Llámalo error de diseño o como quieras, pero los seres humanos no podemos funcionar sin dormir. Una de las cosas más frustrantes de la vida es sentir cansancio y sueño sin conciliarlo, dar vueltas en la cama viendo el techo e intentar cerrar los ojos, pero toparse con una pared llamada insomnio que amenaza con mandarlo a uno directo y sin una gota de energía a la oficina.
Estamos de acuerdo, si no dormimos suficientes horas, las que podamos aprovechar hay que dormirlas bien. No es inusual que culpes a las “malas costumbres” por andar como zombi todo el día, todos esos hábitos que nos impiden descansar debidamente
Efectivamente, esto es para destacar que una de las funciones de nuestro cuerpo al dormir, es reforzar el sistema inmunológico, que nos ayuda a prevenir enfermedades y a combatirlas si nos achacan. No dormir bien hace que se desarrollen problemas de sobrepeso, males digestivos, de metabolismo y cuadros gripales comunes que podemos confundir con otra cosa.
Un problema que abona a esto es que la cultura popular se llena de malas interpretaciones del delicioso acto de dormir. Por ello, aquí te presentamos algunos mitos que seguro te han mencionado y hasta, quizá, creíste.
Las siestas, sinónimo de pérdida de tiempo: Echar una cabeceada onírica después de comer no tiene nada de malo. Aunque las siestas no sustituyen una buena noche de sueño, pueden ser restaurativas, para contrarrestar algunos de los efectos de no dormir suficiente cada noche. Una de menos de cinco minutos nos ayudará a combatir la somnolencia, pero si logramos descansar diez o veinte mejorará significativamente la concentración y la presión sanguínea. La mejor hora para practicarla es entre las dos y las tres de la tarde, el momento del día en que solemos sufrir un bajón en la productividad.
¿Dormir mucho ayuda? Muchos cuestionan si se debe dormir más, menos o lo mismo cuando se experimenta estrés. Un adulto en edad productiva debe dormir al menos 7 horas cada noche, en promedio, en cualquier situación. Por otro lado, el aislamiento provoca que las personas se levanten más tarde y con ello se altera el reloj biológico; si no se toman precauciones este cambio hará que las defensas del cuerpo bajen y seamos más proclives a enfermedades y contagios.
Madrugar siempre es lo mejor. El ciclo circadiano es el nombre del reloj biológico interno que controla nuestros ritmos de sueño y vigilia, y está sincronizado con las fases de luz y oscuridad de la Tierra. Salvo por motivos laborales, la mayor parte de la gente funciona con ese ciclo: trabajar de día y dormir de noche. Pero eso no quiere decir que el ritmo biológico de todas las personas sea el mismo: muchos funcionan mejor por la mañana y otras que lo hacen a última hora del día. Ojo: también hay gente que es neutra.
Ojo con la cafeína y el alcohol: Si te tomas un café para merendar y una copa de vino para cenar, lo estás haciendo todo mal para dormir. Por otro lado, cuando hemos ingerido alcohol experimentamos somnolencia, sin embargo, una vez hemos conciliado el sueño, su calidad empeora. El alcohol también aumenta la probabilidad de que ronquemos y, por tanto, de que suframos. Entonces si decidimos beber, lo más recomendable es tomar la última copa entre hora y media y dos horas antes de ir a la cama, para que la concentración de alcohol en sangre sea escasa y así poder caer en los brazos de Morfeo.
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