cuántos de nosotros no soltamos una lágrima con la cinta Marley & Me (Dir. David Frankel, 2008)?, donde Jennifer Aniston y Owen Wilson, tan rubios y elegantes que casi se parecen a los labradores, ven su suerte al conseguir un cachorro labrador al que no lo entrenan adecuadamente, y a consecuencia destruye y muerde todo. 

Para muchos este tipo de películas se perciben excesivamente cursis, con historias desarrolladas en escenarios poco realistas, y se dirigen a un público infantil. Para otros (en especial para quienes han tenido un perro como mascota) ven estas historias como hitos brillantes que, sin llegar a ser excelentes películas, han sabido emocionarnos hasta las lágrimas. 

Ahora llega a las salas de cine Mi amigo Enzo (The Art of Racing in the Rain) nueva producción de 20th Century Fox, basada en el libro de Garth Stein, y lista para hacer sollozar a salas enteras.

“Estaba escrito que yo fuera su perro. Me eligió entre muchos cachorros, un revoltijo de patas y colas”. Así cuenta Enzo, en la voz de Kevin Costner, el comienzo de su historia con Denny Swift (Milo Ventimiglia), un piloto de carreras que sueña con competir en la Fórmula 1. 

 

 

Dirigida por Simon Curtis (Goodbye Christopher Robin), el estreno presenta a Enzo (nombre de la legendaria estrella de carreras italiana Enzo Ferrari) un perro raza Golden Retriever que desde cachorro comparte la pasión por las carreras de autos de su dueño. Enzo una vez observa un documental, sobre cómo en Mongolia creen que los perros fallecidos reencarnan en humanos, por lo cual se dispone a aprender todo lo que pueda para recordarlo cuando le toque su transición. 

Para la buena suerte de Enzo, Denny usa su carrera de piloto de automóviles como base filosófica para vivir la vida, lo cual Enzo aprovecha para determinar su destino. Excepto que la existencia tiene sorpresas para todos, y Denny se enamora de Eve (Amanda Seyfried), con quien se casa y tiene una pequeña hija, Zoe (Ryan Kiera Armstrong).  

Cuando una tragedia amenaza con destruir la familia, Enzo no puede más que hacer comentarios internos y usar todos sus recursos “perrunos” aunque, en general, compartimos sus frustraciones de solo poder ver lo que sucede, a pesar de conocer más de lo que ocurre. 

La principal virtud del filme es su elenco. Para quienes lo hemos visto en la serie This is Us, Ventimiglia aprovecha su imagen de “querido y sensible patriarca”, la cual mantiene durante la historia. Amanda Seyfried es una de las actrices más agradables que puedan existir en pantalla, y los perros que usaron para interpretar a Enzo son… pues, adorables. ¿Quién pierde con eso? 

 

 

El director Curtis sabe aprovechar la fortaleza de los actores y, a pesar de ser un gran drama, nunca los intenta forzar más de lo necesario, lo cual ayuda a que tampoco nos azote con excesos de dramatismo.   

Mi amigo Enzo no ganará premios de mejor película, pero vayan listos para llorar en público. Ojalá los cines tarden un poco más de lo habitual en prender las luces, para que te dé tiempo de desahogarte y de limpiarte las lágrimas, el rímel o todas esos rollos que reprimen los sentimientos o creen que solo mediante el llanto se experimentan emociones.

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