Pranayama: conjunto de técnicas para la respiración

Vida y estilo Calendario 30 ago 2021 Iván González

El ritmo frenético del día a día hace que, en ocasiones, no demos la importancia que se merece a algo vital: la respiración. En este sentido, la respiración es la principal protagonista en la práctica de yoga, ya que se trabaja de forma profunda para promover el bienestar y favorecer la salud emocional, junto con cada una de las posturas corporales. 

Respirar bien, de forma consciente, para vivir mejor. En esencia es una de las claves del yoga y una de las formas de alcanzar la conexión de cuerpo, mente y naturaleza. 

En este sentido, el yoga nos ofrece una disciplina que, si la realizamos, nos ayuda a conseguir grandes beneficios. Nos referimos al Pranayama, es decir, los ejercicios de control de la respiración. 

¿Qué es un Pranayama en yoga? 

El nombre es raro y suena como algún pueblo en el Tíbet o algo por el estilo que, según los expertos, es la combinación de los movimientos y la respiración lo que hace que sea tan efectivo y que se considere un buen ejercicio para mantenernos jóvenes por más tiempo. 

Esto se debe a que la respiración profunda ayuda a regular el sistema nervioso y a estabilizar el ritmo cardiaco, lo que controla la producción de hormonas del estrés (que tiene efectos negativos en tu salud, pero también en tu piel). Incluso se dice que, con el tiempo, tu piel se puede ver más fresca y con brillo (y ojo no, no es brillo por producir grasa en exceso). 

Además, para respirar correctamente también tienes que mantener una buena postura, y eso siempre te hace ver más joven. 

Más beneficios 

Pranayama requiere un mínimo de esfuerzo físico, pero permite aumentar el aporte de oxígeno. El mayor flujo de oxígeno llega hasta la última célula del cuerpo. De ahí que se diga que el Pranayama regenera las células del cuerpo, aumenta el bienestar y ayuda a sanar. Al centrarse en la respiración, la mente se calma y se abre. 

Debido a nuestro precipitado ritmo de vida, tendemos a respirar demasiado rápido. Una respiración rápida y poco profunda no provee el oxígeno necesario para alcanzar a cada célula de nuestro cuerpo. Esto provoca también que nuestros pulmones pierdan vitalidad. 

Así, uno de los beneficios evidentes del Pranayama es que nos enseña la manera correcta de respirar (lenta y profundamente) usando nuestros pulmones para mejorar la circulación sanguínea y brindar más oxígeno a nuestro organismo. 

Una mejor respiración provoca cambios positivos en las condiciones generales de salud, removiendo las toxinas. Otro beneficio es el desarrollo de la capacidad de concentración, lo que ayuda a relajarnos. Remueve los pensamientos y las emociones negativas, brindando una sensación de paz y armonía internas. 

Existen múltiples ejercicios de respiración Pranayama que puedes hacer: 

Kapalabhati Pranayama 

Esta técnica es buena para sentirte con más energía. Siéntate con las piernas cruzadas y la columna estirada, con las manos sobre las rodillas y las palmas hacia arriba. Inhala por la nariz y exhala profundamente, sacando todo el aire. Inhala de nuevo y comienza una secuencia de 16 respiraciones. Exhala con fuerza por la nariz y sigue con una inhalación. Repite 16 veces. 

Rechaka o “espiración”  

Las técnicas de pranayama dicen requerir la completa expulsión del aire de los pulmones. El control y la regulación de la espiración son fundamentales, ya que en esta etapa se eliminan las impurezas. Esto aumenta la capacidad de los pulmones para que una nueva respiración penetre profundamente en el cuerpo. 

Brahmari Pranayama 

Brahmari Pranayama, o respiración de la abeja, es un Pranayama muy característico debido al sonido que se emite al realizarlo, muy similar al zumbido de una abeja. Se realiza para alcanzar un estado de relajación que permita iniciar la meditación, aleje los malos pensamientos, y calme las emociones. Además, es muy sencilla de realizar, por lo que resulta adecuada para principiantes.  

Como en todos los Pranayama, nos sentaremos cómodamente y con la espalda recta. Inhalamos de forma lenta y profunda por la nariz. Con los pulgares tapamos nuestros oídos, y con el resto de la mano podemos tapar nuestros ojos para concentrarnos más aún. 

Al exhalar lo haremos de forma suave por la nariz, y con la boca cerrada, de manera que el sonido imitará el zumbido de una abeja. 

Foto: pixabay 

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