Si lo dicen los astros, las cartas o tu terapeuta, entonces quizás…

Vida y estilo Calendario 12 oct 2021 Paulina Martínez

El pensamiento mágico ha habitado en nuestra especie desde tiempos memorables, y es que pensar en los misterios que se ocultan ante nuestros ojos nos lleva a imaginar las posibilidades a través de diferentes narrativas. Mirar el cielo y preguntarse qué son aquellos puntos brillantes  no es únicamente un acto de contemplación, es ahí donde radica el pensamiento medular en el que la ciencia y el misticismo convergen para dibujar nuestra realidad. 

El accidente cósmico que nos dio la vida colocó las piezas en su lugar y ahora somos la especie que habita un planeta con dirección a la nada. No sabemos absolutamente nada de lo que hay afuera, y muy poco hemos entendido de lo que hay aquí mismo. Sin embargo, es un hecho que tanto la ciencia como el misticismo se han encargado de construir una de las bases fundamentales para nuestra sociedad. 

Y aunque los misterios sigan a la orden del día, también es un hecho que nos hemos logrado explicar cosas que antes se asumían exclusivamente bajo un pensamiento mágico. Asimismo, y yendo en contracorriente de una lógica en la que entre más descubrimientos científicos menos misticismo, nuestra sociedad también se ha sostenido fuertemente en este segundo eje. 

No por nada escuchar que las preguntas de hoy en día sean: ¿a qué hora naciste? O ¿qué signo eres? Es decir, estamos a menos de diez años de que Marte sea pisado por un astronauta humano por primera vez, pero seguimos creyendo que Mercurio retrograda para afectarnos directamente. 

Quizá no seamos una especie sensata ni mucho menos seamos una que se dirige hacia un único sentido, nuestra narrativa es contradictoria, está llena de accidentes y quizá eso sólo sea un síntoma de nuestra naturaleza. Es decir, el universo se creó en diversas direcciones, y últimamente hay estudios en los que se ha demostrado que la evolución no es lineal. Más bien estamos en un sistema de aparente aleatoriedad en la que tanto la ciencia como el misticismo en efecto resuelven nuestras inquietudes. Tanto una depende de una como de la otra. 

De las estrellas a las neuronas y la salud mental

En este sentido, de unos años para acá se han ido tirando estigmatizaciones que orbitaban entorno a la salud mental. Cada vez el enfoque hacia la neurodivergencia se ha normalizado al grado de entender a la atención psicológica o psiquiátrica como una herramienta para vivir una vida plena y no como una limitante en la que “estar loco” excluía a ciertas personas del estándar.  

Mientras las redes sociales se han convertido en un medio para hacer campaña hacia la terapia y sus beneficios, también lo ha hecho con su propaganda astral en la que tanto la astrología, como el tarot se han convertido en entes protagónicos y autoritarios de nuestra cotidianidad. 

Este pacto no lo hemos hecho únicamente los mortales, sino que también expertos en la salud mental han prestado la suficiente atención a esto, para comunicarse mejor con sus pacientes. 

Un artículo de New York Times nos cuenta la historia de Nathaniel Kaplan, un psicólogo clínico en Nueva York que descubrió cómo cada vez más sus pacientes hablaban de Mercurio retrógrado y esas cosas para explicar sus emociones. Sin ser afín a estas creencias astrológicas, Kaplan decidió involucrarse más en esto para entender qué significa eso para una persona y cómo influye en su comprensión del mundo. 

Aunque suena como algo singular, Kaplan no es el único que se ha decantado en esta exploración. La cultura popular ha regresado la mirada a los tratamientos alternativos, rituales y hasta los principios metafísicos para la salud mental. 

Charlynn Ruan, psicóloga clínica y fundadora de Thrive Psychology Group en California y quien también está aprendiendo sobre enfoques y tratamientos alternativos comenta lo siguiente: “Hay muchas cosas de la psicología que antes se consideraron atrevidas y alternativas. No los predico, pero tampoco voy a decir que es algo que no deba mencionarse en la consulta. Eso sería como desempoderar al paciente y caer en la arrogancia”.

El precio del bienestar 

No sólo se trata de una tirada de cartas, de mirar las constelaciones y sus significados astrológicos, o mucho menos de tirar monedas o caracoles repetidas veces para resolver una pregunta individual. 

Todas estas alternativas suenan alejadas de nuestro enfoque capitalista en el que vivimos, o al menos eso pareciera y tiene sentido, pues son métodos y cosmovisiones que se originaron en nuestro pasado ancestral. Sin embargo, ¿qué es lo que impulsa a las grandes corporaciones a seguir alimentando este pensamiento mágico? 

Sin afán de sonar como mente conspiracionista ni tampoco de rechazar estos diálogos y maneras de entender el mundo, es un hecho que casi ningún acto en la actualidad tiene un ápice de inocencia. Es decir, tan sólo la industria del bienestar, en la que se incluyen también temas de cuidado físico, piel, viajes y nutrición, fue valuada en 4 mil 200 billones de dólares en 2017, de acuerdo con el Global Wellness Institute.

Esto incluye, lógicamente, al sector de la salud mental. Asimismo, se ha visto un incremento importante en terapias alternativas psicológicas como son el caso de la medicina herbal, chamanes, astrología, reiki y hasta baños de sonido. 

No se trata de un fenómeno nuevo, pero definitivamente se trata de algo que ha repuntado de unos años para acá. Así sea pensamiento mágico, científico o de ambos, focalizar nuestra atención en nuestra salud mental es el primer paso para enfrentarla y protegerla. 

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