Hablar de una fórmula que haga infalible el éxito de una serie televisiva es casi como hablar de la piedra filosofal. Es casi imposible predecir qué será lo que haga que millones acudan a verla, además de la calidad, claro está.
El éxito o no de un proyecto depende de mil factores: la propia definición de lo que consideremos éxito, el equipo, la competencia, la cadena, el momento del estreno, las modas. Un sin fin de factores que no se pueden medir de forma cuantitativa.
Además de claramente la calidad del guion, la historia y las actuaciones.
Existen decenas de series que tienen todo para aspirar al éxito, y no lo logran, u otras que sólo comienzan sin esperar nada y hasta el día de hoy continúan al aire.
Lo cierto es que no todas las series pueden ser Juego de tronos o Grey’s Anatomy, dos gigantes con un éxito tan bestial que a pesar de todo, sus fans continúan ahí. La primera posiblemente podría deberle su éxito a la forma de escritura de George R. R. Martin, en el que creó un mundo totalmente funcional y realista, no hay forma en la que podamos olvidar las lluvias de memes cuando un personaje principal moría.
Y la segunda, parece que unir drama con problemas de salud fue uno de los mayores éxitos, tal vez esta serie con una composición común (inicia con un chiste, se plantea el problema del capítulo, se soluciona, uno de los personajes aprende algo), pero enganchante a la vez, ha sido uno de los trucos más efectivos en las series televisivas. La unión de tonos, géneros, y buscar ser inclusiva desde sus primeras temporadas también ayudó a que hasta la fecha, continúe al aire.
Gracias a que son series que deben de darle al espectador todo lo que necesita para que la siguiente semana esté a la misma hora frente al televisor, suelen ser series mucho más largas que las creadas por Netflix.
No se pueden comparar los 24 capítulos por temporada de Grey’s Anatomy, o los capítulos de casi dos horas de Juego de tronos, con los diez capítulos de máximo una hora que crea la plataforma por streaming.
También es cierto que es mucho más asequible crear tramas interesantes con duraciones cortas, que culebrones con años de duración. Sobre todo si queremos darle al atareado espectador diversión simple y asequible, además que cada vez hay más distracciones, por lo que es complicado encontrar los espectadores que Juego de tronos formó.
Uno de los grandes aciertos que ha impulsado Netflix, son las series para adolescentes, con nuevos rostros que conocemos. Como el caso de 13 Reasons Why o Stranger Things, las dos con tramas totalmente distintas, que su éxito fue tal que incluso lograron hacer más conocida la plataforma.
Tal vez es la forma tan libre en la que se hablan de los temas en plataformas online, pero sin duda, se han vuelto el fetiche de muchos y la principal preocupación de los creadores de contenido para atraer gente. No por nada, Parásitos pronto será una serie.
En general, estas nuevas propuestas de entretenimiento corto que enganchan a millones, parecen ser el futuro del contenido. No por nada cada vez se fichan a directores y escritores de categoría A.
Tal vez este sea el mejor momento para crear una serie televisiva, ya que es mucho más fácil acceder a ellas, con mucha más libertad creativa, que la que daba la televisión. Además que el consumidor ya está habituado a este tipo de entretenimiento.
Aunque no haya una fórmula para la serie perfecta que impacte a millones y millones, eso será algo que decida el público, aunque sí haya formas de llamar la atención, esto no garantiza su éxito, como muchas series que hemos visto perecer en el anonimato.
Así pues, series para todos los gustos hay, con géneros y temáticas distintas. Tal vez lo que hace que sea tan recurrida esta forma de entretenimiento es la facilidad con la que necesitamos ver otro capítulo.