Cuando el mundo contemporáneo se construye a través de muros, fronteras, divisiones y más obstáculos que impiden el libre tránsito de ideas, productos y hasta personas, la trama se entreteje con más discursos en los que la empatía no tiene espacio. Sin embargo, esa es la historia que el mundo nos está contando y nosotros a él.
Más allá de cualquier línea moral, ética o hasta política, también es verdad que palabras como la resiliencia, disidencia y resistencia se entretejen a la par de todo el discurso fronterizo. Asimismo, el mundo tampoco es este inhóspito lugar en el que la crueldad y el desencanto son los únicos agentes disponibles, pues también caben los puntos de vista y las historias internas en donde la esperanza reside como epítome de un contexto.
No por nada la ficción también satiriza aquellos momentos en los que la separación se convierte en la obviedad narrativa para la “resolución” de unos cuantos, por ejemplo, la eterna afrenta entre Estados Unidos y China, ¿quién es el enemigo?
Pero el planeta no es una película de ciencia ficción en donde los claros y oscuros se concentran entre los héroes y los villanos, es mucho más complejo. A decir verdad, ojalá todo se tratara de una ficción al estilo de Marvel y la resolución entre la ética, moral y demás conceptos quisquillosos, sería tan sencillo como señalar al superhéroe que salvará a la humanidad del supervillano que sólo planea destruirla.
Para bien o para mal, y vaya la grandilocuencia de estos conceptos, nuestra realidad es otra y sus matices mucho más profundos. Un claro ejemplo de narrativa fronteriza, es la llamada Lista negra de Estados Unidos, la cual impide a ciertas marcas ingresar en su territorio, impidiendo su venta y distribución, ¿a qué se debe esto?
La lista negra y sus linchados
Hace ya un par de años que la lista negra de Estados Unidos es tendencia, pero sobre todo por incluir a empresas chinas en ella. Todo esto inició, potencialmente, durante la administración de Trump, y aunque se esperaba que esto cesará tras el término de su mandato, las recientes noticias nos indican que esto todavía continuará.
Antes de continuar, recordemos que esta supuesta lista negra defiende los derechos humanos, por lo que el país vecino decidió tomar medidas en contra de aquellas empresas internacionales (mayoritariamente chinas) que atenten contra estos.
También cabe mencionar que recientemente retiró a Xiaomi de ella, pues la empresa china logró deslindarse de las falsas acusaciones que la involucran con las fuerzas armadas comunistas chinas.
Sin embargo, Joe Biden recientemente fortaleció esta guerrilla comercial y tecnológica entre ambos países. Se trata de la nueva orden ejecutiva del actual presidente, con la cual simplemente amplifica la orden previamente firmada por su antecesor Donald Trump, quien aseveró la postura con China. Incluso, algunos críticos ya han nombrado a este movimiento como la “nueva Guerra Fría”.
La orden ejecutiva que renovó Biden entrará en vigor el próximo 2 de agosto, y afectará severamente a 59 firmas chinas, entre las que destacan grandes nombres como Huawei y las tres mayores compañías de telecomunicaciones del país asiático.
Respuesta de China ante la amenaza comercial
Ante la desestabilizante noticia y sus inevitables consecuencias, el país asiático no se ha quedado de brazos cruzados. Apenas hace unos días, China aprobó una ley contra las sensaciones extranjeras para proteger a Pekín de la presión de Estados Unidos y la Unión Europea por su política comercial y de derechos humanos.
Pekín ha señalado que Estados Unidos está “aplastando” compañías chinas después de que Biden extendiera la lista negra, misma en la que los estadounidenses también tienen prohibido invertir.
La ley que han lanzado en defensa, incluye las siguientes medidas, de acuerdo con el texto que se publicó por el Comité permanente del Congreso Nacional Popular, máximo órgano legislativo de China:
“Rechazar visados, denegar la entrada, deportación […] y sellar, incautar y congelar propiedades de individuos o empresas que adhieran a las sanciones extranjeras contra empresas u oficiales chinos”.
Además, estas restricciones pretenden aplicarse también a familiares de individuos en China. Ante esto, el gobierno chino ya lleva tiempo con la queja en alto ante la situación económica en la que lo ha puesto Estados Unidos.
Mientras tanto, Biden ha sostenido su postura acusando a China de robo de propiedad intelectual, como también de “supuestas” violaciones de derechos humanos en Hong Kong y contra la minoría musulmana uigur en Xinjiang.
Hasta ahora, en la lista negra se encuentran 59 empresas chinas acusadas de apoyar las actividades militares de Pekín, como la gran empresa de telecomunicaciones China Mobile, la compañía de videovigilancia Hikvision y el grupo petrolero chino CNOOC.
Con esta nueva ley que han presentado los chinos, permitirá que los tribunales del país sancionen a empresas que cumplan con aquellas leyes extranjeras que atenten contra los intereses nacionales. Esto pondrá en peligro a las multinacionales que accedan a las sanciones estadounidenses.
En el comunicado de la ley, mencionan que esto representará un “fuerte apoyo legal y una garantía para las legales contramedidas de China contra las medidas discriminatorias extranjeras”.
El mundo no es una película de ciencia ficción, ni mucho menos una historieta en donde los buenos siempre terminan ganando y los malos simplemente se desvanecen y no tienen cabida en otro capítulo más de la historia. Sin embargo, a veces la narrativa hiperbólica en la que nos sostenemos nos da la sensación de que así es.
Mientras las regulaciones comerciales no se adapten y lleguen a un punto equitativo para todos, la afrenta entre China y Estados Unidos no cesará. Y es que podemos ver el tono satírico, y posiblemente absurdo, en ejemplos más allá de las cuestiones comerciales directamente. Por ejemplo, lo que sucedió con el cohete chino y su “supuesto” peligro porque lo “hicieron mal”. Es decir, hacer de la carrera espacial un chiste, un meme y hasta una noticia alarmante para todo el mundo queda muy fuera de cualquier lista que, posiblemente, se disfrace de escudo para los derechos humanos.
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