23 jul 2019
La luz es el conducto por el que podemos conocer nuestro espacio, entender la profundidad, el espacio, ver los colores que reflejan los objetos; en resumen, sin la luz no podríamos relacionarnos con el mundo en el que vivimos.
A pesar de que tenemos propiocepción (la capacidad de sentir la posición relativa de nuestro cuerpo) gracias a la visión es que podemos orientarnos en un espacio. Es por ello que simples cambios de luz pueden causar una distorsión del espacio en el que creemos estar.
Y precisamente esta es la exploración en la que está interesado el grupo de artistas Squidsoup, un grupo internacional de artistas, investigadores, tecnólogos y diseñadores con sede en el Reino Unido, que trabajan con experiencias en medios digitales e interactivos:
Nuestro trabajo combina espacios digitales dinámicos y físicos con formas de interacción novedosas e intuitivas para producir experiencias inmersivas, receptivas y cautivadoras.
Squidsoup son los creadores una decena de instalaciones que buscan sumergir al espectador en un espacio virtual, aunque está anclado a nuestra realidad, la luz transforma el espacio en el que podemos encontrar sus obras y crea dimensiones alternas en las que es complicado no perderse.
La instalación Submergence fue creada originalmente en 2013, pero en 2016 debido a su éxito se creo una pieza más grande, la cual es la que se expone actualmente y podrás encontrar en Artz Pedregal hasta el 29 de septiembre.
Así pues, a la distancia Submergence se mira como un cubo creado por decenas y decenas de luces que cuelgan del techo. Durante los 12 minutos de duración de la instalación, esta transita por una diversidad de colores, se crea una sensación de movimiento y transformación del espacio físico, el cual se ve fundido con el virtual. Este espacio se ve enriquecido por los sonidos.
Una experiencia envolvente, la cual promete crear mundos multisensoriales.
Esta sociedad es muy visual, simplemente en la vista está la posibilidad habitar los mundos intangibles de las redes sociales, por ello es que las instalaciones artísticas cada vez tienen que ser más impresionantes para llamar la atención. Muchas de las veces el problema es que su exploración queda ignorada por la nueva forma de experimentar la vida, con un celular enfrente.
Muchos de los artistas contemporáneos más conocidos y admirados en el mundo pocas veces lo son por lo que discursan o exploran, sino por la imponencia visual, y la calidad del background para una buena foto. Para una selfie de calidad, estarían al mismo nivel una activación creada por una marca para Coachella, que Infinity Room de Yayoi Kusama.
Pero más allá de “criticar” la nueva forma de vivir la realidad, creo que es más rico mirar el cuchillo de doble filo que termina por describir a muchas de las instalaciones inmersivas.
Lo impresionante y la exploración de una obra no deberían ser excluyentes, sino complementarias, el problema podría radicar en que lo que se busca discursar muchas veces es liviano y se pierde dentro de la misma maravilla visual.
En el caso de Submergence parece que la exploración no va más allá de crear algo impresionante: “en su totalidad, se forma una narrativa abstracta con un aumento gradual de la tensión, que llega a un clímax final. Cada movimiento tiene sus propios elementos, ambiente y capacidad de respuesta. También están todos abiertos a la propia interpretación.”
Ir en busca de la selfie perfecta y sentir que los límites del espacio se ven entorpecidos por los cambios lumínicos, no son excluyentes.
Así que tal vez antes o después de buscar la foto perfecta, valdría la pena sentir los 12 minutos de cambios espaciales dentro y fuera de la instalación. Y bueno, trata de no distraerte con la cantidad de caras sonrientes detrás de un celular.
Submergence de Squidsoup
Hasta el 23 de septiembre
Martes a domingo, de 11:00 a 21:00 h
Artz Pedregal (Periferico Sur # 3720, Jardines del Pedregal, CDMX)
