No sólo los adultos tenemos pesadillas, los malos sueños no perdonan edad, género ni contexto. Todo ser humano capaz de soñar, es capaz de tener malos y buenos sueños. 

¿Qué son los sueños? Mientras todos reconocemos un buen descanso con una historia surreal detrás, en la que una narrativa se cuenta en nuestras cabezas con momentos hasta fantásticos, como el hecho de poder volar y viajar a lugares que fuera de un sueño serían imposibles y un verdadero reto; también reconocemos cuando un sueño se convierte en pesadilla para perturbar nuestro descanso y nuestros miedos en la vida real. 

¿Qué monstruos habitan debajo de nuestras camas o del otro lado del armario? A veces, hasta el famoso Coco queda diminuto al lado de los monstruos que se llegan a construir en nuestras cabezas. Igualmente para los niños, y aunque pensemos que somos nosotros los que tenemos más preocupaciones de la vida adulta para vencer a cualquier monstruo de la infancia, no debemos pasar por alto que los niños también absorben las preocupaciones de casa y del mundo en general. 

Las infancias son seres humanos con la misma capacidad de aprendizaje que un adulto, únicamente tienen menor información del mundo, pero no por eso no perciben su contexto. Desde su propia óptica, construyen un mapa de lo que significan las cosas, los gestos, y una lista de etcéteras. Quizá un niño nunca se preocupará en carne propia por pagar la renta o la colegiatura. Sin embargo, absorbe la preocupación de los adultos a su alrededor. 

En este sentido, los niños van construyendo sueños, esperanzas, fantasías, pero también monstruos que se alimentan de sus miedos. Las pesadillas no son las mismas para los niños que los adultos y a veces esto es una anotación importante, ya que para los niños se trata de una experiencia mucho más vívida, en la que a veces pueden confundir la realidad de lo que sueñan, provocandoles ansiedad, angustia y un malestar real. 

El nacimiento de los miedos

¿De dónde vienen los miedos? ¿Te has preguntado sobre en qué momento de la infancia, o la vida misma, comenzamos a generar miedo alrededor de algo? 

De acuerdo con los especialistas en psicoterapia infantil, “las pesadillas están relacionadas con eventos que el niño ha vivido en primera o tercera persona o ha escuchado en la realidad”. El nacimiento de los miedos varía en cada persona, pero por lo general es alrededor de los dos o tres años cuando se comienzan a manifestar los miedos evolutivos como el temor a la oscuridad y las figuras u objetos que pueden hacer sombras en su habitación, ya que pueden interpretarlas como una amenaza. Es decir, ¿quién incluso a esta edad no se lleva todavía un buen susto, de vez en cuando, con las sombras y figuras en la oscuridad?

Un poco después, como a eso de los tres a cuatro años, se genera miedo a los animales y a partir de los cinco a seis años el miedo a la muerte comienza a respirar en nuestra psique. Poco a poco, los miedos comienzan a desarrollarse y no significa que sean patológicos, en realidad son completamente normales. Sin embargo, es importante estar atentos a que no se instalen de manera negativa. 

Tramas según la edad

Asimismo las temáticas narrativas de las pesadillas van desarrollándose según la edad, entonces los miedos a lo imaginario, monstruos y más comienzan a conceptualizarse por los dibujos, películas y cuentos que han consumido. Hacia los cuatro años no suelen interpretar el sueño específicamente, pero hacia los diez años los sueños comienzan a ser más nítidos, por lo que pueden expresarlos mejor. 

¿Qué hacer si un niño antes de los diez años despierta horrorizado por una pesadilla? Los expertos recomiendan aclimatar el ambiente para que se sientan seguros y explicarles que no fue real lo que soñaron. Igualmente, es importante aclararles que las pesadillas existen y serán parte de su vida, pero que eso son: pesadillas. 

¿Cómo ayudar a nuestros hijos a perder el miedo? De acuerdo con Aurora Gavino, catedrática de Psicología Clínica de la Universidad de Málaga y autora del libro Las pesadillas:

"Las pesadillas se encuentran dentro de esa problemática cotidiana sencilla de los niños que hay que desdramatizar ya que de otra forma se puede volver angustiosa y sin querer los padres la agudizan. Se trata de algo que tiene solución y utilizamos el medio del cuento que permite una interacción divertida entre padres e hijos". 

Asimismo, destaca puntos claves para ayudar a nuestros hijos a perder el miedo vívido de las pesadillas. Como tener un horario rutinario para el descanso, crear un ambiente agradable en la habitación, una ayuda puede ser una lámpara pequeña para ayudarle a dormir. Igualmente, es indispensable siempre hablar con los niños sobre cómo estuvo su día, escucharlos y evitar programaciones no aptas para su edad. 

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