Mucho se habla del amor romántico, desde teorías filosóficas, antropológicas, psicológicas y hasta neurológicas. Es decir, desde ciencias, letras y demás, el amor romántico ha sido estudiado en sus respectivos contextos. Sin embargo, ¿qué se dice de los amigos?
Más allá de hablar del amor y el desamor de pareja, ¿has pensado en los amigos? En realidad, la amistad, aunque no haga tanto ruido como lo anterior, también es un tema relevante que a lo largo de la historia de la humanidad ha sido de gran importancia, tanto para la misma historia de nuestra civilización, como para nuestro desarrollo a nivel individual.
En este sentido, se han realizado algunos estudios en los que demuestran la gran importancia de aquellas amistades que quizá ya no frecuentamos, pero aún conservamos en la memoria, corazón y, sobre todo, en nuestro radar de personas cercanas a quienes consideramos nuestros amigos.
Sin embargo, hay una etapa en nuestras vidas en donde hacemos amigos y estos son los más importantes para el resto de nuestro camino en esta vida. Se trata de la infancia, aquel momento en el que la inocencia, el descubrimiento del mundo y la sorpresa del mismo, comienzan a darnos los primeros cimientos importantes que necesitaremos para vivir en el mundo adulto que sigue a continuación del parpadeo que es la niñez.
Cuando hacemos amigos en esta etapa, por lo general, construimos amistades que se convierten en nuestros cómplices, se trata de relaciones libres y sinceras. Hablamos de un vínculo incondicional que es alimentado a través de los juegos, peleas y reconciliaciones tan simples e inocentes, como la misma niñez.
Durante esa etapa, solemos habitar más el presente y el instante, que por lo mismo saboreamos los momentos más genuinamente y sin expectativa de mucho. Al hacer amigos en esa edad, muy pocas veces uno disimula o finge, casi siempre se es genuino y verdadero.
¿Por qué son tan importantes estas amistades?
Mucho radica en quiénes somos ahora, pues estas amistades, sobre todo las que mantuvieron contacto a pesar de los años, han formado parte de nuestras vidas desde que nuestras ideas, valores y convicciones del mundo todavía no estaban definidos.
Los expertos han definido que las amistades de nuestra infancia como las de nuestra adolescencia forman lo que en psicología se le nombra: grupo de pares. Asimismo, las investigaciones recientes demuestran que nuestro comportamiento social se va conformando desde los 3 años, como también las reglas sociales.
En estas etapas solemos aprender lo que es la confianza, es decir, descubrimos lo que es confiar en alguien como también aprendemos a hacerlo y a demostrar que somos confiables. En este sentido, aquí también es cuando la famosa responsabilidad afectiva influye por primera vez en nosotros, pues de acuerdo a los psicólogos y expertos, al aprender a confiar y a ser confiables, asumimos la responsabilidad esto conlleva, tanto para uno mismo como para con los demás.
Desde un simple juego hasta un hecho relevante en nuestro desarrollo, con nuestros amigos en estas primeras etapas de la vida aprendimos a guardar secretos como también a contarlo a quienes creíamos confiables. Compartimos aprendizajes a la par, dudas vergonzosas, como también primeras experiencias. ¿No es un amigo con quien descubrimos verdaderamente lo que es amar?
Imagen: Kaushiki Chowdhury en Unsplash
Más allá del amor a nuestros padres y familiares cercanos, con los amigos aprendimos a amar, por ende a descubrir lo que significa todo este magno sentimiento. Más allá de un deseo sexual, los amigos fueron nuestros primeros amores, y quizá sería bueno replantearnos esto para acomodarlos en nuestras listas de prioridades.
La amistad va más allá de janguear con alguien por la tarde y no pasar un día solo, se trata de la edificación, quizá más noble del amor.
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