¿Podemos culpar a una generación que ha visto (y propiciado) desmenuzar las formas del amor romántico, al ya no querer formar parte de ellas ni siquiera en los nombres? Realmente no, tal vez comparable con los niños que han crecido en la pandemia, no podemos culparlos de ser meticulosos e incluso no saber cómo tratar con el otro. Somos hijos de nuestro contexto, al final de cuentas.

Por ello, y aunque las generaciones más grandes miran con escepticismo a las más nuevas, con sus innumerables nuevas etiquetas, la realidad es que son ellas las que comienzan a interrelacionarse de esa manera con el otro. Y muchas veces es un gran gris entre el miedo al compromiso y el autoconocimiento.

Y dentro de estas líneas grises con nombres anglosajones, nos encontramos con “situationship”, es decir, los involucrados tienen una conexión física y emocional sin etiquetas y sin proyectos a largo plazo.

Según varios estudios, los más jóvenes han adoptado una actitud mucho más pragmática en el ámbito sentimental al no priorizar las relaciones románticas, sino poner en el centro los objetivos individuales y de trabajo.

“La gente más joven, al ver destruida la idea del amor que nos habían vendido, necesita una referencia de cómo construir una relación de otra manera”, cuentan algunos expertos. Por lo que si no hay maneras próximas para deconstruir lo que nos han enseñado desde niños, se comienzan nuevas pero desde una perspectiva más lejana a lo que se conoció en primer lugar.

En este sentido, Lidia Manot, comunicadora especializada en no-monogamia ética y relaciones libres, habla que en estos tiempos las relaciones exigen tener mucho autoconocimiento, seguridad en ti misma y poner límites, para entender a ciencia cierta si entrar en una situationship es debido al miedo a la necesidad de priorizar la individualidad, pero sin dejar de lado un espacio donde la conexión y vulnerabilidad existan.

Al final de cuentas, las relaciones sin etiquetas claras son una manera totalmente viable de interrelacionarnos con el otro, pero esto también requiere una profunda gestión emocional, sobre todo al momento de hablar de responsabilidad afectiva, la cual existe en todas las relaciones de nuestra vida.

Por ello, los expertos ponen mucho énfasis en el trabajo de introspección, gestión emocional, comunicación y poner límites como principales características de relaciones sin etiquetas.

Al final, estos nuevos términos requieren tanto trabajo como una relación monógama tradicional, pero la diferencia radica en que los humanos que se interrelacionan ya no buscan relacionarse como antes. 

Por lo que es sin lugar a dudas, primordial que cada uno acepte que lo que busca está bien, siempre y cuando seas sincero con la otra persona sobre tus intenciones.