El invierno ya se despidió, y aunque queríamos seguir utilizando nuestros abrigos largos, parece ser que ahora lo único que podemos hacer es sacar los vestidos, las bermudas y comprar el mejor protector solar que podamos encontrar.
Pero algo que debemos comprender antes de seguir hablando de estos productos es que su forma de actuar difiere en función de los ingredientes principales de su composición. Por un lado, están los bloqueadores que impiden que los rayos penetren la piel haciéndolos rebotar; por otro, los protectores que los absorben y modifican su impacto. No hay un tipo mejor que otro, sino que cada uno tiene sus ventajas y desventajas.
Así pues, sabemos que es indispensable utilizar bloqueador solar para evitar los efectos dañinos que provoca en las células. Así pues, si aún no sabes cuál es el mejor producto para ti, aquí te explicamos algunos puntos básicos para tenerlo más claro.
Primero hablemos de los tipos de protectores solares que existen. Unos de los más conocidos son los protectores solares físicos, los cuales están compuestos por químicos inorgánicos como el óxido de zinc, crean una capa que hace que los rayos solares reboten sobre la piel sin penetrarla.
Se aconseja su aplicación en casos de pieles alérgicas y reactivas, dermatitis, intolerancia a los filtros químicos, pieles lesionadas, donde haya riesgo de absorción del filtro, presencia de cicatrices o eritema, o después de tratamientos con láser o realización de peelings químicos.
El siguiente tipo es el protector solar químico, los cuales contienen moléculas con carbono que al recibir la luz solar se activan, la absorben y minimizan su impacto. Estos filtros penetran en la piel para protegerla desde dentro. Son de textura ligera y de absorción rápida. Sin embargo, necesitan alrededor de media hora para empezar a hacer efecto.
Por último, nos encontramos con los filtros biológicos, los cuales no son filtros solares por sí mismos, es decir, no son capaces de bloquear la radiación solar, pero sirven para contrarrestar sus efectos nocivos. Se trata de sustancias que actúan en el organismo como antioxidantes y reparadoras, entre ellas, podemos encontrar las vitaminas A, C y E.
Así pues, después de encontrar el protector solar para ti, es importante que apliques estos criterios de compra con cada tipo. Comenzando con el principal, el SFP, por las siglas en inglés de Sun Factor Protection. Estas siglas indican cuánto tiempo incrementa el protector la defensa natural de la piel frente a la quemadura.
Es decir, si el fototipo de la piel es capaz de resistir diez minutos de exposición solar sin quemarse y se aplica un protector con SFP 30, en teoría, la piel podrá estar 300 minutos bajo el sol antes de empezar a enrojecerse.
Lo siguiente a considerar es para qué lo utilizaremos, en consecuencia si es resistente al agua, un requisito fundamental si vas a ir a la piscina o a la playa. Cabe resaltar que los protectores químicos son los que ofrecen mayor resistencia al agua. Pero no es lo mismo estar en la playa, que puedes insistir en las aplicaciones.
Junto a la resistencia al agua, los ingredientes y el formato en el que viene, debería de ser de suma importancia escoger a tu compañero en los días soleados. Existen ciertos ingredientes presentes en las formulaciones de algunos protectores solares que pueden no ser seguros para la salud de la piel, ya que son potencialmente tóxicos son la oxibenzona y el palmitato de retinol.
También es conveniente evitar aquellos que contengan PABA (ácido para-aminobenzoico) que no solo puede producir daño celular, sino que está relacionado con ciertas reacciones alérgicas. De igual manera, siempre es mejor optar por aquellos protectores solares compuestos por ingredientes naturales.
Por último, escoger el formato perfecto para ti:
- Crema. Su composición está más enriquecida, por lo que cualquier comparativa va a destacar lo ideales que son para pieles secas.
- Emulsión. Gracias a su textura más ligera es el más adecuado para pieles mixtas y grasas.
- Gel. No aporta grasa, es fresco y de rápida absorción, lo que lo convierte en una buena opción para pieles mixtas, grasas o con tendencia acneica.
- Aceite. Algunos actúan también como potenciadores del bronceado. No los recomendados en pieles grasas ni para su aplicación en el rostro.
- Leche. Es hidratante y tiene textura ligera.
- Spray. Son de aplicación rápida y fácil, por lo que son muy prácticos para aplicarlos en niños.
Recuerda que aunque estés en casa, y sobre todo si estás trabajando frente a una computadora todo el día, es fundamental utilizar un protector solar, ya que las afecciones cutáneas causadas por el sol son acumulativas, hasta que desatan envejecimiento prematuro y hasta cáncer.
Por ello, es fundamental cuidarnos de los rayos UV, y no sólo cuando estamos en la playa.
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FOTO: Mathilde Langevin on Unsplash