20 ene 2022
Una de las series más caras jamás hechas, El señor de los anillos de Amazon Prime Video, se encuentra cada vez más cerca. Y aunque septiembre aún está lejos, al menos tenemos el nombre de la serie The Lord of the Rings: The Rings of Power.
Aún no sabemos casi nada de esta ansiada serie, pero por el título y el trailer de un minuto, podemos sugerir que se tratará de una precuela (esto sí confirmado), pero esta vez centrado en la forja de los Anillos Originales, así como el ascenso de Sauron.
Aún falta para el 2 de septiembre, pero no hay duda de que será una serie que dará mucho de qué hablar, independientemente de si es buena o no. Por ello, y tomando esta serie como excusa, hablemos del por qué nos gusta tanto la fantasía.
A pesar de que sea paradójico, lo que más nos gusta de la fantasía es su contenido de verdad. La literatura fantástica es capaz de construir una realidad consistente y más intensa que cualquier tratado científico. Desde los primeros juegos infantiles, como jugar con muñecas o a policías y ladrones, construimos mundos de ficción y les damos consistencia para que sean verosímiles.
Los juegos infantiles nos permiten entender la fascinación humana por la literatura fantástica, porque es entonces cuando aprendemos los límites entre los mundos de ficción y la realidad física y lo hacemos en un ejercicio de imaginación mediante el cual construimos un entorno.
En palabras de Beth Webb, escritora de libros de fantasía para niños y adolescentes, “La fantasía es vital para la mente humana. Comienza como el proceso psicológico por el cual un niño aprende a llenar los vacíos entre el conocimiento, la realidad y la experiencia, y se convierte en un mecanismo de supervivencia adulto vital.”
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Así, la fantasía tiende un puente entre la realidad y el entendimiento para los más pequeños (y no tanto), por ello es que a medida que los niños crecen desean historias que incluyan divorcio, duelo, guerra, enamoramiento, ser héroe y salvar al mundo.
Esto sólo deja en claro que lo más importante que tenemos los humanos para abordar la realidad es la creación de metáforas, “la historia alegórica”, como Webb la denomina.
Por ello, además de ser un espacio seguro en el cual podemos sentir una gama enorme de emociones, también tiende una manera de entendimiento alegórico. Al final, esta forma de conocer y entender al mundo es decisiva para relacionarnos con el mundo.
De igual manera, según los psicólogos, “aquellos atraídos por la fantasía tienden a ser personas con una mente más creativa. Es una forma de inteligencia a menudo subestimada, pero es una forma importante.” En este sentido, las personas que son más realistas tienen dificultades para disfrutar de historias no plausibles.
La fantasía requiere una suspensión deliberada de la incredulidad y muchas personas no están dispuestas o temen hacerlo.
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Pero estas historias no sólo son consumidas por niños y adolescentes, sino que los adultos también son uno de los principales públicos que desean este tipo de historias. Tal vez para encontrar un escape o para darle la vuelta al entendimiento de una situación, pero según los psicólogos es una búsqueda de creatividad:
“La mayoría de los adultos no utilizan la creatividad tanto como cuando eran niños. Para algunos eso es simplemente aceptado, pero muchos otros todavía necesitan esa forma de creatividad en sus vidas. La fantasía da salida a la parte creativa del cerebro sin alejarse demasiado de la vida real.”
Claro que esto no es para todos, ya que hay “adultos más imaginativos y creativos que otros. Nuestro mundo se está desmitificando cada vez más y algunas personas anhelan encontrar nuevos misterios para explorar. Mucho de lo que los adultos hacen todos los días son los mismos deberes de siempre, el mismo trabajo de siempre, así que buscamos algo nuevo y emocionante.”, comenta Christine Gockman, psicóloga infantil.
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Pero al final, todas las buenas historias fantásticas son una historia sobre nuestra humanidad. El mejor tipo de fantasías, en libros, películas o programas de televisión, suelen ser las que tratan sobre tragedias humanas reales, dolor humano real, sacrificios humanos reales y vínculos humanos reales, incluso cuando operan en un ámbito estrictamente irreal. Nos relacionamos con sus emociones.
Porque si bien es posible que no tengamos que vender nuestras almas para salvar a nuestros seres queridos a diario, todos hacemos sacrificios por las personas que cuidamos. Todos lidiamos con el desorden emocional que son las relaciones humanas y luchamos por caminar por la delgada línea del equilibrio todos los días.
Ver a nuestros héroes hacer lo mismo, a pesar de todas sus habilidades superheroicas, es extrañamente reconfortante. Sus historias nos ofrecen la racionalización y la validación que todos buscamos ocasionalmente, cuidadosamente empaquetadas en una caja de magia y romance atractiva, brillante y que distrae adecuadamente.
Así, la fantasía es una manera en la que entendemos y nos desentendemos del mundo real.
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