La simple idea de que la pandemia de la covid-19 hubiera ocurrido en otro momento, asusta; ¿cómo trabajaríamos? ¿Cómo nos hubiéramos comunicado con nuestros seres queridos? ¿Cómo habríamos matado las miles de horas en cuarentena?

También por otro lado, antes la vida era mucho más lenta, la humanidad no necesitaba todo el tiempo estar conectado. Pero bueno, la soledad nunca en la humanidad ha sido fácil, por lo que debemos de agradecer que el internet está entre nosotros y podemos matar el tiempo que ha traído la pandemia.

En este sentido, un día como hoy, 7 de abril, pero de 1969, por primera vez fue publicado a través de una red de computadoras el documento electrónico denominado RFC 1 (Request For Comments) en la Universidad de California, Los Ángeles.

El RFC 1 era un texto en el que a través de la red era posible hacerle aportaciones, comentarios y agregar modificaciones para volverlo a colocar a disposición de los integrantes de dicha red sin que se perdiera el documento original. Cada versión contaba con un número de serie y los cambios se creaban bajo un número nuevo, lo que permitió una acumulación de contenidos rastreables en cada modificación. 

Básicamente esto es la esencia del trabajo colaborativo que permitió a Internet convertirse en lo que es, y forma la estructura de funcionamiento de sitios muy conocidos como por ejemplo Wikipedia.

Así que este 2021 festejamos el cumpleaños simbólico 52 del internet, esta red de signo aries extrovertida y que es el inicio, el desarrollo y el término de muchas cosas, pero más que nada en este momento, delinea la forma en la que la humanidad existe.

Lo que nos deja con muchas preguntas mirando al futuro, ¿cómo será nuestro mundo digital en, digamos, 50 años?

Esta pregunta se la han hecho cientos de expertos a lo largo del tiempo, y en 2019 encontraron algunas respuestas en términos de cómo nuestra presencia digital llegará a definir aún más nuestra existencia. Y sí, como una película cyberpunk, la pregunta principal es cuál será la definición de ser humano, literalmente, una vez que la tecnología esté disponible para nuestros cuerpos y cerebros.

No por nada la ciencia ficción parece que predice el futuro, las preguntas siempre suelen ser ontológicas.

Según expertos, esta forma de utilizar internet será sumamente arcaico, y lo más temido por los autores de los setenta, nuestra presencia digital no estará separada del mundo físico, sino arraigada en él. Claro, es algo que ya pasa, pero ahora será literalmente, porque le diremos adiós a los teclados, al mouse y a las pantallas.

Así como pasó con la electricidad, el internet se convertirá en una utilidad omnipresente, algo que esperamos que siempre esté disponible y a nuestro alrededor entrelazado en nuestra vida diaria. Al punto que el mundo que tenemos frente a nosotros será una mezcla de realidad y virtual y, en ocasiones, será incapaz de descifrar cuál es cuál.

Un mundo surrealista que dejará de lado lo físico y tangible para mezclarnos con todo aquello que no existe; casi como llevar todo el tiempo lentes de realidad virtual con los que interactúas con tu entorno.

Si hablamos de un futuro incluso más cercano, pensemos en Clubhouse, nuestra comunicación los mensajes mecanografiados desaparecerán en favor de las comunicaciones verbales y auditivas. Tales como los asistentes virtuales, los mensajes de voz en WhatsApp o la nueva herramienta de Twitter.

Los expertos especulan que los audífonos serán reemplazados por implantes invisibles que modulan toda la audición, a veces excluyendo el paisaje sonoro circundante en favor del virtual, a veces amplificando una sola voz cercana; de hecho, toda la audición estará mediada por estos implantes de audio.

Qué miedo, ¿no?

Bueno, según los expertos simplemente le diremos adiós a la privacidad, algo que ya vivimos con cada click le estamos dando más y más información sobre quién eres, qué tarjeta tienes, tu dirección, tus números de teléfono. Simplemente tomamos la decisión (tal vez no tan consciente como debería) de sacrificar parte de esta información potencialmente privada en aras de la conveniencia.

Y claramente, esto sólo aumentará. Los algoritmos cada día parece que te conocen más que tú y que te escuchan más que algunos “amigos”, anticipan lo que necesitas según lo que compras o simplemente miras.

Los expertos hablan de una cosa muy espeluznante pero familiar, la publicidad va a cambiar, se volverá mucho más personalizado y significativamente más pequeño: “Publicidad a medida. Tu muñeca parpadeará brevemente con una hermosa pulsera que podrías comprar, verás destellos de tu sala de estar con una alfombra más bonita y muebles más nuevos”.

Y bueno, así como ni siquiera nuestra casa estará libre de aquello que podamos consumir, ya ni siquiera nuestro estado de salud será privado, lo cual ya se veía venir pero con la pandemia tu salubridad será de dominio público. Ya se hablará más seriamente de la Biodata, y así como los atentados terroristas cambiaron por completo la forma de viajar, ahora la pandemia será lo mismo.

Si todos tenemos una tecnología portátil, como un smartwatch pero sumamente exacta, puedes saber cómo es que se encuentra cada persona, pero no sólo eso, sino que se le puede agregar una escala poblacional, y así obtener una mejor comprensión de lo que está sucediendo no solo en el ámbito de la salud pública, sino también en el ámbito de la enfermedad en particular.

Y así, en poco tiempo tus datos biológicos serán tan conocidos como el color de la camisa que usas.

Así que nada, el mundo de la hiperconectividad sólo da la sensación de que se volverá tan grande y vasto que la alienación y la soledad que sentiremos será aún mayor que en cualquier época.

Justamente sólo nos queda preguntarnos qué será un ser humano hiperconectado, hasta en sus pensamientos.

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FOTO: Adobe Stock