Como un montón de cosas más, los vinilos se resisten a desaparecer del panorama. Cuando la cultura hipster retomó lo retro como moda, era imposible no encariñarse con la nostalgia de lo que alguna vez era la novedad, y ahora no es más que un simple artefacto casi inservible. Lo curioso fue que la moda junto con el estilo comenzó a apropiarse de lo vintage y lo retro de manera casi tan sutil, que ahora sin darnos cuenta, terminamos comprando vinilos para reproducir. 

Así es, en la plena era de la nube y las cientos de plataformas streaming para reproducir música, seguimos conservando la tradición de hacernos, no de los CDs, sino de vinilos y sus múltiples versiones en únicas ediciones. Imagínate, tan sólo en 2015 se registró el mayor porcentaje de ventas desde 1989. Así es, ni siquiera cuando eran lo más novedoso en el mercado, vendieron tanto como hace cinco años. O casi.

El fenómeno comenzó a notarse cuando en 2014, según los datos de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica, la industria musical registró el mismo porcentaje de ganancias por las ventas físicas y digitales. De primer momento, las ventas físicas eran dominadas por el CD, mientras que el vinilo quedó en un 2 por ciento. Sin embargo, el crecimiento comenzó el mismo año cuando se registró 52 por ciento en ventas físicas de vinilos. Para el año siguiente, en 2015, las ventas de estos objetos clásico se reflejó en 13 millones de piezas vendidas. 

Sin duda, la cultura de lo análogo ha dado para mucho en distintos sentidos. Desde la tendencia de regresar a las cámaras de rollos a escuchar la música desde su estado más puro como el vinilo. Y pasando a los términos prácticos, más allá de un breve recorrido en la historia y lo que ha sucedido con este fenómeno de regresar en el tiempo, pasemos a resolver cómo seleccionar a estos objetos al momento de comprarlos. 

Porque no sólo se trata de seleccionar a nuestro artista o grupo favorito, sino que a la hora de comprar un vinilo tenemos que pensar en distintos detalles. Sobre todo si el objetivo es para reproducirlo y no sólo para coleccionarlo. 

Para empezar, es importante reconocer los distintos tipos de vinilos que existen en el mercado. Por ejemplo, los lanzamientos de estos objetos se clasifican en distintos grupos: Long Play (LP), los discos grandes de 12 pulgadas, y Extended Play (EP) de 7 pulgadas. Estas denominaciones siguen definiendo a los álbumes actuales, incluso en su puro formato digital. 

Una vez sabido esto, también enfoquémonos en la velocidad. Es decir, la velocidad con la que el disco gira, y que se mide en revoluciones por minuto RPM (cuántas vueltas da el disco sobre el tocadiscos en un minuto). Muy comúnmente, los vinilos de siete pulgadas giran a 33⅓ RPM y los de 12'' pueden girar a 33⅓ RPM y a 45 RPM.

Dentro de estos grupos, también existen los de formato de 16” que giran a 78 RPM. Sin embargo, estos son muy difíciles de encontrar, pues fuerons los primeros acetatos en fabricarse y son muy grandes y pesados y no pueden reproducirse en cualquier fonógrafo. 

No cabe duda de que el vinilo ha llegado como objeto clásico listo para quedarse en el mercado, pues más allá de tratarse de algo retro, es ahora toda una industria dispuesta a superarse y seguir demostrando que no hay mejor tecnología que la análoga. Para esto, vemos que desde los últimos años ya han surgido varios sellos que se dedican en exclusiva a la producción de discos de vinilo, así como también a los diferentes artistas que lanzan sus ediciones especiales en este formato. 

Igualmente, es claro que el coleccionismo es uno de los principales impulsores de la industria del vinilo, pero también la tendencia de lo purista es una que suma a todo este fenómeno. Si lo que buscas es un buen sonido, análogo y puro, con ese toque de estático en el que la pista va comenzando a agarrar camino, los vinilos son para ti y muchos artistas tienen la puerta abierta para que los escuches en esa calidad. 

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