12 abr 2022
Cuando hablamos de la monarquía, pocas veces las formas de presentarse al mundo son aleatorias, con siglos de poder, es bastante comprensible que las formas de parir e incluso el sabor de los pasteles para cada festividad sea medido al milímetro.
En este sentido, sólo basta notar que la reina siempre viste de colores monocromáticos para ya no dejar de verlo. Entre más personas haya donde se encuentra la reina Isabel II, el color de su conjunto monocromático es más brillante.
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Así como otras mujeres poderosas de la política, todos sus trajes son a la medida, y los de Isabel II son creados por la modista Angela Kelly, quien ha trabajado para ella desde 1994. Estas décadas ayudando a la reina a resaltar entre la multitud, decantó en un libro llamado The Other Side of the Coin: The Queen, the Dresser and the Wardrobe, en la que explicó que la ropa es diseñada con base en los colores y la tela de la preferencia de la reina.
“Sin embargo, el color es clave: el color elegido debe adaptarse a la reina y la ocasión. Los colores vibrantes funcionan bien durante el día: le permiten destacarse entre la multitud y ser visible para los simpatizantes que han venido a verla”, escribió Kelly.
Y es que aunque en países sin monarquías persistentes como el nuestro, la realeza es el espíritu de un país, por lo que hacerse notar para todos los que hayan decidido ir a verla, es de suma importancia.
Simplemente pensemos en Isabel Bowes-Lyon, la reina madre que luchó por levantar el ánimo británico en la Segunda Guerra Mundial, y dentro de las múltiples acciones que tomó, era vestir elegante, ataviada con sus mejores prendas y salir a las calles de su país para subir los ánimos.
Lo cual se llevó el repudio de figuras tan importantes como Hitler, al final de cuentas, un pueblo motivado es más difícil de derrotar.
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Y es que hablar de la moda de estas figuras tan poderosas que dejan de ser humanos para volverse estandartes, es hablar de intenciones que no están a simple vista, pero que repercuten dentro de las personas que observan.
Aunque no se ha investigado a fondo el por qué la reina Isabel lleva varias décadas vistiendo en eventos públicos con colores vivos, cuenta la experta real Daisy McAndrew, que es una cuestión de seguridad.
“Ella es bastante pequeña, por lo que a veces es difícil de detectar, por lo que sus asistentes... decidieron hace algunos años que sería útil si tuviera colores brillantes para que la gente pudiera detectarla fácilmente”, comenta.
Hay innumerables ejemplos de esta tendencia. Para una visita que hizo Isabel II a la Gran Muralla China a fines de la década de 1980, usó un traje de falda a medida de color púrpura. Y a principios de la década de 1990, eligió un look verde brillante en un viaje de estado a Reykjavik, la capital de Islandia.
Un análisis realizado por Vogue en 2012 mostró que la reina vestía de azul con mayor frecuencia ese año, aunque los expertos han asegurado que ahora le gusta más el rosa y el rojo, así como el verde lima.
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Pero después de todo, la reina parece gustar de combinar hasta sus sombrillas transparentes con el color escogido para ese día, los cuales trata de no volver a utilizar los mismos dentro de los seis meses siguientes.
Además de escoger las telas con sus propias manos, ya que aprieta las telas antes de aprobarlas y, si quedan marcadas simplemente, las descarta.
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La realidad es que aunque no sepamos el por qué absoluto de su predilección por los colores brillantes y monocromáticos, podemos pensar que estos colores aseguran que sea vista por todo el mundo y jamás se pierda en la multitud.
Lo cual además de las cuestiones obvias de seguridad, continúa siendo el estandarte de sus propias creencias, como dice uno de sus famosos lemas “Tienes que ser visto para ser creído”.
Además de ello, y mirando a otra de las mujeres más poderosas de la actualidad, Angela Merkel, los colores vivos, monocromáticos, en un conjunto de falda y saco, brindan una sensación de seguridad. Como si de algo inamovible sucediera, pero en colores vivos, que también brindan felicidad.
Sin duda, una manera en la cual no deja de hacerse notar, expresando el poder que radica en ella: el jamás pasar desapercibida.
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FOTO: NASA/Bill Ingalls, Public domain, via Wikimedia Commons
