Hay muchas respuestas que la ciencia o la lógica pueden responder, luego llegan esas situaciones que sólo puedes catalogar como paranormales. Y aunque existen creyentes, escépticos (incluso habiendo vivido una experiencia sin explicación aparente), algo que es cierto es que en completa oscuridad todo puede ser real.
Quién no se ha despertado a media noche y, en completa oscuridad, se ha cuestionado de dónde provino cierto ruido o movimiento extraño.
Es muy humano sentir miedo cuando no puedes ver, ya que el resto de sentidos se elevan al mil porciento y es cuando puedes sentir muy reales minucias que a plena luz no importarían tanto. Precisamente en esos momentos es muy fácil que un escéptico se cuestione lo que está viviendo.
Jugando con estas sensaciones y miedos humanos, es que la experiencia inmersiva sonora, Séance, se lleva a cabo gracias al trabajo de la compañía inglesa Darkfield. Un contenedor, una sala dentro decorada como inicios del siglo XX, una mesa alargada con un mantel blanco y unos audífonos son todo lo que necesitas para adentrarte en un mundo donde todo es posible.
Recreando una sesión espiritista en la época victoriana, es que los aproximadamente veinte visitantes por función se adentran por menos de veinte minutos en un mundo de sugestión y que te hace cuestionarte la facilidad con la que engañan a tu cerebro, o si de verdad existen fuerzas fuera de este mundo.
Una experiencia que se lleva a cabo gracias a un diseño sonoro binaural, esto significa que juegan con la tridimensionalidad del sonido, ya que con este se pueden calcular distancias, intensidad del mismo, e incluso hacerte sentir algo que tal vez no esté frente a ti. Pero en completa oscuridad es más que complicado estar cien por ciento seguro de esto.
Así pues, si eres un amante de las experiencias terroríficas sofisticadas (nada de máscaras y actores que saltan de la nada), si eres un escéptico que cree que nada causará en ti, si eres una persona que le gusta vivir cosas nuevas, definitivamente Séance es para ti.
Sólo si eres claustrofóbico o tienes problemas de corazón, los organizadores te recomiendan por precaución no asistir, ya que en cuanto se cierran las puertas, nadie puede salir.
Si crees que eres apto para esta experiencia, date prisa, porque estará sólo un mes, del 1 de agosto al 1 de septiembre de 2019, en la explanada del Museo Tamayo (Av. Paseo de la Reforma 51, Bosque de Chapultepec, CDMX).
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