El estreno de la esperada Lightyear está ocurriendo en estas semanas, una película que nadie esperaba pero que todos necesitábamos.
El filme pone en el centro a uno de los personajes más queridos de la infancia millennial. Con una edad ya lejos de la infancia, podemos entender aún más el mensaje cuando Buzz acepta que es sólo un juguete, y el posterior break down que sufre (todos en la edad adulta).
Sea como fuere, esta cinta se une a la fiebre del espacio, que estos últimos tiempos ha tenido muchísimo auge. Sobre todo cuando los millonarios comenzaron a viajar al espacio y los OVNIs comenzaron a ser más que una conspiración.
Por ello, y en el marco del furor espacial, hablemos de tres noticias que nos hacen sentir diminutos o extrañados con el mundo en el que estamos viviendo.
El viaje a infierno
Uno de los telescopios que más ha llamado la atención en los últimos tiempos es el James Webb, que está listo para operar en pleno rendimiento y la mejor manera de hacerlo es estudiar “el infierno”. Un planeta llamado 55 Cancri e, ubicado a 55 años luz.
En la agenda del James Webb para este verano está previsto el estudio de dos supertierras LHS 3844 b y el mencionado 55 Cancri e. El segundo de estos planetas ya lo conocimos de una recopilación de planetas-monstruo que la NASA hizo en 2019.
Se le conoce como el infierno por su proximidad con su propio Sol. Tan cerca que un año entero dura solo unas pocas horas. Tan cerca que la gravedad ha bloqueado un hemisferio bajo la luz del día abrasadora de forma permanente y el otro sumido en una oscuridad sin fin. Tan cerca que los océanos se evaporan, las rocas comienzan a derretirse y las nubes arrojan lava.
Toda la superficie es un inmenso océano de lava y su órbita sólo dura 18 horas.
Sin duda, muchos misterios aguardan en este planeta, y será de vital importancia para el estudio de los exoplanetas, así como la búsqueda de vida. Un verano fascinante para los aficionados a la astronomía.
100 mil dólares para estudiar OVNIS
Hablando de la búsqueda de vida, y seguida de la conferencia sobre “fenómenos aéreos no identificados” en el Capitolio, la NASA parece ser que no sólo está interesada en buscar formas de carbono en otras galaxias, sino también las que aparentemente visitan nuestro planeta.
Todo con un proyecto institucional que durará nueve meses, 100 mil dólares y un panel de investigadores para poner órden a “fenómenos” y traerlos de una vez por todas al mundo científico convencional.
Aunque pueda parecer sorprendente, históricamente hablando, la NASA ha mostrado muy poco interés por los OVNIs. Casi toda la investigación, monitorización y análisis de este tipo de fenómenos caía en las manos del Departamento de Defensa de Estados Unidos.
El motivo último de esto es sencillo: durante décadas la mayor parte de OVNIs realmente existentes eran, en realidad, operaciones militares de alguno de los dos grandes bloques militares e incluir a la NASA en todo eso implicaba compartir información reservada.
Pero ahora que las entidades privadas llegaron al espacio, todo ha cambiado, junto al nombre de los avistamientos, parece ser que este es el primer paso. “El estudio se centrará en identificar los datos disponibles, cómo recopilar mejor los datos futuros y cómo la NASA puede usar estos datos para avanzar en la comprensión científica de las UAP”.
Así pues, tal vez se vuelva aburrido un fenómeno que ha mantenido a la humanidad interesada por mucho tiempo, pero si es exitosa sin duda, echará luz a muchas cosas y tal vez descubramos la verdad que está allá afuera.
De Los Ángeles a Tokio en una hora
¿No ha sido suficiente ciencia ficción? No te preocupes, que la carrera espacial abriendo sus límites a las empresas privadas pueden traer muchos beneficios, incluso cosas tan locas como un avión hipersónico de Venus Aerospace.
La compañía con sede en Houston, Texas, compartió esta semana representaciones de un avión de pasajeros hipersónico llamado Stargazer que pretende construir para uso comercial.
El avión transportará a 12 pasajeros a velocidades de hasta Mach 9, que es apenas inferior a 7,000 mph. Para dar un poco de contexto, baraja la idea de volar de Los Ángeles a Tokio en 60 minutos, aunque a ese tipo de velocidades podrías volar a cualquier lugar que desees en esa cantidad de tiempo.
Mientras que Venus Aerospace está describiendo el Stargazer como un “avión espacial”, su altitud máxima será de 170,000 pies (alrededor de 52 kilómetros), muy por debajo de la línea Kármán, el punto a 328,000 pies (100 kilómetros) sobre la Tierra que generalmente se considera el punto donde comienza el espacio.
No está claro cuándo Venus Aerospace espera tener listo un prototipo a gran escala o, de hecho, cuándo imagina que el avión podría estar listo para el servicio comercial. Dice que también espera construir un dron hipersónico, aunque aún no se han lanzado representaciones para ese vehículo en particular.
Es decir, pura ciencia ficción creada por esta empresa conformada por veteranos aeroespaciales, militares y de investigación y desarrollo.
Lo cierto es que los adelantos científicos están llenos de ciencia ficción, por lo que no hay que echar en saco roto cualquier idea, por más loca que sea. Simplemente, la empresa Boom continúa con el trabajo en el desarrollo del Overture, un avión supersónico diseñado para transportar hasta 75 pasajeros y volar a velocidades de Mach-1.7, aproximadamente el doble de la velocidad de los aviones más rápidos de la actualidad.
Si bien todavía tiene mucho trabajo de diseño y pruebas por delante, United Airlines está tan interesada en el plan de Boom que ha acordado en principio comprar hasta 50 de los aviones con el fin de ponerlos en servicio comercial en 2029.
Veámos cómo se desarrolla el mundo de la ciencia ficción en la que vivimos.
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