Sobre el cliché de la distancia que se recorre para amar a alguien, y el larguísimo camino que se toma de vuelta para olvidarlo, no sólo se trata de un verso del boom latinoamericano, sino que se trata de la historia de muchos. 

Mientras nos enamoramos de alguien, nuestro cerebro prepara todo un coctel de hormonas en donde las claves de la felicidad química nos hechizan en instantes que se sienten de película. El enamoramiento nos ocasiona una segregación natural de dopamina y más sustancias que nos provocan efectos muy similares a los de las anfetaminas. 

Es decir, cuando pasamos por este proceso de enamoramiento, es como si un hechizo real nos poseyera y todo pareciera mucho más ameno. Sin embargo, más allá de los efectos químicos, también es verdad que el amor y todos esos sentimientos positivos que nos abordan, se convierten en una cotidianidad sobre nuestras propias narrativas. 

¿Qué pasa cuando todo se termina? Claramente ese bar de cocteles neurológicos decide, de un día para otro, terminar con la barra libre de hormonas felices, y entonces el vértigo de la caída nos habita en un sentimiento muy cercano al de la desolación. La tristeza nos lleva a la escala de grises en donde la vida ya no es tan amena como antes. 

La separación de una pareja sentimental participa en esta clausura de tragos de serotonina, oxitocina y demás hormonas, y la caída es casi inevitable. ¿Qué hacer para superarlo? ¿Cómo regresar a un equilibrio en el que este bar se compense, quizá ya sin tanta oferta de sedantes, pero sí de paz emocional y mental? O en otras palabras, ¿cómo superar a nuestro ex y no enrollarnos en el drama en el intento? 

Existen diversas formas de hacerlo, y las clásicas como rodearnos de nuestros amigos, salir a hacer ejercicio y tomarlo como un tiempo de reconciliación con nosotros mismos para regresar a habitar nuestro interior, a veces no son tan suficientes en nuestra contemporaneidad. 

Además, también existen métodos científicos que nos ayudan a que todo sea mucho más sencillo, porque más allá de asumir que una relación ha terminado, nuestras actividades cotidianas deben adaptarse para continuar sin tanto embrollo, y en esto también cuentan nuestras dinámicas digitales. Tan sólo pensemos en todas esas veces que hemos caído en la espiral sin fin que nos lleva a revisar, una y otra vez, el perfil digital de nuestras ahora exparejas. 

En Estados Unidos existe algo llamado science of willpower (ciencia de la fuerza de voluntad), y es lo que nos ayuda a dejar de hacer cosas como stalkear “discretamente” a nuestras exparejas, o escribirles cuando no deberíamos. Es decir, a todos se nos ha olvidado, por momentos, lo que nos llevó a separarnos de nuestras parejas, y queremos regresar a ese punto en el que “todo estaba bien”, la eterna saudade, nostalgia o melancolía que nos provocan las rupturas y los finales, en general. 

Descuida, para todo hay solución, incluso para ese corazón roto y mente obsesiva que no deja de stalkear, pensar en escribirle o peor aún, llamarle al ex, y para esto la ciencia nos trae métodos específicos. 

Llegó el momento de superar a nuestras exparejas y matar, de una vez por todas, esas irremediables ganas de saber del otro a través de los medios digitales. Para eso, te damos los siguientes consejos basados en la ciencia, y en puntos básicos que Kelly McGonigal, psicóloga y profesora de salud en la Universidad de Stanford, apunta en su libro The Willpower Instinct: How Self-Control Works, Why It Matters, and What You Can Do To Get More of It. 

Localiza el modelo de conducta

De acuerdo con McGonigal, encontrar una figura que nos inspire por su determinación y fuerza de voluntad, nos ayudará. El consejo radica en pensar en esta persona cada vez que nos sintamos tentados a caer en las garras del abismo, y queramos volver a ver, escribir o stalkear a nuestro ex. No importa si se trata de una persona conocida, cercana, famosa, o lo que sea, el punto es que sea alguien que te inspire, y te haga darte cuenta que no necesitas dar esos pasos atrás.

Una obsesión, un tesoro

Trata de encontrar un nuevo objetivo que te apasiones y te haga estar al cien en ella cada vez que sientas este ímpetu por escribirle al ex. Igualmente, se trata de algo en lo que invertir tu tiempo para despejar los pensamientos, como correr, escribir, fotografías, planear un viaje, pintar, lo que se te ocurra es buena idea. 

Una amiga como la apatía

Cuando nos sentimos tentados a escribirle, stalkear y demás a nuestro ex, nuestro cuerpo se estresa, por lo que nuestro cerebro se centra únicamente en la recompensa e ignora el riesgo potencial que conlleva. Para evitarlo es tan simple como relajarnos, y tomar un largo respiro y llevar con calma esas ganas. Para esto la ciencia nos recomienda hacer yoga, meditar, o incluso echarse largas siestas, el punto es alejarnos de la tentación y relajar a nuestro cerebro para que no ignore las temibles consecuencias que una idea así puede ocasionarnos. 

Encuentra más alternativas AQUÍ.