Seamos serios, y es que si algo nos encanta a nosotros como especie humana es celebrar cualquier cosa. No necesitamos muchos pretextos para hacer de un evento diminuto una enorme fiesta. Apenas necesitamos una buena noticia que anuncie un futuro proyecto, un viaje, futuros destinos, para ya chocar las copas y celebrar. Algo así, por supuesto, sucede cuando una nueva vida está en camino. Sin embargo, en los últimos años se ha modificado un poco esta tradición.

Todos conocemos los famosos Baby Shower, los cuales originalmente se realizan para festejar esta nueva vida en camino, a la par de que se busca ayudar a la pareja a obtener lo necesario para este nuevo bebé en camino. Algo así como las bodas, cuando la mesa de regalos está llena de artefactos de cocina, ropas de cama, etc., con la intención de ayudar a los recién casados a hacer su nuevo hogar. 

Ahora la tendencia son las Gender reveal party (o fiestas de revelación de género), tanto por su “innovación” de temática, como por su posible polémica. 

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El origen de todo...

Todo comenzó con Jenna Karvunidis, en 2008, cuando se encontraba embarazada y decidió mostras una pequeña fiesta para celebrar la nueva vida que crecía en su vientre, con el motivo de mostrar el sexo del bebé. Al respecto, ha declarado que la idea surgió naturalmente: "Quiero decir, solo me gusta hacer fiestas. Pensé que sería muy divertido para toda la familia descubrirlo".

Por la fecha ya habrás notado que esto sucedió mucho antes del boom de las redes sociales. Sin embargo, la idea se popularizó bastante, que incluso ahora es un hashtag por sus distintas aristas. Todo se dio a conocer porque la actual influencer ya contaba con un blog, en el que contó su experiencia (High Gloss and Sauce), al igual que en un foro para padres. Después, esto estalló cuando un periodista se interesó por el suceso y decidió escribir su historia y publicarla en The Bump, una revista de Chicago especializada en el embarazo. 

¿No todo era fiesta y diversión? 

Desde entonces esta idea ha resultado llamativa y divertida para aquellas parejas emocionadas por la nueva llegada de un bebé. Es decir, a todos nos entusiasman los comienzos, y esta idea nos dio la oportunidad de celebrar de otra forma más la llegada de una nueva vida. 

Ya no bastan los Baby Shower, sino que ahora también es divertido celebrar con una Gender reveal party, al menos para algunos. Pero, si todo es fiesta, ¿por qué habría una polémica? Bueno, en realidad, como todo consta de distintos puntos de vista, creencias y demás. No hay absolutos, ni verdades completas. Sin embargo, siempre hay espacios para la reflexión y el entendimiento de nuestras motivaciones internas y externas para hacer o no distintas cosas. En este caso, las Gender reveal party tienen dos focos rojos que la sociedad ha alertado de manera significativa. 

Para empezar y por muy extremo que suene, los actuales incendios catastróficos que se han generado en California se deben a una de estas fiestas. Claramente todo consta de un accidente, no de un ataque per sé. Pero, ¿cómo es que la celebración de una vida ocasionó tanta muerte forestal? 

La fiesta de celebración por revelar el género tiene muchas dinámicas, desde las más modestas en las que sólo cortan el pastel y se revelan los colores que definen el género del niño (según los padres) hasta otros niveles mucho más atrevidos. La que más popular se ha puesto es la de el uso de pirotecnia de colores, para revelarlo. Desafortunadamente, el mal manejo de estos materiales y las ubicaciones en las que han sucedido, han ocasionado desastres naturales. Como lo que se vive ahora en California.

Otro ejemplo es lo que sucedió en Arizona en 2017, cuando un futuro padre disparó una sustancia explosiva a un objetivo e inició un incendio forestal que destruyó 19 mil hectáreas. Las autoridades lo condenaron a pagar cerca de 8 millones por daños. Si nos ponemos ácidos, podríamos decir que ahí se fue el fondo universitario del bebé y muchas más cosas, posiblemente. 

Entre las distintas ideas para revelar el género, también han surgido unas muy originales y brillantes, como otras tantas polémicas. Cuando el año pasado en Iowa una detonación descuidada ocasionó la muerte de la futura abuela, o otra cuando en 2018 los futuros padres utilizaron a su mascota, el cual era un cocodrilo, para anunciar el género. Básicamente le dieron para masticar una sandía llena de gelatina azul. Claramente, el debate entre el abuso animal comenzó. 

Por mencionar algunos ejemplos, estos son los que más han cuestionado las formas en las que se llevan a cabo estas fiestas. Es decir, y por pura opinión personal, hay muchas formas originales y mucho más seguras para estos eventos, que unas que ponen en riesgo al planeta mismo. 

Ahora, en pleno 2020, las discusiones del género han incrementado radicalmente. Provocando que el debate se extienda a las cuestiones binarias y construcciones sociales que implican. Sin irnos a la “destrucción del género” como tal, pensemos un poco antes y en las comunidades transgénro. ¿Hacer estas fiestas no es condenar a una persona de esta comunidad? Es decir, se trata de todo un proceso de construcción de identidad y personalidad, entonces asumirlo desde antes de que el bebé nazca, quizá no sea lo más acertado para quienes pertenecen a esta comunidad. 

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No seamos aguafiestas...

Más allá de todo, todos somos libres de celebrar la llegada de un nuevo integrante de la familia como queramos. Sin embargo, nunca está de más el espacio de reflexión y considerar todas las posibilidades, desde no poner en riesgo nuestra propia integridad, como en considerar a este nuevo integrante. 

Así que no seamos aguafiestas, pero tampoco estaría de más apelar a más visiones y ser empáticos y quizá, hasta más originales. Quizá en un futuro estas celebraciones pasarán como obsoletas, o quizá no, pero podría ser que en vez de hacer una celebración sobre el género de bebé, se haga una celebración distinta. Quizá la apuesta esté ahí. Es decir, sin montarnos en escalones de superioridad moral, pero quizá en optar por algo mucho más original. 

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