Hacer ejercicio suele ser un reto, sin importar si es en casa o en un gimnasio. La importancia del movimiento en nuestra vida diaria es más que evidente. La mejor rutina de ejercicio es la que te ayuda a alcanzar tus metas en menos tiempo, sin necesidad de tener un equipo completo de gimnasio siempre a la mano y con beneficios que van más allá de solo ponerte en forma.
Sin embargo, hay muchos falsos mitos sobre el fitness que, al creerlos, pueden jugarnos una mala pasada a la hora de desempeñar nuestra rutina de entrenamiento.
- Iniciamos con un mito muy común que nos indica que si comes carbohidratos después de las 6 de la tarde, subes de peso. Afortunadamente o no, nuestro cuerpo no tiene un reloj que cuente con este sofisticado proceso. La única manera en que vas a subir de peso es si comes más de lo que necesitas. Los carbohidratos son buenos, al igual que las proteínas y grasas, siempre y cuando los consumas en las cantidades que tú necesitas.
- Otro mito muy común indica que la grasa puede convertirse en músculo al hacer ejercicio. No y no. La grasa y el músculo son tejidos distintos, no tienen el poder de transformarse en otra cosa, sólo aumentar o disminuir de tamaño.
- Por otra parte, algunos creen que mientras hagas ejercicio se puede comer de todo, y la verdad es que si comes más de lo que necesitas, subirás de peso, si ingieres menos, bajarás, y si comes lo que requieres, te mantendrás. Así es que establece tu objetivo. No te confíes y haz las cosas de la manera correcta.
- Aquí viene una verdad. Si una persona tiene mucho sobrepeso, bajará rápidamente los primeros kilos, pero lo más probable es que luego este descenso se estanque. En la mayoría de los casos sufrirán resultados rápidamente desde que inician la práctica de actividad física. Esto es porque el organismo se sorprende ante este nuevo hábito, por lo cual, exacerba su funcionamiento para poder llevarlo a cabo. Además, la ingesta calórica si se mantiene igual que antes, también existirá un margen que ahora se está quemando, mientras que antes sólo se acumulaba.
- Después de comer hay que esperar al menos media hora para hacer ejercicio. Lo ideal es que no sea menos de una hora, así nos aseguramos que el proceso digestivo del alimento ya está en una fase más avanzada en la cual no nos será perjudicial realizar actividad física, disminuyendo la posibilidad de sufrir calambres y/o náuseas.
- Entrenar media hora al día, basta. Aquí hay un aspecto importante: el NEAT (gasto energético que tiene nuestro cuerpo al realizar cualquier actividad no considerada como ejercicio físico), es decir, todas esas actividades que no tienen que ver con tu rutina deportiva, pero que hacen que estés activo en el día. Tal vez si entrenas una hora diaria, pero el resto de la jornada estás sentado, entonces, no eres tan activo como piensas. Las actividades que entran en este concepto son, por ejemplo, sacar a pasear a tu perro, subir las escaleras o ir caminando a sitios, y son el 15% de la energía gastada de tu día (un porcentaje bastante alto). Así que ya sabes, el punto es siempre estar en movimiento.
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