La Ciudad de México puede ser dividida de muchas formas. Se puede dividir por puntos cardinales, zonas, barrios, colonias y hasta alcaldías. Como toda gran ciudad, cada una de ellas tiene un sentido histórico, político o geográfico muy particular.
Por ejemplo, Tlatelolco es uno de los barrios más antiguos de la Ciudad de México. Alguna vez leí que Tlatelolco significaba “montículo de arena”, el cual fue fundado alrededor de 1338, trece años después de la fundación de México-Tenochtitlán. En tiempos prehispánicos estaba ubicado en un islote al norte de la gran ciudad de Tenochtitlán en el Lago de Texcoco y tenía, entre otras cosas, el tianguis más importante de Mesoamérica.
Por otra parte, fue escenario de los eventos del 2 de octubre de 1968. Un importante movimiento estudiantil que marcó el rumbo de la ciudad y del país a partir de ese año.
Sin duda el año 68 define de muchas maneras un paisaje que está vinculado con la memoria, no sólo con la histórica sino también con la memoria urbana. Es curioso porque antes del 68 ya se tenían lecturas sobre Tlatelolco como un punto en donde había tres tiempos que estaban enredados. Un espacio que había sido mercado prehispánico, la iglesia colonial y, después, donde se levanta un símbolo de la modernidad.
Pero, al parecer, es como si el 68 hubiera logrado articular esa idea entre memoria histórica y memoria urbana. Es ahí donde esos tiempos compiten en todo momento y donde existe un punto cero para la memoria y para el imaginario urbano, como el sitio donde una tragedia ocurrió y a donde hay que volver cada año para dar voz y buscar una respuesta simbólica pero actual a ese pasado que marcó la historia del México contemporáneo, ocurrida un año y cinco meses después de la firma del Tratado de Tlatelolco, que establecía la desnuclearización del territorio de América Latina y el Caribe de los países signatarios. Tal vez por ahí podamos empezar a entender el impacto del 2 de octubre en la transformación del imaginario urbano.
Además de importantes movimientos políticos, en esta colonia se sitúan algunos edificios de importante valor histórico, la parroquia de Santiago Tlatelolco, que data del siglo XVI, y la pirámide de Tlatelolco, ubicada justo enfrente de la parroquia, razón por la cual es una importante zona de valor arqueológico e histórico.
A continuación, te platicamos otros sitios que seguramente quisieras visitar en Tlatelolco:
Posiblemente la visita obligada cuando te encuentres en este histórico barrio de la CDMX, además de la Plaza de las Tres Culturas, es El Tecpan y el Ex Colegio de San Buenaventura, además de los edificios que unieron la arquitectura prehispánica y colonial, ubicados en la zona de los multifamiliares. Es más, entre el legado cultural de otras épocas, podrás descubrir un interesante mural de Siqueiros en su interior.
Centro Cultural Universitario Tlatelolco
Ubicado en la Torre de Tlatelolco, realizada por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez y utilizada de 1966 a 2005 como edificio principal de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Hoy este espacio es parte de la Universidad Nacional Autónoma de México y cuenta con el espacio de exhibición permanente: El memorial del 68 (memorial del movimiento político de 1968), además de otras salas de exhibiciones. Consulta información sobre su próxima apertura, tras su cierre temporal por la pandemia del Covid-19.
Jardín de Santiago
A un costado del Centro Cultural Universitario Tlatelolco, se encuentra este hermoso parque. Es una réplica del Jardín de San Marcos en Aguascalientes, donde nació el Arquitecto Mario Pani quien elaboró este proyecto durante el sexenio de Adolfo López Mateós (1958-1964).
El lugar cuenta con más de 60 especies de plantas y árboles, con una bella barda perimetral de cantera originalmente rosa, con hermosos arcos de acceso también tallados en cantera, un busto de José Guadalupe Posada y otro dedicado al médico alemán, fundador de la homeopatía, Chistian Hahhemann. En la parte central hay un estupendo templo dórico con una majestuosa columnata circular, también conocido como monóptero.
Teatro Isabela Corona
Sobre el Eje Central Lázaro Cárdenas 445 se encuentra este teatro que rinde homenaje a la actriz mexicana Isabela Corona (1913-1993), que protagonizó películas como Los de abajo (1939), y Lola Casanova (1948), entre otras. Este foro se caracteriza por los espectáculos infantiles que ofrece. Se inauguró el 6 de noviembre de 1964 como auditorio del Instituto Politécnico Nacional, luego se incorporó a los teatros del IMSS en 1987 y se habilitó el 21 de julio de 1988, ahora el espacio ofrece una cartelera para público con diversas discapacidades con lenguaje de señas mexicano.
La "U de G"
Es una de las cantinas más conocidas de la ciudad cuya fama ha pasado de una generación a otra. Como su nombre lo indica, La Única de la Guerrero fue la primera y única cantina de la colonia Guerrero (después abrieron pulquerías, cervecerías, bares y cabarets y se tendría una época de oro en la década de los 50).
En la “U de G” se filmó parte de la película Nosotros los Nobles y es común ver a varias celebridades disfrutar del ambiente en este lugar. Acudían, por ejemplo, José José o Dolores Olmedo, quien iba una vez al mes, se tomaba dos copas, se sacaba fotos con la gente y se iba. Por último, la especialidad de la casa, es el cabrito al horno.
Y pronto les hablaremos un poco más de lugares emblemáticos, que ahora también tienen que adaptarse a los tiempos, como el Salón los Ángeles, ubicado en el tradicional Barrio de los Ángeles y a unas cuadras de la Plaza de las Tres Culturas, o el Mercado de la Lagunilla…
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