“Pon de Replay”, la bienvenida de Rihanna al mundo

Celebridades Calendario 03 jun 2020 Nora Morales

¿Realmente hay alguien que le caiga mal Rihanna? Tal vez aquellos que detesten la fanfarronería sin pelos en la lengua que ha convertido en un sello desde sus inicios, pero a pesar de esto, Robyn Rihanna Fenty es sumamente carismática y con una personalidad que desde el minuto uno llamó la atención de Evan Rogers, compositor-productor, quien la descubrió en la isla caribeña.

Con tan solo quince años de edad que ella tenía entonces, Rogers recuerda la impresión que le causó Robyn cuando llegó a audicionar con él, cabe aclarar que la esposa de Rogers es barbadense e iban regularmente a la isla y como era conocido el hecho de que era productor y compositor las personas usualmente se acercaban a él. Robyn cantó “Dangerously in Love” de Beyoncé:

 

Ella tenía algo realmente único. Estaba haciendo algunas de las notas realmente complicadas de Beyoncé y llegando a algunas de ellas, no todas, pero había algo en su tono que realmente me llamó la atención, combinado con el hecho de que tenía una presencia increíble, incluso en su uniforme escolar con acné y pequeñas trenzas.

 

Así fue como Rogers llevó a Estados Unidos a Robyn y a su madre para comenzar a pulir aquello que habían visto, comenzando con su nombre artístico, Rihanna. Ya existía una Robyn sueca conocidísima, no era necesario confundir a los escuchas. Después de eso fue que decidieron crear una maqueta con cuatro canciones, entre ellas “Pon de Replay”.

Todo esto ocurría en 2005, y aunque Clive Davis pudo tener la exclusiva de Rihanna, al final terminó en las oficinas de Def Jam, con Jay-Z como el encargado de escucharla y dictaminar si una label de hip-hop debía de arriesgarse con aquella joven barbadense que entregaba como la canción principal un dancehall.

Jay-Z le contó a Rolling Stone sobre la audición:

 

Era obvio que estaba nerviosa. Ahora tiene mucha personalidad, pero no lo advertí en la reunión. Lo que percibí fueron sus ojos, la determinación. Era intensa… como Kobe Bryant. Supe que era una estrella.

 

Y así fue como tan pronto como Rihanna entró a las oficinas de Def Jam, no salió hasta las tres de la mañana porque Jay-Z y L.A. Reid no querían que nadie más la fichara, y ese mismo día firmó su contrato por siete álbumes.

Justamente esos ojazos verdes, que sin duda son parte primordial de Rihanna, es lo que llevó a una docena de personas a confiar en ella. Esa determinación, cuenta el periodista John Seabrook, nacía de la ansiedad de alejarse de un entorno traumático familiar, su padre era alcohólico y drogadicto, y varias veces Rihanna lo vio golpear a su madre, incluso romperle la nariz.

Para el momento en el que Rihanna estaba recibiendo su primera oportunidad en Barbados, su madre ya había corrido al señor Fenty por consumir crack en su hogar. Aun así, esa ansiedad de un amor ilimitado, el reconocimiento y huir definitivamente de la violencia, era aquello que la mayoría veía en sus ojos.

Tristemente lo que fue a encontrar en la fama, fue lo mismo que tenía en casa, sólo que esta vez ella era la mujer golpeada por un hombre con problemas de ira.

Parece que Rihanna ha tenido la maldición de los hits potentes, y los álbumes mediocres, al menos hasta que llegó ANTI (2016), álbum que aún en 2018 seguía en el top 200 de Billboard; no por nada, es conocida por ser la hit-wonder.

 

 

Todo comenzó con “Pon de Replay”, fue un éxito inmediato, nada espectacular, pero fue una gran bienvenida al mundo; el álbum, Music of the Sun (2005) tuvo ventas mediocres, nada comparables con su single principal. Y esta maldición continúo con ella, incluso en el bombazo que fue “Umbrella”, el álbum Good Girl Gone Bad (2007) fue vendido solo medianamente bien.

Y aunque Rihanna, hoy por hoy, además de haber dejado la música y estar concentrada en su faceta empresarial, tiene al menos una decena de hits que han llegado a niveles estratosféricos, “Pon de Replay” fue una piedra angular en su carrera.

Ya que era la canción perfecta para que se notara esa fanfarronería nata, y el tono peculiar de voz, que sin duda, hizo que tuviera a los mejores padrinos dentro de la industria musical, los cuales cada poco creaban campamentos de composición para mantener fresca la imagen de Rihanna.

Y es que aquí reside una de las grandes características de los artistas de inicios de siglo, Rihanna no tenía ningún tipo de talento superdotado, no tenía formación en baile y canto como Britney, no sabía tocar ningún instrumento, ni componer, sólo tenía esa determinación y fuerza que hasta hoy vemos en sus acciones.

 

via GIPHY

 

No es la típica estrella que dice que saca su dolor escribiendo canciones, Rihanna es la mujer que le da vida y personalidad a la música que un equipo de decenas de mujeres y hombre llevan a cabo, que ha logrado alcanzar el nivel que tiene por una fanfarronería que nadie puede fabricar en la industria, a pesar de que todo a su alrededor y debajo de ella sí fue manufacturado.

El hecho de que se invirtiera el suficiente dinero en ella para que cada nuevo álbum mostrara una imagen refrescante, y los compradores siguieran consumiendo a Rihanna hasta ser la figura de adoración que es hoy en día, habla mucho de todo lo que es la barbadense. Hay muchas personas con talento para todo, que inevitablemente se quedan tras bambalinas o desaparecen en el anonimato, porque no tienen esa chispa que la barbadense tiene.

Claro que una personalidad fuerte, combinada con talento para componer o producir, son las nuevas características que tienen las estrellas del pop, hemos regresado un poco a admirar los procesos personales e intuitivos de un artista. Pero sin duda, por muchos años la creación de estrellas manufacturadas con dinero tuvo su auge, y no había ni una sola en el mapa que no hubiera sido creada bajo este esquema.

Y aunque Rihanna en ANTI apenas tiene créditos de compositora entre al menos otras doce personas, ha dejado la creación de su música a otros, y literalmente sólo la interpreta, pero ha dejado un legado más hondo, que sin duda podríamos atribuirle a alguien que tiene más talento que ser ella misma.

Pero Rihanna es Rihanna, un modelo a seguir para millones, con una marca de maquillaje inclusiva con muchísimas ventas, y una línea de ropa interior de lujo, que la posiciona como la primera mujer negra en dirigir una casa de moda dentro del conglomerado LVMH Moët Hennessy Louis Vuitton. Que ha decidido alejarse de la música sin ningún pesar.

“Pon de Replay” fue el primer éxito, que sin duda no se compara a lo que fue “Umbrella”, pero que le dio la bienvenida a una idola barbadense que sin pelos en la lengua, que golpea con un micrófono a un fan que no la suelta, y toma en los Grammys en una anforita de diamantes.

Es una figura irrepetible, que ya es mucho más grande que su música.


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