Hace poco todos los levantamos con la noticia de que el fundador de Twitter, Jack Dorsey, vendió su primer tuit en la red social por $2,9 millones de dólares, y después de un año en pandemia y de que casi lo último que nos dieron las ferias de arte fue un plátano pegado a una pared, no sorprende tanto.
Siempre hay gente rara en el mundo, que tal vez inusitadamente se vuelve millonaria por ideas tan bizarras como vender tweets o plátanos pegados con cinta de aislar, pero si nos ponemos a mirar de cerca, ¿en realidad qué estamos mirando cuando hablamos de NFT y arte digital?
Cuando alguien decidió comprar el primer tweet de Jack Dorsey, no iba a obtener una foto impresa firmada por el autor, ni siquiera un certificado como en la vieja escuela, sino que recibió un token digital (o vale digital) conocido como NFT.
Pero vamos por partes, ¿qué es un NFT? NFT son las siglas en inglés de token no fungible, en economía un activo fungible es algo con unidades que se pueden intercambiar fácilmente, como dinero. Con dinero, uno puede intercambiar un billete de 20 pesos por dos monedas de 10 y tendrá el mismo valor.
Sin embargo, si algo no es fungible, eso es imposible: significa que tiene unas propiedades únicas, por lo que no puede ser intercambiado.
Es decir, puede ser una casa, un tweet o la Mona Lisa, alguien puede llegar y tomarle una foto (o un screenshot), o replicarla pero sólo existirá un cuadro original, tomando el ejemplo de la obra de Da Vinci.
Los NFT son un activo "inimitable" en el mundo digital que puede ser comprado y vendido como cualquier otro tipo de propiedad, pero no tienen forma tangible en sí mismos. Estos tokens digitales pueden ser entendidos como certificados de propiedad de activos virtuales o físicos.
Así pues, las obras de arte físicas son valiosas porque son únicas, pero con los archivos digitales no ocurre esto, pueden ser duplicados hasta el infinito; en este sentido, con un NFT este arte digital puede ser tokenizado para crear un certificado digital de propiedad que puede ser comprado y vendido.
Como primo hermano de las criptomonedas, no hay dinero físico, sino un registro de quién posee lo que está almacenado en un libro de contabilidad compartido como el blockchain. Y no puede ser falsificado porque este libro es mantenido por miles de computadoras en todo mundo.
Por lo que en realidad no es que tú al tener el token del primer tweet de Twitter se elimine o puedas cobrarle a las personas que lo copian y distribuyen, sino que tú al poseer el NFT tienes un token que prueba que tú eres eres propietario de la obra “original”. Casi como una copia firmada.
En realidad, cualquiera puede tokenizar su trabajo y venderlo como un NFT, como se puede comprobar en https://v.cent.co/, pero aquí el punto y lo que hace que cueste millones es el valor que alguien le da porque siente cariño o por la mediatización. O simplemente como una cuestión histórica, como el primer tweet de la red social.
El 19 de febrero, un Gif de Nyan Cat, el famoso meme de 2011 de un gato con cuerpo de galleta volando, se vendió por más de $500 mil dólares; incluso Grimes vendió una colección de obras digitales por más de $6 millones de dólares.
Claro que todo parece que la novedad y los mismos involucrados han estado inflando la burbuja, y en algún momento va a explotar, o no, como las criptomonedas.
Todo depende de cuánto valor le den las personas interesadas en el mundo del arte, al final, hay personas que adquieren danzas performáticas o un clip desdoblado, porque lo que el valor a aquellas obras de arte es un certificado de que tiene valor, más no un valor intrínseco como si habláramos de oro.
Por lo que, ¿realmente hay diferencia entre lo que vende una galería de arte contemporáneo actual a vender tweets u obras de arte digitales?
Mantente conectado con lo que pasa en el mundo con la mejor tecnología a unos clicks de distancia, da click AQUÍ para conocer más.
FOTO: Primer tweet de Twitter escrito por su creador Jack Dorsey