A pesar de que rn la cultura musical actual se prefiere o es más práctico el streaming y las descargas digitales, los discos de vinil llevan años en tendencia. En el año 2017, se vendieron 12 millones de unidades en los Estados Unidos y se alcanzó la suma de ventas de 416 millones de dólares (según el Nielsen music report), el mejor récord de ventas desde 1988. Además, el dispositivo de audio más vendido de ese mismo año, exceptuando el IPhone, fue la tornamesa.
Probablemente sean fechas lejanas, sin embargo, el gusto por escuchar a tu artista favorito en una tornamesa no ha ido de bajada, sino todo lo contrario.
Desde hace varios años, el mundo de los discos de vinilo muestra un crecimiento en seguidores y producciones por el que nadie apostaba. Desde lo que muchos consideran su gran resurgimiento (aunque muchos otros aseguran que el formato nunca se fue), melómanos iniciados, amateurs y expertos han cruzado la frontera digital para dar un paso de vuelta a una plataforma cuya gran ventaja está en el detalle.
Desde el arte de las portadas, la impresión fotográfica, la elección del cartón o papel, la tipografía, el color de los acetatos y lo que muchos llaman el mejor formato para escuchar música. Ofrece un plus para que las nuevas generaciones busquen primero la versión en vinilo de sus gustos y con esto se sumen al fenómeno social del coleccionismo.
El artículo de The Economist, titulado “How millennials are warping the vinyl industry”, señala que si bien en un primer momento parecía que la generación de 45-54 años era la responsable del consumo de estos tornamesas gracias a la nostalgia de escuchar viejas canciones, lo cierto es que los índices demostraron que cerca del 50% de los consumidores de vinilo tienen 35 años o menos, con el 33% teniendo entre 25-35 años de edad.
Pero, ¿qué diferencias hay?
Es cierto, el cassette, el CD, el mp3 y, finalmente, el streaming, supuestamente democratizaron el acceso a la música, permitiendo la explosión de muchísimos grupos y artistas, cambiando también la forma de consumirla, pero el proceso tuvo un gran costo: la calidad sonora.
Porque si quieres llevar la experiencia musical al siguiente nivel sonoro, lo que necesitas es una tornamesa. Por un lado, está el sonido, de ahí, la compresión de información hace su trabajo: sería algo así como leer una historia completa o su versión resumida. El vinilo, en este caso (si consideramos uno con calidad y peso suficiente), es el que te ofrece todos los detalles: los instrumentos y sus arreglos se perciben con mucha mayor claridad, lo que se suma a una calidez sonora que envuelve.
Si quieres dar este paso, que puede no tener retorno, te invitamos a ver las tornamesas que Sólo Sanborns tiene para ti.