Pensar de forma excesiva sobre una conversación o los errores que cometimos, es más común de lo que piensas, el problema es cuando no puedes detenerlos y terminan por distraerte de tus responsabilidades en cualquier ámbito. Incluso, puedes notar cómo tus niveles de ansiedad y tristeza suben.
Este tipo de condición de salud mental es conocido como rumiar, haciendo alusión a la forma de procesamiento de los rumiantes, los cuales mastican por segunda vez los alimentos, que vuelven desde las cavidades del estómago.
Así pues, aquí hablamos un poco sobre un pensamiento excesivo a rumiar, y cómo detenerlo, según los expertos.
Primero, identifica si realmente tienes un problema. Pensar y preocuparse son partes normales de la vida, todo el mundo tiene la capacidad de pensar demasiado, pero una señal de problemas es si sus pensamientos se vuelven tan persistentes, similares a un automóvil sin frenos.
Es decir, te das cuenta que estás pensando en algo en particular, pero simplemente no puedes parar, ya se considera rumiación ya que es una manera de pensar compulsivamente.
Otra señal potencial es pensar demasiado en problemas que no tienen solución. Por ejemplo, reproducir en tu cabeza una conversación incómoda con tu jefe puede ser normal. Pero si no puedes detener el ciclo hasta el punto en que te distraes de lo importante, eso es problemático, especialmente porque realmente no cambiará ningún resultado del pasado.
La rumiación también tiende a ocurrir junto con muchas afecciones de salud mental, incluido el TOC, la ansiedad, la depresión y el trastorno bipolar. Las personas con depresión que rumian también tienden a experimentar una peor depresión y por más tiempo.
Así pues, según los expertos, estas son las estrategias simples si la rumiación es moderada, es decir, estás atrapado en una corriente de pensamientos, pero no es muy angustiante o constante al punto que se vuelve intolerable. Si padeces de una rumiación a este nivel, sin duda, te recomendamos acudir a un experto que pueda brindarte ayuda.
Desvía tu atención
Una de las cosas más efectivas que puedes hacer cuando tus pensamientos están fuera de control es distraerte. Ya sea haciendo tus deberes, saliendo a caminar, viendo una película, llenando una sopa de letras, escuchando música, es decir, cosas que ocupen tu atención y detengan el flujo.
Evita los factores desencadenantes
Si ver cierta película te hace pensar en aquella relación que aún duele, desplazarte por redes sociales que te conduce por una fijación poco saludable a tu apariencia, es mejor que evites ese tipo de estímulos que pueden desencadenar pensamientos cíclicos de rumiación.
Si las redes sociales son el problema, usa las herramientas que te brindan para dejar de ver aquello que te molesta.
Establece un tiempo para preocuparte
Cuando estás rumiando, es posible quedar atrapado en un ciclo de retroalimentación negativa en el que te sientes mal por rumiar, lo que a su vez puede generar más rumiación y sentimientos más profundos de angustia.
Pero sí pones un temporizador de 10 a 30 minutos de "tiempo de preocupación o rumiación" periódicamente puede ayudar a aliviar esa presión. Incluso darte el permiso de hacerlo un poco, puede bajar los niveles de ansiedad.
Mindfulness
A veces la gente reflexiona sobre cosas que sucedieron en el pasado o que sucederán en el futuro, y que no tienen solución inmediata. Si quieres salir de este pensamiento, tómate un momento a mirar lo que pasa a tu alrededor, qué hay frente a ti, hace frío o calor, qué olor hay en el aire, encuentra cualquier experiencia y sumérgete por completo.
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