En los últimos años, los cineastas parecen haberse dado cuenta de que las mejores historias del automovilismo están llenas de increíbles relatos que funcionan a la perfección para la pantalla grande. En 2013, la rivalidad entre Niki Lauda y James Hunt se contó en Rush: pasión y gloria, de Ron Howard, mientras que en 2010 mediante el documental Senna nos mostraron la historia del considerado mejor piloto de F1 del mundo, el brasileño Ayrton Senna.  

Ahora una nueva historia llega a los cines, mediante una carrera que envuelve emoción, peligro, alta velocidad, glamour, estrellas del cine y celebración con champagne, así son las 24 Horas de Le Mans que probablemente se trate de la carrera más bonita del mundo. Para una marca, ganar esta mítica prueba representa entrar por la puerta grande en la historia del deporte del motor. Es por eso, que al circuito de La Sarthe, Francia, donde se efectúa la carrera, no se va a conseguir una simple victoria.  

Ahora, casi 50 años después del lanzamiento de la clásica película estelarizada por Steve McQueen, Le Mans, es hora de que las carreras de resistencia tengan otra oportunidad de brillar en el centro de atención cinematográfica, a través de la exitosa carrera celebrada en el año 1966.

Aquel año, hubo una carrera especial, una empresa y lo más importante, un coche, que puso a Estados Unidos por primera vez en el escenario del automovilismo mundial. Después de que fallase el intento de comprar el imperio de Enzo Ferrari, Henry Ford II le declaró la guerra y nació Ford Total Performance. Leyendas del automovilismo como Carroll Shelby, Ken Miles, Bruce McLaren y Chris Amon aprovecharon la ocasión y encabezaron la campaña.  

Hablamos de una historia que marcó el rumbo de esta prueba, detonada por la rivalidad que se originó entre Ford y Ferrari. Todo inició en 1963, en aquel año Henry Ford II —como buen estadounidense— intentó comprar la marca del Cavallino Rampante, pero Enzo F. (propietario de Ferrari) engalanado en su traje negro y lentes oscuros, le dio un rotundo no, al puro estilo de un estereotípico malhumorado italiano. Claro, el gesto no le sentó nada bien al dueño de la marca norteamericana. Imaginamos la escena en donde el heredero del imperio de Ford juraba venganza en su despacho de Detroit en contra de aquel necio italiano. ¿De qué forma se vengaría Henry Ford II ante tal desplante? Tenía que ser en donde más le doliera. Qué mejor que hacerlo en territorio europeo y con un Gran Turismo. 

Entonces, ¿cuál sería la vendetta perfecta? Las 24 Horas de Le Mans. 

Es importante mencionar que Ferrari era absoluto dominador, había ganado cuatro ediciones consecutivas cuando el primer Ford aterrizó en Le Mans en 1964. La primera aparición del GT40 llenaba de algarabía a los estadounidenses, ya que pensaban que ese sería el bólido que venciera a Ferrari. Sin embargo, ninguno de sus tres autos consiguió completar las 24 horas, demostrando la superioridad de la marca de Enzo. Parece que más que una venganza se convirtió en una obsesión.  

Ante la rotunda superioridad de Ferrari, Henry Ford II se dio cuenta del reto y pidió refuerzos. Decidió confiar en el piloto y diseñador texano Carroll Shelby (además de diseñar el Cobra, también se le conoce por la línea Shelby de los Ford Mustang) y al piloto Ken Myles. Es la mejor decisión que tomaría y en 1966 los flamantes GT40 barrieron en La Sarthe. Hicieron el uno, dos, tres y, por si fuera poco, repitieron victoria en el 67, el 68 y el 69. La venganza había sido consumada. 

Christian Bale y Matt Damon son los responsables de depositar una dosis de alta nostalgia en la próxima película biográfica Ford v Ferrari (Contra lo imposible, como se conocerá en nuestro país) el más reciente esfuerzo de dirección de James Mangold, que ha estado detrás de la cámara de filmes como Walk the Line y Logan.  

La trama, además de hablar de aquella épica carrera, radica en Ken Myles (Christian Bale) quien tiene una personalidad complicada, pues dice las cosas como son. El Myles de Bale es un testarudo inglés que ama a su familia y al automovilismo; también es un veterano de guerra y por lo mismo es de los hombres que no teme en ensuciarse las manos, una ideología totalmente opuesta a los hombres adinerados y de pantalón largo, motivo que provoca fricciones con los ejecutivos de Ford. Y precisamente, esos son los puntos claves de por qué Ford vs Ferrari se convierte en un filme tan entretenido.  

Y es que, para encontrar la fórmula del éxito, James Mangold sabiamente construyó una historia alrededor de sus excelentes personajes y se apoyó del muy buen guión de Jez Butterworth, John-Henry Butterworth y Jason Keller. De buena manera Mangold juega con tantos elementos sin dejar caer a alguno: tenemos la relación de Myles con su familia, la hermandad entre Myles y Shelby (Matt Damon), el escrutinio corporativo, las carreras llenas de velocidad y hasta un astuto mensaje en contra de la mentalidad capitalista de Estados Unidos.  

Ford vs Ferrari es una fascinante historia real sobre pasión y trabajo, la cual llega y este fin de semana a la sala de cine.